Martes 19 de marzo del 2019
Cuando llegamos al sauce Rachel se arrodilla frente a él, la escucho romper en llanto y no se que hacer. Y decido dejarla sentir su dolor en paz por lo que me alejo un poco y le doy su espacio. Los minutos pasan y se convierten en una hora, pero ella permanece arrodillada ―Dios me la dio y Dios me la quito ―. Cuando recibí la noticia de que mataron a mi hija le reclame por primera vez, siempre eh sido una mujer de fe ―, cuando me piden reducir el sentido de la existencia en una oración, siempre les contesto a mis pacientes: ―Dios. Al menos que no lo creas.
― ¿Por qué estás ahí arrodillada? Pregunto y al instante me siento ridículo. ¿Después de sus palabras tan profundas eso es todo lo que pude decir? Pero, ella no ríe ante mi pregunta y sonriendo me dice: ―Me llamaras loca, pero le estoy dando gracias a Dios por prestarme a mi niña en el lugar en donde se la llevo.
― ¿Como no puedes guardarle rencor? Cuestiono incrédulo. ―Por amor ―dice mientras lentamente sujeta un piedra extraña, observo y no lo creo es un corazón sangrando. ― ¿Alden? Cuestiona Rachel mientras me muestra la piedra que sujeta y entonces reacciono ¡Suéltala! Es evidencia. Digo mientras siento como ese rayito de luz llega a mi corazón. Ese rayo que a veces es una bendición y otra veces es la muerte misma; esa cosa que llaman esperanza.
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Las raíces de un sauce llorón
Misteri / ThrillerCierren sus ojos por tan solo unos segundos. Recuéstense junto a mi ¿acoso ustedes también lo escuchan? Los que no han vivido con el alma les dirán que es tan solo el sonido del viento golpeando entre las hojas de este viejo sauce, pero yo se que e...