La peliazul despertó casi gritando a causa de aquellas pesadillas que la atormentaban; todas relacionadas una persona en común y causante de sus peores temores . Sus lágrimas empaparon sus rosadas mejillas y el miedo nuevamente le recordó su pasado. Sin duda alguna, Kuro era la persona más aberrante que haya conocido, y para su desgracia se atravesó en su camino destrozando cada parte de su vida.
Era difícil volver a confiar en alguien después de todo lo ocurrido; pero aquellos guerreros que conoció y le ofrecieron su ayuda, se habían ganado su confianza y le habían hecho recobrar la esperanza. Goku era la persona más amable y bondadosa que haya tenido la fortuna de conocer; en cambio Vegeta, a pesar de ser orgulloso y soberbio, ella sabía que en aquel hombre abundaba la bondad, si no fuera así, no le hubiese brindado su ayuda cuando le necesito. Había algo que ciertamente le desconcertaba, y eso era el hecho de sentirse atraída por él, por esos ojos color azabache y ese espíritu rebelde que gobernaba en él.
Sacudió la cabeza e intento borrar todas aquellas ideas que le inquetaban; se hizo a la idea de que él le pertenecía a una mujer, que aunque no fuera de su agrado, ella en un futuro sería su esposa.
Soltó un pequeño suspiro y comenzó a vestirse con uno de los vestidos que encontró en el armario; entallado a la cintura y con vuelo a lo largo de las piernas; la prenda color turquesa resaltaba aún más el azul de sus ojos y el de su cabellera. Cogió su cabello, dejando pequeños mechones de pelo correr a lo largo de sus mejillas y cuello.
Antes de salir por aquella habitación, suspiro nuevamente dandose a ella misma el valor de continuar con el peso de su tormentoso pasado y del presente en el que el guerrero pelinegro, al que le tenía un cariño especial, nunca sería suyo.
Al salir al pasillo, se encontró a Vegeta caminando en su dirección; ella comenzo a ponerse nerviosa y con la sensación más extraña que hubiera experimentado hasta que le conoció. Unos escalofríos le recorrieron la espalda y un sudor frío le siguió; ella trato de emitir algún sonido, pero sus labios se tensaron en una sonrisa nerviosa.
– Buenos días Bulma– saludo el guerrero lo más amable que su orgullo le permitiera.
– Buenos días– un sutil sonido salió de sus labios junto con un temblor inconsciente que comenzó por inbadirle las manos.
– ¿Te sientes intranquila?...– una curva en los labios de Vegeta sobresalió; sin duda alguna disfrutaba aquella reacción en la joven, era lo mismo que Bulma provocaba en él, pero a diferencia de ella, él sabía manejar sus emociones de tal manera que era difícil descifrarle– hoy te ves muy linda; y ese vestido te hace ver más hermosa– el guerrero se acercó, a solo unos cuantos milímetros del rostro de la peliazul; ella trago saliva, nerviosa e intentando buscar la manera de safarse de aquella situación tan bochornosa.
– Gracias... deberíamos bajar...al comedor...ya deben estar...esperandonos– su voz le jugaba en contra; eran sonidos pausados y faltos de la pronunciación adecuada.
– Nunca imaginé que al estar tan cerca de tí, pudiera darme cuenta de lo nerviosa que te pones estando a mi lado– la curva en sus labios se ensancho más, haciendo énfasis en cada una de sus palabras y con un ego que le embargaba cada célula del cuerpo.
– Eres sumamente irritante– la peliazul respondió con suma molestia en la voz al dejar al descubierto su nerviosismo; y para colmo él sabía que era el motivo por el cuál ella se sentía así– aún no se como es que tu prometida te soporta.
– Tengo mis trucos– sin dejar de sonreír él se aproximó aún más, acercando sus labios al oído de la joven– si tú quisieras, esta noche podría enseñarte de lo que hablo– el pelinegro susurro antes de que sus labios se posaran en el pálido cuello de ella; quién se mantenía inmóvil, incapaz de poder mover un solo músculo de su cuerpo.
– Tu...tienes que irte...– inquirió tratando de responder; pero era inútil, algo le impedía hacerlo. Todo era diferente de aquella vez en el bosque; en está ocasión, no pensaba con claridad, su mente se sumergió dentro de un abismo.
– ¿Irme?...si estoy más que contento con tener tu compañia...¿Realmente no sé cómo es que no has notado la manera en que te miró?...¿En cómo es que todo el tiempo quiero estar contigo?...¿Cómo me muero de celos...cuando estás con Kakaroto?– el tono arrogante del guerrero fue reemplazado por uno sutil y más delicado; al igual que su sonrisa, por un gesto envuelto en seriedad – te deseo Bulma...y debo agregar que jamás sentí algo igual en toda mi vida...
– Justamente ese es el problema...– colocó las manos sobre el pecho del guerrero y lo alejó– yo no necesito que me desees como a cualquier mujer...– su voz se entrecorto por un llanto que quería hacerse presente pero era contenido por su fuerza de voluntad– yo solo necesito una cosa...que me ames cómo nunca has amado a nadie– la cara del guerrero cambio repentinamente; mientras Bulma se alejaba rápidamente antes de que él nuevamente le impidiera irse y tenerle que explicar la forma tan abierta en la que había dejado al descubierto sus sentimientos.
Vegeta se quedó sin aliento; sin poder explicar cómo es que ella, con unas cuantas palabras le había dado a conocer lo que ella sentía por él. El sonido en sus labios contenían la magia suficiente como para hacerlo sentir especial. Ella era única; y él supo perfectamente que no era solo deseo lo que le orillaba a necesitar con desesperación de su compañía, su corazón albergaba un sentimiento difícil de contener, pero posiblemente le dejaría indefenso si cedía ante el...
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𝒀 𝒍𝒍𝒆𝒈𝒂𝒔𝒕𝒆 𝒂 𝒎𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂
Fanfiction𝑻𝒐𝒅𝒐 𝒆𝒓𝒂 𝒑𝒆𝒓𝒇𝒆𝒄𝒕𝒐... 𝒚 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒖𝒆́𝒔 𝒕𝒖́ 𝒍𝒍𝒆𝒈𝒂𝒔𝒕𝒆 𝒂 𝒎𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂...