Capítulo 13°: Bonita.

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Miré con un profundo ceño fruncido como Samuel huía de la habitación como si lo persiguiera el diablo, después de todo no era el abuelo, sino mi marido disfrazado de doctor... y, sí, que era bastante para procesar, incluso para mí, pero no daba tanto miedo ¿o sí?

Bal me lanzó una de esas miradas de "¿pero qué carajos?" y me encogí de hombros, pensando que la confusión era por la actitud de Samuel, pero, oh, estaba tan equivocada.

—¿Has visto alguna vez una foto de tu padre? Ese tipo era como su copia idéntica ¿Tenía un hermano gemelo o algo? Oh... es su hermano no reconocido y del que nadie sabe pero que quiere ayudar para vengarse del padre que nunca lo aceptó, te lo apuesto.

Esta vez fue mi turno de hacer la mirada "¿qué mierda?"

Ah, pero nunca había visto una foto de mi padre, estaba enojada con él antes de que Samuel me hablara mil maravillas del hombre que siempre me quiso y por eso debió permanecer lejos de mí.

—Eso tiene sentido —había dicho que era quien mejor lo conocía, que no eran amigos, pero incluso había llegado a proponer un nombre para mí, por supuesto que debía saber sobre su única sobrina.

Pero eso no me quitaba la sensación extraña del pecho, esa que me había causado la mirada de Samuel, tan familiar, ahora tenía a qué atribuírselo, y aun así... no acababa de calzarle del todo en la cabeza. Tal vez tenía que ver con el hecho de ser rubia.

—Te juro que si no hubiese visto las imágenes del accidente... diría que era el fantasma de tu papá, cariño.

—No es un fantasma, también lo pensé, pero me ayudo a llegar a mi cuarto cuando estaba a punto de desmayarme sobre mi vomito. Los fantasmas no hacen eso, no te pueden tocar, son como Patrick Swayze en Ghost.

—Eres como una estrella de rock de los ochenta, mariposa —se acercó para sentarse junto a mí en la cama y darme un tierno beso en la nariz—. Me acuerdo de lo bien que podía lidiar con tus nauseas.

—Eras el mejor —acaricié su nariz con la mía—, pero eso no quiere decir que puedas hacer estás cosas, puedo lidiar perfectamente con mi cuerpo vuelto loco por las hormonas, yo misma decidí meterme en este lío.

—Ambos lo hicimos y, sí, sé que no estoy siendo todo lo prudente que debería, pero es que... es tan difícil estar lejos.

—Lo sé —Bal era quien mejor podía entenderme en estos momentos, ya que ambos nos veíamos apartados de las personas con quienes queríamos estar. Yo de él y Nena, él de mí y este bebé—, pero mi abuelo había llamado para avisar que venía y si no hubiese sido por la tormenta... no sé qué es lo que habríamos hecho.

—Confiaba en que el clima fuese nuestra perfecta tapadera, además, nunca hemos pasado una noche de lluvia lejos del otro.

Eso me hizo sonreír, era cierto, no recordaba una sola noche de lluvia en que no hubiésemos estado juntos. Teníamos tantos recuerdos, una vida entera en tan solo siete años, pero no era suficiente, quería que fueran muchos más, quería que las cosas volvieran a la normalidad, nuestra normalidad, con los dramas cotidianos de una familia, las discusiones, las reconciliaciones, pero serían nuestras y no esta farsa de mierda que nos estábamos obligando a vivir.

Bal tuvo que ver la angustia en mis ojos, porque me abrazó y comenzó a susurrar palabras tranquilizadoras contra mi cabello. Puede que todo a nuestro alrededor fuese una enorme incertidumbre, pero, si de algo tenía seguridad, era que no perdería esto, no lo perdería a él, en ninguna circunstancia.

♥♥♥

Sofí se había dormido, pero no en calma, fuese lo que fuese que estaba pasando por su cabeza, no lo compartió conmigo y eso, a veces, me asustaba más que el hecho de dejarla sola en esta jaula de leones, porque sabía que estaba dispuesta a lo que sea por alcanzar su objetivo de volver a casa y recuperar nuestra vida.

Intercambio de Corazones 6.5#LRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora