c a p i t u l o. 16

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—¿Porque nos vamos?

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—¿Porque nos vamos?

Carlos con un movimiento de cabeza me indico que mirara hacia arriba.

Extrañado, hago lo que él me dice, me sorprendo al ver como nubes oscuras comienzan a moverse, parecía que estaban llenas de agua. Un trueno se hizo escuchar a lo lejos. Se venía una tormenta.

Ayudo a la señora Evans a guardar las cosas en la canasta, con el mantel, lo uso para proteger a la pequeña Zoé de la lluvia.

Caminamos a grandes pasos de regreso a la casa del chico.

Aún en mí cabeza seguía estando esa incógnita. ¿Qué había pasado con el tiempo?.

Si una tormenta se acercaba. La oscuridad también y las bestias saldrían de sus escondites a cazar.

Era el ambiente perfecto.

Había que llegar pronto a la casa de Carlos.

Otro problema se sumó.

Las trampas no tendrían el efecto que estaba buscando si había una tormenta. Todo se estropearia.

Las personas comenzaban a refugiarse en sus casas, tal vez también sabían que los mounstros saldrían, por lo que el pueblo se encontraba desierto.

Entramos rápido a la casa, pequeñas gotas nos habían agarrado en el camino, pero gracias al mantel pude proteger a la nieta de Néstor.

—¡Dios! —suspiro la señora Evans, dejando la canasta encima de la mesa—el clima cada vez está más tormentoso.

Como en las caricaturas, encima de mí cabeza comenzaron aparecer signos de pregunta, pero no literalmente.

—¿Qué quiere decir señora Evans? —pregunte intrigado.

—Carlos puedes llevar a mí nieta a otra habitación —dijo el hombre mayor — tiene que tomar su siesta.

Obedientemente el dueño de la casa se llevó a Zoé consigo. Quedándonos solo Néstor y la señora Evans y yo en la cocina.

—Sabia que no resistirias a investigar más —se sentó en una silla — parece que todo esto te está afectando.

No le iba a decir la verdad.

—No pararé — solté — si es lo crees.

La mujer mayor a mí lado, se acercó a Néstor, colocándose detrás de él y dejando una mano en su hombro.

—Sabiamos que tu plan era ir al bosque — dijo, dejándome sorprendido — eres muy malo mintiendo Ashton.

Esa mujer parecía como si supiera leerme bien.

—Lamemto a verles engañado.

—¿Qué fuiste hacer al bosque?.

¿Les digo la verdad o me invento algo?

—Explore y planifique..

—¿Un ataque?.

—En una guerra primero debes saber de tu enemigo — miré a los dos ansianos — eh hice unos experimentos, de los que tal vez no logré obtener resultados, gracias a la tormenta.

—¿Quieres comenzar una guerra? —dijo asombrada la mujer detrás de Néstor. Llevándose una mano a la boca.

—Les han arrebatado su libertad —dije serio — perdieron a gente que aman y están atrapados aquí para morir — niego y los miro con furia — ¡Deben luchar!

Doy fuertes pasos hacia ellos y miro con asco y furia disimuladamente a sus sombras.

—¡No voy a dejar que sigan matando! —mire a sus dueños — aunque pierda la vida por ello.

Sus ojos temerosos hacían que mí corazón se estrujara de dolor.

—Perdonen por averles gritado —solte un suspiro de fatiga.

—Ashton —dijo suavemente la mujer detrás del señor Néstor — nuestras almas están perdidas.

Impulsado por el coraje. Lo dije.

—No señora Evans — nege— no hay almas perdidas.

Les doy la espalda y salgo de la cocina, sin decir nada más, camino al cuarto de Carlos y me sorprendo al ver un bulto en la cama. Sin poder evitarlo una sonrisa se me formó, cierro la puerta detrás de mí y me acerco a la pequeña niña que descansaba en la cama.

Era la pequeña Zoé, al parecer no hacía mucho que se había quedado dormida.

Aprecie su rostro inocente y lleno de paz, me arrodilló en el piso y me le quedó viendo, su cabello negro y lacio, un adorable rostro que podría desarmar a cualquiera, por poco parecería ser un ángel caído del cielo.

¿Cómo alguien tan inocente puede sobrevivir a tanta oscuridad?

Desde el primer día, en sus ojos hubo un brillo de esperanza, siempre parecía que su cuerpo desprendía una luz cálida.

Un pie sobresalía de la cama, lo meto dentro de las colchas, ella se estremece al sentir la diferencia de temperatura.

Apoyo los brazos en las cálidas colchas y dejó reposar encima mí cabeza, espero asta encontrar una cómoda posición, seguro después tendría todo el cuerpo acalambrado. Pero después me preocuparía por eso.

Mí mente después de tantos acontecimientos, podía tranquilizarse un poco, gracias al calor y paz que transmitía la niña.

Me había olvidado lo mucho que extrañaba esto. Dormir sin ninguna preocupación y no sentir que un montón de vidas caen sobre tus hombros.

Lentamente mis ojos tentados por la sensación, se cerraron, y la oscuridad me invadió.

Esa voz de nuevo me despertó.

Ashton no bajes la guardia, que ellos están con la gente que amas.

Involuntariamente mis ojos se volvieron abrir y sin que lo tuviera previsto.

Un grito resonó en toda la casa.

¡La señora Evans!


Nota de la Autora: Otra vez un capítulo corto, es que no tenía mucha inspiración.
¿Quién será la voz?.
Otra vez la misma pregunta.
Los monstruos salieron a cazar. ¿Qué pasara?.
¡Que comience la acción!

Los Crímenes De Matthews© Terminada✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora