c a p i t u l o. 10

40 22 0
                                    


Mí boca se había secado, la garganta me picaba, y mi corazón trabajaba muy rápido.

Retrocedí, pero empuje algo, antes que pudiera saber que hice. Un ruido se escuchó por toda la pequeña habitación.

Un gruñido escalofriante me saco de mí paralice.

Rápidamente gateo a una esquina y agarro una botella con una sustancia bordos, me la vierto en todo mí cuerpo apresuradamente, y me quedo quieto.

La sombra de la criatura me indicaba que se acercaba.

Contuve la respiración.

Miré de reojo la puerta, se había abierto más, pero nadie la había empujado, podía ver la boca de la criatura y sus dientes, asomarse lentamente. Parecía estar olfateando.

Cerré los ojos, rezando en mí mente que no me oliera, aunque podía sentir el ruido de la bruta respiración del mounstró. Trate de tranquilizarme.

Pensé que moriría.

Qué mí plan fallaría.

Pero un nuevo rugido distrajo a la criatura y atrajo más mí curiosidad.

La lagartija gigante se apartó de la puerta y se alejó. Me acerqué un poco a la puerta una vez vi que su sombra desaparecía.

Había sido el mismo rugido que el de la criatura, eso significa que hay más de esas cosas aquí.

No asomé mí cabeza para que otra de esas cosas viniera de nuevo. Me mantuve escondido.

Miré en dirección al cuerpo que yacía en el suelo.

Le había succionado el alma.

Y lo más extraño era que le había mordido todo el cuerpo.

¿Porque?.

Mantuve mí distancia de la puerta y la volví a cerrar para que no viniera de nuevo ese bicho.

Agradecido que no hubiera ventanas en este cuarto, lo que parecía ser más donde guardaban todos los químicos, lo que me había sido útil.

Atrajo mí maletín a mí y me quedé quieto en una orilla. Rodeado de oscuridad.

Había sido mucho por un día.

Había presenciado un asesinato y casi ser comido por una criatura sobrenatural.

Porque no hay lagartijas o lagartos así en este mundo.

Necesitaba dormir, aunque lo dudase, no después de lo que había visto hace un momento.

Estaba por cerrar los ojos, pero los abro al caer en cuenta de algo importante.

Eh visto al mounstró, uno que al parecer hay más, y no tengo la marca que la señora Evans posee. ¿Como es posible que pueda ver a esas creaturas?.

Era la primera persona que veía al mounstró y que vivía aún.

Suspiró y dejó caer mí cabeza en la repisa. Acomodandome.

Mejor mañana sigo pensando. Quiero dormir ahora.

Cierro los ojos y relajo mí cuerpo tenso. Aunque existía la posibilidad de que no los volviera abrir. Trate de dejar mi mente en blanco.

(...)

Un fuerte olor a nafta me saco de mí profundo sueño.

La oscuridad en el cuarto me hacía difícil saber si había salido el sol y que no hubiera peligro.

Gruño entre dormido y me pongo de pié. Despacio, abro apenas la puerta, un rayo de luz me golpea en los ojos, haciendo que los cierre automáticamente.

Los Crímenes De Matthews© Terminada✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora