Helena parecía fascinada con lo que sea que Brad estuviese haciendo con materiales que parecían ser reciclados, y no me molestaba, porque no estaba pendiente del niño, sino de lo que hacía, lo que estaba muy bien, era muy pequeña para comenzar a interesarse en los chicos.
—Ellos se llevan bien ahora de Bradley dejo de subestimarla —Tom llegó junto a mí con una cerveza en la mano, una bienvenida cerveza que no estaba nada mal teniendo en consideración el húmedo y agobiante calor de Tampa—. Si Sofí y tú decidieran quedarse, podríamos encontrarles algo cera y ella tendría un amiguito cercano con quien crecer.
Miré a mi amigo y no me tragaba ese cuento, a él le había agradado Helena, su puntería privilegiada y sus habilidades en el combate, estaba jugando al casamentero solo porque era un militar que no podía sacar su mente de la estrategia.
O tal vez era yo el que no podía sacar mi mente del padre protector que era, porque había demasiados niños queriendo llamar la atención de mi hija... ¿y si el bebé que estaba esperando Sofí era otra niña? Mi vida sería un infierno ¿Cómo iba a arreglármelas con dos bellas mariposas y todos los buitres que las rondarían?
No, necesitaba un aliado en esta contienda, un hijo me ayudaría a mantener las cosas a raya, me ayudaría a mantener a los chicos alejados de su hermana.
—Tenemos una vida en Chile, un negocio, nuestras familias, amigos, por no mencionar que no creo que quiera quedarse en el mismo país que el psicótico de su abuelo una vez que sea declarado culpable por todos los malditos cargos que le podamos implicar.
—Si es que llegamos a la parte civilizada del plan, puede que su abuelo simplemente ya no sea un problema.
—Y si eso sucede, no quiero que se quede en un lugar que se lo recuerde. Ella es increíblemente fuerte, Tom, pero aun así quiero protegerla, incluso de malos recuerdos.
—Bien —se encogió de hombros—, solo decía que sería un cambio agradable tener a Brad jugando con alguien que le baje los humos. Hell parece una experta en eso.
El sobrenombre lo hizo reír, nadie llamaba Nena a su pequeña, decían que sonaba demasiado dulce, y ella era un infierno con alguna de sus pistolas de juguete en las manos. Incluso los amigos Marines de Tom que se habían reunido hace unos días para hablar de los pasos a seguir en nuestro plan de acción, habían quedado impresionados con la puntería de mi bebé cuando hicimos algo de tiro al blanco con unas botellas vacías.
Un padre normal no dejaría que su hijo jugara con armas, incluso se trataba de una de juguete, pero habíamos establecido que nuestra familia no era normal, para nada, y, si las cosas llegaban a ir mal, si solo podíamos ganar a medias, porque perder no estaba en la lista de posibilidades, tendríamos que pasar el resto de nuestras vidas mirando por encima del hombro y era bueno que ella tuviera algunas habilidades letales para usar si llegábamos a eso.
Era bueno que ella pudiera defenderse, que la tomaran en serio incluso siendo una niña.
—¿Has hablado con tu esposa? —preguntó Tom, sacándolo de sus ensoñaciones.
—Muy poco, estamos tratando de limitar la conversación para no causar sospechas —y era como si le abrieran el pecho y le pusieran sal directamente en la herida, una cosa tener que estar lejos y otra, totalmente insufrible, era casi no saber nada de ella—. Es lo que debemos hacer, pero, joder, no tienes idea de cuánto me está costando.
—Te entiendo, y debe ser mucho peor ahora que sabes que está conociendo a los enfermos de mierda que quieren quedarse con ella.
Mucho, mucho peor. Tom le estaba poniendo un poco de limón también, sí, justo ahí donde más le dolía, en la herida expuesta.
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Intercambio de Corazones 6.5#LR
Literatura Feminina¿Cómo explicar que, no quieres, pero debes dejarlos? ¿Cómo hacer que entiendas que no es que hayas dejado de amarlos, sino que es por lo mucho que te importan que tienes que hacer esto? No puedes, no debes decir nada porque intentaran detenerte, q...