El día lucía hermoso para Alba aquella mañana. Ni siquiera había abierto los ojos, pero podía estar tronando y para ella iba a seguir siendo hermoso. Despertó a las tantas de la mañana, con una sonrisa de lado a lado al recordar todo lo sucedido ayer. Notó enseguida que Miriam no estaba allí, le hubiera encantado despertar a su lado, pero claro, seguro tenía algo que hacer. No tardó en levantarse, cubriéndose con una manta. Pasó varios minutos paseando por la cabaña, inspeccionando todo a su alrededor. Finalmente, se decantó por buscar un nuevo atuendo en el armario de Miriam. Eligió una blusa que le quedaba por las rodillas, que se la metió dentro de un pantalón de jean que había encontrado. Toda la ropa tenía su aroma.
Todo parecía tranquilo en el campamento, no había movimiento, pensó que sería muy temprano todavía. Se dirigió a la casona sin pensarlo, subiendo a aquel piso que tan prohibido tenía. Cuando llegó, caminó hacia el despacho de Miriam y la vio de espaldas con un papel en la mano. Sonrió de la ternura y se acercó para abrazarla por la cintura. Al principio, Miriam se sobresaltó, pero al reconocerla puso sus manos sobre las suyas y sonrió.
—Buen día, cielo —dijo Miriam.
—Me desperté y no estabas —expresó con tristeza.
Cerró los ojos aspirando su aroma en aquella posición y luego se separó para dejar un beso en su espalda. Miriam aprovechó para voltearse y quedar frente a frente.
—Te ves hermosa con mi ropa —murmuró.
La refugiada sonrió con los ojitos achinados y se puso de puntitas para besar a la comandante.
—Pasemos el día juntas —dijo la más bajita, acariciando el rostro de la otra.
—Pasamos literalmente todos los días juntas aquí.
—No, tonta —arrugó la nariz—. Me refiero a juntas, juntas. Deja el trabajo para mañana, y simplemente disfrutemos del día.
—No hay mucho que podamos hacer aquí, cariño.
—¡Sí que hay! Podemos almorzar, perdernos en los árboles y hacer un picnic. Puedes ayudarme a diseñar el mural, o simplemente pasar el día acostadas en tu cabaña. No me importa, sólo quiero pasarlo contigo.
La rubia lo dijo con tanta emoción que Miriam esbozó una sonrisa enternecida y asintió, el brillo siendo presentes en sus pares de ojos.
—Vale. ¿Por dónde quieres empezar?
Alba sonrió emocionada y dejó un beso en la mejilla de esta. Luego, pareció pensar en todas sus opciones. Sin embargo, en un momento esbozó una sonrisa traviesa y se soltó para caminar a su escritorio, y sentarse sobre él. La comandante frunció el ceño, no obstante, la siguió hasta quedar entre sus piernas.
—¿Por qué nos empezamos por liarnos en tu despacho?
Se miraron por unos largos segundos, Alba se relamió los labios, y Miriam, simplemente, sonrió.
{...}
Cuando Julia ingresó a su cabaña, lo hizo con el cuerpo pesado y los ojos rojos de tanto llorar. Sólo había una palabra para definirla, destruida, en todos lo sentidos. Destruida físicamente, sentimentalmente, psicológicamente. No paraba de repetir la escena de la noche anterior en su mente, se sentía impotente, enojada. Quería prender fuego el campamento. No había podido proteger a Carlos, nunca llegó a despedirse. Y ahora, no sabía si alguna vez lo volvería a ver en su vida. Tenían poco tiempo, lo sabía, pero nunca pensó que la vida se lo arrebataría tan cruelmente. Le habían arrebato el alma del cuerpo, sentía que era un cuerpo viviente, que deambulaba sin sentido alguno por aquel campamento.
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Villa Triunfo | OT2018
HorrorCuando una serie de asesinatos masivos sacude al pueblo de Villa Triunfo, dieciséis de sus jóvenes habitantes son llevados a un pequeño campamento de resistencia con la promesa de sobrevivir. Sin embargo, no están tan a salvo como ellos pensaban. Só...