𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 5

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Pasaron un momento inolvidable, dejando de lado las preocupaciones; y en cierto modo, el pelinegro se sentía extraño, pero al final resultó que fue de lo más satisfactorio

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Pasaron un momento inolvidable, dejando de lado las preocupaciones; y en cierto modo, el pelinegro se sentía extraño, pero al final resultó que fue de lo más satisfactorio. Realmente Vegeta jamás se había divertido tanto en compañía de nadie como con ella; incluso ya había olvidado la última vez que sonrió por tanto tiempo.
Y aunque era difícil reconocerlo, el guerrero deseaba cada vez más la cercanía de Bulma; sabía que era imposible negar el deseo que albergaba dentro de su cuerpo. Pero estaba consciente que si cedía ante sus instintos, habrían consecuencias de las cuáles tal vez no estaría dispuesto a afrontar. Podría perder todo por lo que había luchado por muchos años, su prestigio y su nombre terminarían por ser parte de sus recuerdos; todo eso se iría al demonio en un solo instante...y solo por ella, por darse el lujo de tenerla sumergida entre sus brazos.
Se acercó hacía donde se encontraba, sin siquiera pensar en un futuro que probablemente jamás le dejaría tenerla a su lado; la peliazul saco su rostro a flote después de haberlo sumergido entre el cristalino río y ahí estaba él, mirándola fijamente con una actitud algo confusa. Ella se acercó más, a solo unos escasos milímetros de su agitada respiración, deseando que sus labios se atrevieran de una vez a robarle un beso...pero la voz de Goku le detuvo...

– Ya es tarde ¿No lo creen?

–Si...Tienes razón...creo que ya es tiempo de salir para que nuestras ropas comiencen a secarse...– dijo Vegeta saliendo del agua; y comenzó a quitarse la ropa, mientras la peliazul discretamente y con algo de sonrojó en sus mejillas, miraba el cuerpo del guerrero.

– Parece que perdimos la noción del tiempo...– dijo Goku; mientras también se quitaba las prendas– ¿ Tú no pondrás a secar tu ropa?

–  Si que eres un idiota Kakaroto; ella es una chica...ten mi capa para cubrirte mientras tu vestido se seca...– le extendió la mano, ofreciéndole aquella obscura prenda.

– Gracias...– sonrió levemente, tomando la capa y se alejó hacía un lugar retirado, fuera de la vista de los guerreros.

– Juntaré un poco de leña para hacer una fogata; tendremos que acampar aquí, no tardará en obscurecer– dijo Vegeta y se alejó con distancia, trás ella.

La siguió sigilosamente; avergonzado, pero intrépido. No pudo evitarlo, su deseo por ella lo arrastró a hacer algo que no era propio de él; se olvidó del pundonor y su caballerosidad . Guiado por la lujuria; escondido tras un árbol; observaba atónito como aquel vestido color blanco se deslizaba suavemente por su cuerpo, mientras dejaba a la vista su pálida espalda; Vegeta no pudo evitar ver gran parte de la desnudez de la joven, deseando cada vez más tenerla sumergida entre sus sábanas saboreando cada parte de su cuerpo...entre sus brazos brindándole calidez y satisfaciendo su afán...
...

Vegeta había regresado con la leña que había cogido a su regreso; sin dejar que su mente se olvidará de lo excitante que había sido deleitarse con la imagen que consumía sus fantasías. Sonreía inconsciente, sin disimulo alguno ; por la vista tan hermosa con la que sus ojos se habían deleitado hace unos pocos instantes.

– ¿ Por qué sonríes? – preguntó Goku con extrañeza al ver la extensa curva que adornaba los labios de su amigo.

– No...es solo que...recordé lo mucho que me divertí cuando estábamos en el río– respondió con voz crispada; mientras la peliazul salía de los arbustos, cubierta por la larga capa que le llegaba por debajo de las rodillas. Ella les dirigió una sonrisa plagada de amabilidad; y se sentó sobre un pequeño tronco.

– Yo atrapé un conejo mientras no estaban; es pequeño, pero por hoy creo que será suficiente– Goku sonrío, mientras con una mano sostenía el pequeño cuerpo del mamífero ya sin vida.

...

Un ocaso iluminado por la luna se había hecho presenté; mientras Goku contaba algunas historias sobre las anteriores asañas en las que él y su amigo habían sido partícipes. Su rostro se iluminaba con cada palabra que gesticulaba, y su sonrisa se ensanchaba con los recuerdos de pasadas batallas. Bulma escuchaba atentamente mientras le miraba curiosa y con una curva en los labios; Vegeta al notar la atención que ella le dedicaba a su amigo, se sintió celoso; un sentimiento de posesión lo envolvió haciendo que su semblante se ensombreciera.

– ¡Ya cállate Kakaroto! Me aburres con toda esa habladuría...– replicó mientras sus brazos permanecían cruzados, y dirigía una mirada matadora hacía su amigo.

– Pensé que te gustaría que hablara sobre todo los que ayudamos a nuestro pueblo– respondió confuso, rascándose la cabeza sin perder la alegría en su rostro.

– Ya deberíamos dormirnos; mañana partiremos al amanecer...ya...ya quiero llegar a Zafhiró, Milk me está esperando– dijo y se recostó sobre una manta; después se dió la vuelta y se mantuvo captivo.

– Debe estar cansado– inquirió su amigo alzando los hombros en señal de desconcierto.

– Eso debe ser...– respondió con voz débil la peliazul.

– Bulma...– dijo su nombre; después ella giró la mirada hacía él– eres...muy... hermosa– la voz le tartamudeaba y sus mejillas de pronto se tornaron rojizas. En tanto Vegeta escuchaba atentamente mientras permanecía recostado y fingiendo que dormía.

– Gracias– ella sonrió amablemente; luego abrió los ojos espectante al sentir los labios del pelinegro sobre los suyos. Al retirarse solo se miraron uno al otro; sin que sus labios pudieran gesticular palabras.

𝒀 𝒍𝒍𝒆𝒈𝒂𝒔𝒕𝒆 𝒂 𝒎𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora