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—Te llevo.— Me dice Valentín resfregandose los ojos.

—No, me pasa a buscar Pía, está en camino. —Le sonrío.— Gracias igual.

—Gracias por quedarte anoche. Bananas te lo agradece también. —Reímos.

—Es hermosa.— Me agaché para acariciarla ya que estaba entre los dos con carita de dormida.

Varios minutos después me llega un mensaje de Pia diciendome que estaba afuera.

—Pía está abajo.— Digo después de bloquear el celular.

Nos acercamos a la puerta y la abrió.

—¿Nos vemos otro día? —Preguntó apenas crucé el umbral. 

—Valen...prefiero que arregles tus problemas y después hablemos. No quiero tener problemas con nadie y tengo miedo. Hablame cuando tengas todo solucionado. Chau, Valen.— Me acerco y le doy un beso en el cachete y bajo por las escaleras para no tener que esperar el ascensor.

No me importaba cuantos pisos eran, pero necesitaba un momento para pensar en todo lo que había hecho porque no lo podía creer.
Había rechazado a Valentin Oliva dos veces en menos de veinticuatro horas. Me sentía bien para ser sincera.

(...)

Una semana.
Dos semanas.
Tres semanas...y ni un mensaje de Valentín.
Suspire cansada. Había estado esperando un puto mensaje de él todos esos días y nada.

Me mataba la cabeza pensando en que él habló con su ex novia y que lo haya manipulado para  que vuelvan. No podían estar juntos de nuevo. No podían.
Es que, tampoco podía pensar en Valentín siendo tan estupido para volver a caer en las boludeces de esa celosa maniática.

Y tampoco yo había terminado con Valentín. Y es que, ni siquiera, había arrancado a hacer todo lo que quería con él. Y necesitaba hacerlo. Pero ya daba todo por perdido.
Mínimamente, le iba a decir quien era. Le tenía que decir que soy Sirena si es que volvió con su novia. No me podía quedar con la boca callada después de que hice todo esto. Claramente tenía que saber con quien se había metido.
Pero pensando en frío, era una mala idea. Si Samira ya no me quería...si sabe que soy Sirena me mata y estoy segura que si lo sabe, yo no reaccionaría de la misma manera. Pero tampoco esperaba encontrarme con ella y que sepa de mí existencia. Solamente quería molestar a Valentín y que sepa que conmigo no se puede meter de nuevo, pero había algo que me dejaba intranquila y era Samira.

No creía a Valentín capaz de pegarme o hacerme daño de esa manera, pero tampoco estaba cien por ciento segura. Pero si estaba segura de que a Samira no le importaría y si me mata a golpes mejor para ella.
Todo cambiaba con la llegada de ella. Porque ahora si no estaba segura de lo que quería hacer. ¿Seguir o no?¿Arriesgarme o quedarme en el molde? De todos  modos, hasta que Valentín no me hable no podia hacer nada al respecto.

Pía y yo salíamos a bailar, las dos solas porque las otras no tenían ganas.
Así que estabamos en su casa, preparándonos para salir. Delante nuestro habia un espejo gigante en el cual las dos nos estábamos maquillando y escuchando música y cantábamos a todo pulmón los temazos que habia en mi playlist.
Un celular suena y Pía corre a ver si es el suyo.

—Es el tuyo. —Me dice y la miro como si me importara.— ¿Miro?

—Bueno, como quieras.— Me encogo de hombros.

Pega un grito y la miro asustada porque casi hace que me arruine el delineado.

—¿Qué te pasa, enferma?— Le dije riendo.

—¡Te hablo!¡Valentín te habló!— Señaló el celular.

Corri hasta donde estaba ella y miró el mensaje desde la barra de notificaciones.

—¿Qué te dice?— Me pregunta entusiasmada.

—Que vio que voy a salir y si nos vemos allá.— Rode los ojos.— Le voy a decir que no.

—¡No! —Puso sus manos en mi celular. —Kela, no podes decirle eso. Vos le dijiste que te hable cuando arregle sus problemas y seguro ya los arreglo y por eso te dice de verte.

Bufe, tenía razón. Pero me molesta que haya tardado tanto en hablarme.

—Bueno...le digo puede ser. ¿Mejor?— Asintió.

—A nada... —Vuelve al espejo.

Nos terminamos de preparar y nos tomamos un Uber hasta el boliche. Habiamos tardado demasiado porque boludeamos muchísimo.

Llegamos y por los contactos de Pía, entramos gratis. Amaba ser amiga de ella, tenía conocidos por todos lados y no le daba vergüenza pedirle favores a nadie.

No había visto a Valentín y tampoco quería buscarlo o parecer que lo busco, no quería parecer interesada en él. No se lo merecía, aunque haya estado semanas esperando que me hable, ahora, no quería estar pendiente de él.
Hasta había perdido la esperanza de que me vea o encuentre o siquiera se acerque, eran las cuatro y media de la madrugada y no lo había visto, lo poco que había estado mirando a mi alrededor para ver si lo veía. Y me estaba poniendo un poco de mal humor eso, porque por dentro...tenía ganas de verlo también.

Pía me señaló con la cabeza detrás mío y cuando volteé Valentín se estaba terminando de acercar a mi, me sonrió.

—Hola. —Me dijo y me dio un beso en el cachete.

—Hola.— Respondí.

—Estás enojada,¿no? 

—Mmmm...un poco.

—Me imaginé... igual me dijiste que te hable cuando arregle todo.

—Ya sé... —Bufe.

—Pero te hablé.— Me sonrió y asenti mordiendome el labio. —¿Querés venir a casa a dormir?

—Estoy con Pía sola.— Dije señalandola,y es que, no la iba a dejar sola.

—La llevo a su casa y vamos a la mía.— Me da una solución.

—Bueno, dale. Quiero ver a Bananas. —Sonreí.

—Hay una sorpresa, ya la vas a ver cuando vayamos.— Sonrió ampliamente.

🌫
malardo,no, lo que sigue.

revenge ; wos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora