𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 7

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Toda su racionalidad se había ido al más profundo de los abismos; inclusive él dejó que todo su orgullo se esfumará en ese momento

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Toda su racionalidad se había ido al más profundo de los abismos; inclusive él dejó que todo su orgullo se esfumará en ese momento. El pelinegro se acercó a ella, con toda la intensión de besarla...pero ella le rechazó, dió un paso atrás evitando el contacto con sus labios...sus ojos se ensancharon cómo platos, sorprendido e iracundo se preguntó a que se debía esa manera tan vana de rechazarle, que para el guerrero resultó sumamente humillante...

– ¿Dejaste que el idiota de Kakaroto te besará, y a mí me rechazas?– siseó molesto; y con el semblante ensombrecido por el enojo.

– ¿Nos estabas espiando?– respondió indignada ante el atrevimiento del guerrero–...no tendría por qué responderte ni mucho menos darte explicaciones, pero lo haré para que no te hagas ideas equivocadas...el me besó repentinamente, yo no tuve tiempo siquiera para alejarme; y en todo caso, él no está a punto de casarse...– al hacer énfasis en la última frase, pareció clavarse a ella misma un puñal en el pecho.

– Tienes razón, no me incumbe tu vida...creo que te debo una disculpa– un mueca de tristeza junto con enojo se hizo presente en la cara del pelinegro– yo estoy a punto de casarme con una buena mujer, de la cuál conozco cada parte de su vida, ella jamás me ha ocultado nada...no sé cómo se me ocurrió siquiera besarte...– aquellas palabras fueron dichas con el fin de lastimarla; y lograron su fin, Bulma sintió que el mundo se le venía abajo. Su crueldad al querer herirla de esa forma, había surtido su efecto; su corazón fue roto con tan sólo unas pocas palabras.

El pelinegro se alejó lo antes posible; con el diablo llevándolo al infierno. Sus puños se mantenían cerrados y su ceño estaba totalmente fruncido; tal rechazo le había causado un problema, su ego y orgullo se encontraban completamente destrozados. Por un momento trato de retroceder e ir nuevamente para intentar obligarla a besarle y por supuesto tratar de recuperar el orgullo esparcido por los suelos... ¿Quién se creía ella para hacerle esa clase de desplante? Esa chica enserio le sacaba de quicio; pero muy dentro de él sabía que era compresible la manera en que se había comportado; ella tenía razón para haberlo rechazado, pues él estaba a punto de contraer nupcias con otra mujer...una mujer que a pesar de conocerla prácticamente toda su vida, no llenaba el vacio dentro de su pecho.

– ¡Ya levántate insecto holgazán!– respingo; moviendo a su amigo bruscamente con uno de sus pies de un lado a otro.

– ...pero...apenas está amaneciendo...– Goku entre abrió los ojos, y un largo bostezo salió de sus labios antes de poder levantarse.

– Ya debemos irnos– en un instante dirigió la mirada hacia la joven que se acercaba a ellos; para rápidamente evadir cualquier contacto visual con ella–... ya deseo estar con mi futura esposa...la extraño– una sonrisa forzada sobresalía en la curvatura de su boca;  tratando de ocultar lo herido que estaba por dentro. La peliazul solo bajo la mirada ante aquel énfasis en sus palabras; con un dolor en su pecho siguió con aquella delicada sonrisa que siempre estaba plagada de melancolía.

– Ya voy...– asintió; soñoliento y aún con el cansancio sobre su cuerpo se levantó para ponerse en marcha nuevamente.

– No tenemos todo el día...si queremos llegar antes del anochecer tenemos que partir ahora mismo– inquirió junto con una mueca de irritación acompañada con un poco de pesadumbre.

– Pero ni siquiera hemos comido algo– un ceño fruncido se mostró en el rostro del guerrero– tengo hambre...

– No hay tiempo... así que deja de perder el tiempo y apresúrate...

– (suspira resignado)– ¿Te encuentras lista como para caminar por un largo tiempo?– Goku le preguntó a la joven, dirigiéndole una sonrisa; ella inmediatamente le respondió con el mismo gesto, pero era difícil no notar la tristeza que embargaban aquellos ojos celestes. El pelinegro podía ser despistado, pero se percataba perfectamente de que algo le había sucedido.

– Si...– respondió con una voz suave y distante.

– ¿Estas bien?...te notó algo...triste...– el pelinegro tomó de manera delicada su mentón, en un intento desesperado de descifrar la tristeza que reflejaban sus ojos.

– No es nada...solo es el cansancio, no tienes de qué preocuparte– ella dibujó una sonrisa en la curvatura de sus labios, disimulanlo la tristeza interna que la estaba consumiendo.

– Si estás cansada yo te llevaré– replicó el pelinegro, e inmediatamente la levantó como si fuera una ligera muñeca, y la llevo a sus hombros.

– No...no tienes que hacerlo, yo puedo caminar– respondió con exaltación en la voz; pero riendo como un infante por la manera tan dulce en la que Goku la trataba. Por un instante se maldijo a si misma por sentir algo especial por Vegeta en lugar de aquel pelinegro que le había demostrado en poco tiempo, que ella de verdad era importante para él y haría cualquier cosa por hacerla sonreír.

– Ya deja de actuar como un idiota...ella puede caminar sola– replicó Vegeta; mientras la rabia que sentía dentro le estaba cegando totalmente, al grado de lastimar a quien fuera por solo desquitar el coraje que le embaragaba– no necesita de tu ayuda insecto...– Bulma supo que aquel hombre no merecía el cariño que le tenía; que su corazón era tan frío como el hielo y tan sólido como el metal; si era esa la forma en que iba a tratarla de ahora en adelante por haberlo rechazado, entonces ella no tendría consideraciones para ser amable con él; de todas formas eso ya no importaba, ella desaparecería tan pronto como es que llegarán a su destino o al menos eso planeaba. Lo único que valía la pena conservar, era la hermosa amistad que había entablado con Goku.

Goku prefirió guardar silencio; siempre era mejor la prudencia y ser sensato, que un altercado sin sentido. Sonrió como siempre solía hacerlo y sujeto la mano de la peliazul de manera dulce y delicada. Centro la vista al camino y comenzaron a ponerse en marcha...

𝒀 𝒍𝒍𝒆𝒈𝒂𝒔𝒕𝒆 𝒂 𝒎𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora