Capítulo diecinueve

672 33 1
                                    

Desde que Rama abandonó la casa de Mar, no hay momento en el que la petisa no intente localizarlo.

Está bien, ella lo dejó... pero no tenía una buena sensación de la manera en la que se fue a quien sabe dónde. Lo único que hizo fue dejarle a su mejor amigo Tacho un mensaje de voz diciéndole que se iba a ir por tiempo indeterminado a un lugar indefinido y que no lo lla llamaran por nada de el mundo: el estaría bien.

Ramiro estaba viajando y viajando, siguiendo pistas sobre viejos adeptos a CC que no fueron capturados o no estaban muertos. No estaba muy seguro de qué buscaba, pero tenía una corazonada.

Una corazonada, o una certeza: sabía que muchos miembros de CC no habían sido capturados. Tranquilamente podrían haber secuestrado a Santino para desatar la angustia y la guerra en la familia. Quizá sean ellos intentando quebrar a la familia para apoderarse de los relojes.

Luego de tanto recorrer, dio con un viejo matón de esa organización.

El incansable Ramiro Ordóñez... ¿Cómo habrá hecho para llegar hasta esta gente?

El matón llamado Laureano entró a un bar donde casualmente estaba Rama, camuflado claro, puesto que lo iban a reconocer aunque hayan pasado casi quince años.

El ex integrante de Corporación Cruz se sentó en una mesa cercana a Sensibilidad, donde al rato llegó un tipo que él supo reconocer bien: Charly.

"¿Pero éste no estaba muerto?" Pensó Rama.

L - Charly, viejo... Los años no te hicieron justicia.

C - Cállate, Andrade. Ajustate al tema que vinimos a tratar.

L - Seguís igual de aburrido...

Charly bufa y continúa hablando.

C - El paquete...

L - Bien alimentado y muy insoportable.

El Dubitativo no podía creer lo que escuchaba. ¿El paquete? Sin duda hablan de Santino.

Le costó muchísimo disimular las ganas que tenía de enfrentar a aquellos dos, pero se contuvo: si sabe que lo siguen se moverán fuera de su radar y perderá todas las pistas que tiene.

C - ¿Porqué sos tan estúpido? Te pregunto si ya lo fueron a retirar.

L - No, tu amiguito es bastante impuntual.

C - ¿Sabés que? Creo que poner ese paquete en tus manos fue demasiada responsabilidad.

L - Vení a verlo y vas a ver que está mejor que en su casa.

Los dos hombres siguieron charlando hasta que se levantaron de la mesa para irse de aquél bar.

Rama los siguió.

Mientras tanto, en casa Morales Romero...

Jazmín estaba cocinando tranquilamente cuando de repente se detiene y de golpe se arrima a la pared.

El silencio reinaba en el hogar de nuestra Gitanita.

El reloj de Escalada. Un bebé. Llanto y desolación. Una marca de nacimiento.

¿Una visión?

Continuará...

ᴘʀᴏᴍᴇsᴀ [ᴄᴀsɪ áɴɢᴇʟᴇs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora