c a p i t u l o. 14

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Todos soñamos con tener con un súper poder, pero jamás espere que ver y hablar con los muertos fuera uno de ellos

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Todos soñamos con tener con un súper poder, pero jamás espere que ver y hablar con los muertos fuera uno de ellos.

Carlos permanecía sentado a mí lado, miraba con suma tristeza, su labio inferior temblaba levemente y apretaba con delicadeza el marco del portarretrato.

Dude si decirle o no lo de su hermana.

Arrugo el ceño.

¿Porque aún seguía su espíritu en tierras mortales?.

Chico —digo y lo miro con comprensión —tienes que saber que quienes nos aman nunca se olvidan y siempre estarán con nosotros —le sonrió — ella siempre estará aquí —apunto con el índice su corazón.

Él desvía su atención de la foto a su pecho y voltea a verme. Sus ojos estaban inchados, las lágrimas contenidas, parecían causar el leve rojo en sus ojos. Su mirada trasmitía dolor, como si hubiese estado guardándolo desde hace tiempo.

—Fue mí culpa —murmuro y su voz parecía estar a punto de romperse.

¿Porque me dice esto a mí?

—No te culpes, porque no es así, nadie tiene la culpa de que ocurra esto —pongo mí mano en su hombro.

Suspiró resignado y lo miro a los ojos.

—Yo perdí a mí madre — él levanta su mirada y la fija en mí — era la única familia que tenía —mis ojos se fijaron en el piso — pero aunque ellos no estén físicamente, no quiere decir, que te allan abandonado —sonrio y lo miro a los ojos— quiénes nos aman nunca nos dejan Carlos.

Él abre la boca para hablar, pero lo interrumpió;

—Escucha, yo tengo una familia ahora, parte de ella me espera fuera de este pueblo — un sentimiento agridulce se formó en mí pecho — y la otra parte está en este pueblo — recuerdos de cómo Néstor y Zoé me acogían en su casa, la señora Evans protegiendome con sus palabras — no los conozco mucho, pero los considero mí nueva familia.

Una lágrima se deslizó por la mejilla izquierda de Carlos. Su apariencia de chico serrado cayó. Antes que pudiera decir o hacer algo, sus delgados brazos me abrazaron con fuerza, mí cuerpo se tenso por la sorpresa. Pero correspondi a su muestra de cariño como un padre abraza a su hijo.

Instintivamente miro un rincón y abro los ojos con asombro al ver una figura de una niña, no era Zoé, era la niña del cementerio. Su cuerpo lentamente parecía brillar.

—Tienes que dejarla ir —susurro.

Él aprieta con un poco de fuerza mí ropa, contrayéndose,  suelta un fuerte suspiró y recae su frente en mí pecho, ocultando su rostro, para que no viera sus lágrimas. Aunque ya lo sabía por la humedad de mí camisa.

—Te quiero hermanita —dijo en un susurro.

La habitación se iluminó más, tal vez él no lo vio, pero el cuerpo de su hermana se iluminó y poco a poco comenzó a desaparecer. Ella no parecía asustada. Tenía una linda sonrisa en su rostro.

Él no pudo oírla.

—Grascias —dijo antes de desaparecer entre esas luces brillantes.

Me quedé mirando ese lugar, acaricie con dulzura la cabeza del chico que me abrazaba, él se aleja, rompiendo el abrazo y el contacto. Se limpiaba las lágrimas secas que aún quedaban en sus mejillas.

—Gracias.

Sonríe levemente y asentí.

—De nada.

Si supieras Carlos lo que acabas de hacer.

—¿Entonces qué aras?.

Lo miré confundido, asta que recordé lo que le conté.

—No lo sé —dije sinceramente — pero algo se me va ocurrir.

Levanta una ceja.

—No estará pensando ir de nuevo a la mansión Matthews, ¿verdad?.

Cierro mis ojos y lo medito.

El recuerdo del dolor en mí brazo me hizo abrir los ojos.

Me dazabrocho la camisa y miro el brazo donde había sentido ese dolor.

No había nada.

Ni una marca.

Ni mordidas.

Ni picada.

¿Qué fue eso entonces?

Miro a Carlos y este me está mirando entre sorprendido y confundido.

—Crei tener la marca —comfese.

—¿Porque? —dijo él.

—Cuando fui a la mansión —apunto mí brazo —senti un fuerte dolor en mí brazo y creí que tendría la marca.

—Yo no la tengo —junta las cejas —pero lo que dices es extraño.

Desvíe la mirada y me pongo de nuevo la camisa, aún confundido, me levanto de la cama.

Necesito de alguien que sepa

Una puerta abrirse y cerrarse se escuchó detrás de la puerta del cuarto. Avisando que Néstor, Zoé, y la señora Evans habían llegado.

¡La señora Evans!. Ella debe de saber.

Me detengo en medio camino habrir la puerta.

Pero, ¿cómo le hago para que las bestias no se den cuenta?

Qué complicada situación.





Nota de Autora: si tal vez sea corto el capítulo de hoy. Pero quiero avisarles que poco a poco nos estamos hacercando
¡al final de esta historia!
WOW.
Pronto sabremos todos los secretos que guarda familia Matthews.
Espero les allá gustado ^^
Gracias por apoyarme día a día en esta aventura llena de misterios y suspenso.
Será asta la próxima mis detectives ❤️

Los Crímenes De Matthews© Terminada✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora