c a p i t u l o. 2

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No dudo en saltar de la cama para correr a la ventana, el grito no se volvió a escuchar, pero había venido de afuera y estaba cerca

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No dudo en saltar de la cama para correr a la ventana, el grito no se volvió a escuchar, pero había venido de afuera y estaba cerca. Pero antes que pudiera hacer algo, la puerta se abrió brutamente, haciendo que se chocara con la pared y temblara la madera, una mano detuvo la puerta para que no se regresase.

Era Néstor, pero diferente, su rostro mostraba terror y a la vez alivio. Traía en sus brazos a la pequeña Zoe, que se encontraba entre dormida.

—Ashton, ven.—ordeno con seriedad.

No logre hacer ninguna pregunta o hablar, porque ya me encontraba siguiendo al dueño de la casa, no sin antes agarrar mi maletín. Dejamos atrás la habitación y cruzamos el pasillo y bajamos por la escalera, Néstor iba adelante, una vez estuvimos en la sala, doblamos y entramos a la cocina, él abrió la puerta que daba al patio de atrás, lo seguí y bajamos de prisa los dos únicos escalones que dividían el césped del inicio de la casa.

—Néstor.—lo llame en voz baja. Pero él me miro y se puso un dedo en sus labios, indicándome que no dije nada.

Obedecí.

Néstor abrió una puerta que estaba cubierta con enredaderas y me dejo entrar primero, al entrar él, cerró la puerta con llave y me indico que siguiese caminando.

¿Dónde estamos?.

—Es el sótano.—murmuro en voz baja como si temiera que alguien nos escuchase.

Un ruidito se escuchó y una luz se encendió.

Había muebles viejos en los rincones y cajas una sobre la otra, en el techo había solo un foco que alumbraba a penas. Pero era mejor que estar a lo oscuro. Dejo a la pequeña Zoe en un sofá y la acomodo para que siga durmiendo.

—Tendremos que pasar la noche aquí.—murmura Néstor mientras trae unas mantas en sus manos.

Agarro la primera y la uso para abrigar del frío ambiente del sótano a la pequeña y uso otra para cubrirme a mí. Dejo mí maletín en el suelo y me siento sobre el piso de madera polvoriento.

—¿Por qué?.—es lo primero que se vino a la mente.

Él hombre mayor se apoya en un mueble y se desliza hasta quedar sentado, su rostro se mostraba como perdido en sus pensamientos, sus ojos viajaron por el lugar, hasta que se posaron en mí.

—Me temo, Ashton, que llegaste en un mal momento.—su voz ya no es tan silenciosa.

Elevo una ceja sin entender nada.

—Si te hubieras ido, nunca abrías llegado a tu destino.

—¿A qué se refiere?.—frunzo el ceño.

—De que si yo no hubiera interferido.—hace una pausa.—Abrías muerto esta noche.

Me quede quieto, sin quitar la vista del hombre, parpadee tratando de asimilar sus palabras.

Los Crímenes De Matthews© Terminada✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora