La Quiero Con Locura 😍

Capítulo 20

A partir de ahí, hablamos intensamente hasta casi las seis de la mañana.

Me contó que tenía que hacer unos trabajos de verano y estaba apurando demasiado porque los tenía que entregar pronto así que se estaba quedando esa semana hasta tarde.

Hablamos sobre su gato, queen, me pareció impresionante que le pusiese ese nombre y más sabiendo que era por el cantante.

Hablamos sobre temas banales, un tanto de nuestros gustos, aficiones, le pedí comer mañana y ella aceptó, hablamos quedado a las 14:15 en su casa, me dijo que por temas de que ella no encontraba buenos restaurantes vegetarianos.

Me sorprendió que fuese vegetariana y ella me explicó que amaba a los animales y que estaba totalmente en contra de esas matanzas, y sabiendo que había una forma de pararlo (al menos por su parte)  no dudó en dejar de comer carne y pescado, de manera indefinida.

Me paso la dirección y me dijo si sabía cómo llegar y le dije que ningún problema.

Ademas sacamos temas de coña,  cual era su superpoder favorito, que quería ser de pequeña, compartimos un par de fotos, ambas con unas ojeras desmesuradas.

Me dijo que últimamente no tenía tiempo ni para comer, que no le daba la vida con los trabajos de verano y que todo ello era porque una profesora se había empeñado en que tenía más potencial del que su nota exponía y básicamente le obligó a hacer un trabajo por tema, con lo cual casi una docena de trabajos una auténtica locura.

Su tiempo era sumamente escaso y se notaba al escribir ya que se comía la mitad de las palabras, estaba muy cansada y aún así seguía hablando conmigo.

Y aún así me dedicaba su tiempo, era tan mona.

¿QUE COÑO ESTAS DICIENDO NATALIA LACUNZA? —me reñegaba ami misma.  Hace menos de veinticuatro horas pensaba que era una persona oscura y misteriosa, lo sigo pensando pero ese misterio me parece demasiado atrayente y lo único que quiero descubrir son los secretos que hay detrás de sus preciosos ojos.

Sin darme cuenta caigo dormida.
Me despierto a las tres horas algo desorientada.

Al menos había dormido algo esa noche, aunque no demasiado, pero a estas alturas una hora ya era demasiado para mi.

Baje a desayunar  y había una nota en el Frigo como que no querían despertarme y se habían ido al centro comercial, que África estaba en las clases de conducir y que Elena se había ido con un amigo de no sé que de un campeonato.

Un, ¿campeonato?, porque nadie me dice nada, desde cuando Elena va a campeonatos.

Ya le preguntaria más tarde por ese tal chico y sobre todo por el campeonato.

Me prepare el desayuno, eran las nueve y cuarto de la mañana.
No tenía muchas ganas de comer nada pero me obligue a mi misma a hacerlo.

Pasadas un par de horas consumida por el aburrimiento salí a correr, hacia unos treinta y pico grados, pero encantaba salir a correr por las mañanas.

Desde que empece la Universidad hace ya un largo tiempo lo hacía debido a que mi uni era por la tarde.

Salí a correr y 11  kilómetros despues me senté en un banco exhausta.

Compre una botella de agua en un kiosco y cuando me la estaba acabando de beber una mano pequeña se poso en mi hombro, provocando un gran susto en mi, pero de repente escuche una risa que conocía, demasiado bien diría yo.

-Hola, ¿que haces aquí? - me gire, alucinando con quien se encontraba  justo detrás de mi, detrás de mi banco.

Su perfume invadió mis fosas nasales.

No pensaba escuchar su voz de nuevo tan pronto.

Me di la vuelta y le mostré una de mis mejores sonrisas.

Lo siento, lo siento lo siento, exámenes, notas, viajes, una puta locura pero estoy de vuelta nenis y no me vuelvo a ir hasta septiembre asique preparar palomitas y pañuelos que se viene.