XXI. Fuera de juego

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El estruendoso silencio que inundaba la sala les hacía pitar los oídos de la impaciencia, se removían en sus lugares, incómodos. Mientras que Miriam rebuscaba en los papeles dentro del maletín que había traído, Mimi había hecho presencia hace unos minutos y ahora se apoyaba en el marco de la puerta, expectante.

Luego de unos largos e interminables segundos, Miriam pareció encontrar aquello que tanto buscaba y lo inspeccionó delante de todos, era una hoja de papel con una escritura, no tenía nada en especial.

—El veintiuno de septiembre de 2005 es asesinado el conocido empresario Manu Guix, dueño de los Hoteles Guix —comenzó con su mirada pegada al pedazo de papel—, este suceso desencadena una serie de asesinatos en masa, dentro de ellos, victimas como Noemí Galera, Javier Calvo, Laura Andrés, Noelia Franco...

Hizo una pequeña pausa al mencionar el último nombre, un suspiro agigantado se escuchó en el aire.

—El primero de Octubre nuestro equipo decide intervenir y logra rescatar a dieciséis jóvenes para llevarlos al campamento de resistencia. Mediante investigaciones... —se detuvo soltando un gran suspiro, en una milésima convirtió el papel en un bollo y lo lanzó al maletín.

Nadie entendió a qué se debía aquello, sin embargo, Miriam se acomodó en su lugar y se peinó el cabello antes de hacer contacto visual directamente con ellos.

—No es coincidencia todo esto, se creía que el que estaba llevando a cabo estos crímenes no estaba solo, pues, no lo está... y nunca lo estuvo. Se llegó a pensar que eran ataques terroristas, y lo son, pero no del todo —explicó ante la mirada confusa de todos—. Manu Guix y todas las victimas anteriormente nombradas, estaban metidas en cosas raras... con gente peligrosa y casualmente fueron los primeros en caer.

—¿Gente peligrosa? ¿A qué te refieres? —preguntó Miki.

—Los Hoteles Guix y gran parte de Villa Triunfo está construido en tierras que no les pertenecen, Miki. Simplemente se metieron con la gente equivocada, hubo acuerdos que no supieron respetar y el pueblo terminó pagando factura por eso.

—¿Cómo se enteraron de todo esto? —volvió a preguntar el muchacho, claramente asombrado ante lo que estaba escuchando.

—No es la primera vez que pasa —enseguida sacó un viejo periódico del maletín y lo mostró delante de todos—. Hace diez años, en un pueblo parecido, llamado San Salvador del Triunfo, no muy lejos de aquí, ocurrió algo parecido. La solución fue poner varias bombas en los puntos principales del pueblo, hubo centenas de muertos. El pueblo quedó deshabitado, hasta el presente.

"Ataque terrorista en San Salvador del Triunfo deja más de 500 muertos" se leía en el frente del periódico.

Marilia al leerlo, se llevó las manos a la boca y ahogó un sollozo.

—Es duro, ¿verdad? —intervino Mimi, por primera vez—. Este es el destino de Villa Triunfo y lo que menos queremos es que el pueblo termine así.

—De hecho —suspiró Miriam, entre los pares de ojos buscó los de Alba que la miraban con pura vulnerabilidad—, hace aproximadamente dos semanas colocaron una bomba en el centro del pueblo.

—¡¿Cómo?! —María saltó de su lugar— ¿Qué dices? ¿Nos venimos a enterar esto ahora?

—No ha habido muchas víctimas, ¿vale? Mayormente han sido destrozos.

—¿Qué hay de la gente, joder? ¿Qué hay de nuestras familias? —preguntó la rubia.

—La mayoría se ha marchado, el resto ha sido evacuado lo antes posible, mucha gente desamparada ha sido llevada a centros de ayuda ofrecidos por el gobierno.

Villa Triunfo | OT2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora