IV. Búsqueda

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Furia.

Aquella mujer derrochaba furia, su mirada transmitía fuego y no exactamente el fuego pasional al que muchos estaban acostumbrados. La vena de su cuello se marcaba tanto que Miki pensaba que iba a estallar. Evidentemente, la cena había sido cancelada y ahora cada uno temía por su vida como si estuvieran frente a la mismísima despiadada asesina.

—¿¡Me van a decir que nadie se dio cuenta que faltaba su compañero!? —estrelló el puño contra la mesa consiguiendo que todos se sobresaltaran.

—Somos dieciséis... —se animó a hablar Miki, al ver que nadie más iba a responder—. No nos conocemos mucho.

—En el almuerzo aún estaba aquí —dijo Sabela—. Luego no hemos vuelto a estar todos juntos. No lo hemos notado, como tampoco hubiésemos notado la ausencia de cualquier otro.

Ninguno se había dado cuenta de la ausencia de su compañero y se sentían bastante culpables. El muchacho había desaparecido y lo habían pasado completamente por alto. ¿Cómo no lo habían notado?

Noelia comenzó a recordar como el chico de raíces latinas no había dudado ni un segundo en querer marcharse de ahí y se culpó a sí misma por no haberlo notado antes. Sabía leer a las personas con facilidad y al principio, no había tardado ni dos segundos en darse cuenta de la desconformidad de Alfonso. Su huída era predecible, pero simplemente no quiso verlo.

—Además, cada uno se encontraba centrado en sus tareas. —se defendió cuidadosamente Dave—. Estamos muy agobiados por todo, intentando adaptarnos a este lugar lo más rápido posible. Simplemente, no lo notamos.

La mujer intentaba procesar las palabras de los jóvenes, mientras repiqueteaba sus dedos sobre la mesa que tenía delante.

—¿No era que cada uno podía marcharse cuando quisiera? —preguntó María, levantando una ceja interrogante.

El rostro de la mujer pareció serenarse al escucharla. Como si por primera vez en la noche hubiese recordado sus palabras.

—Su compañero podría estar muerto en este instante. —clavó su mirada desafiante en la de María, mientras que los demás se estremecían ante la idea de la muerte—. Estamos en medio de la nada. El bosque es peligroso, allí fuera hay decenas de lobos hambrientos esperando por su presa. Además, si ha salido de aquí, no tiene ni agua, ni comida para sobrevivir. Está completamente condenado. ¿También tengo que recordarles que hay un asesino suelto sin límites ni fronteras? Salir de aquí, es una muerte segura. 

María apartó la mirada, mostrándose completamente apenada, sin embargo, intentó no mostrar debilidad ante aquella mujer. Los demás sólo se dedicaron a permanecer en silencio, sabiendo que la huída de Alfonso era más grave de lo que creían.

—Recen para que no haya salido de aquí. —Continuó la mujer—. Ahora, ¡levántense! Lo buscaremos por todo el campamento si es necesario. ¡Equipos de a dos!

Nadie se atrevió a contradecir a la rubia e inmediatamente todos se levantaron con la intención de buscar a su pareja. Natalia rápidamente corrió hacia Alba, pero Julia ya había llegado a su lado y la reclamaba como su pareja, a lo que no pudo negarse.

Finalmente, Carlos iba con Dave, Noelia con Famous, Sabela con María, Marta con Marilia, Damion con África, Joan con Miki y Julia con Natalia. Pero como actualmente eran quince e impar, Alba quedó sola.

—Tú, rubia. Te vienes conmigo. —le dijo la comandante al ver que quedaba sola y Alba asintió un poco nerviosa. Esa mujer era intimidante.

Rápidamente, todos tomaron unas linternas de la sección de herramientas, que se encontraba dentro de los depósitos. Extrañamente, ésta se encontraba abierta. Finalmente, luego de tanto revuelo, comenzaron a buscar a su compañero. Algunos se dedicaban a buscar de una en una en todas las cabañas, mientras otros recorrían el extenso y poco iluminado descampado.

Villa Triunfo | OT2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora