Capítulo #4

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Martes 10 de marzo del 2009

Adeline se sienta con su desayuno al lado de Sheridan quien come tranquilamente; al verla este le dedica una sonrisa pícara ― ¡No escuche los gemidos! Exclama entre risas, Adeline escupe de inmediato el pedazo de manzana que recién se llevaba a la boca al escuchar tal comentario. ― ¿Jacobo te lo dijo? Pregunta sin poder creerlo habían acordado no decirle a nadie el rostro de Sheridan es de arrepentimiento al saber que hablo de más, Adeline se levanta furiosa y busca a su novio quien aún no termina de servirse el desayuno camina furiosa a donde él y lo enfrenta sin rodeos.

― ¡Le dijiste a Sheridan de lo nuestro! ¡Acordamos que no le diríamos a nadie! Reprocha Adeline y Jacobo le toma la mano de inmediato y la saca de ahí.

― ¡Lo sé! ¡Lo siento! Es solo que Sheridan y yo nos contamos todos, además no tienes nada de qué avergonzarte no es nada de otro mundo. Dice esté intentando calmarla, pero solo ejerce el efecto contrario Adeline se siente aún más furiosa.

― ¿Mi virginidad no era la gran cosa? Cuestiona dolida, Jacobo maldice internamente eso no fue lo que dijo intenta explicarse, pero... ― Bueno si no fue la gran cosa para ti al menos hubiese tenido la decencia de respetar mi decisión de no decirle a nadie. Escupe Adeline con furia.

― ¡Amor cálmate! Exclama Jacobo. ― ¿¡Qué me calme!? ¡No quiero calmarme! Repone Adeline exasperada.

― ¡Déjame hablar Adeline! Grita Jacobo en cuanto la paciencia lo abandona, sin embargo, ese grito era lo que faltaba para que Adeline rompiera en llanto y saliera corriendo.

Las raíces de un sauce llorónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora