Capítulo #11

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En las sombras de tu recuerdo.


Cansado. Estoy realmente cansado. Observo la imagen del pequeño niño sin comprender ¿cómo es posible?, no tenía ni los tres meses de haber nacido su madre lo había matado.

Murió por asfixia justo ahora realmente siento que no hay justicia, ni mucho menos un Dios que nos ame, si fuera así no permitiría que cosas como estas pasaran. ― ¿Cómo puede observar tanta crueldad? ―Papi mira el dibujo que hice ―dice Paige entrando en mi oficina sin autorización.

― ¡Paige! ¿De que habíamos hablado sobre entrar a la oficina de papi sin tocar la puerta primero? Pregunta Marcella con notoria molestia.

―Lo siento mami, es que quería que mi papi viera mi dibujo. Dice Paige al borde de las lágrimas, mientras que yo con notoria prisa tomo algunos papeles y escondo las imágenes del caso bajo ellas. ― ¡A ver mi princesa enséñame ese dibujo! Exclamo y una sonrisa enorme se pinta en su rostro. Corre con entusiasmó, lleva el dibujo en alto con tal orgullo que me hace sonreír.

―La maestra me dio el primer lugar ―. Dijo que mi dibujo familiar es el más bonito del aula. ―Mira aquí estas tú, esta es mami, yo y Vladimir el pez. ―explica Paige. Observo el dibujo es realmente bonito.

Me siento orgulloso de mi pequeña. ― ¿Me lo regalas? Pregunto sin dejar de ver el dibujo.

― ¿Te gusto? Cuestiona mientras me mira y yo sonrió, por consiguiente, la tomo entre mis brazos y la coloco en mis piernas. ― ¡Me encanto! Tanto que la pondré en este marco y la veré siempre. Explique.

― ¡Pásalo papi! ¡Yo lo pondré! Exclama con alegría, entonces observo como sus pequeñas manos emprenden una lucha para poner el dibujo en el marco en cuanto lo logra, juntos lo colocamos en la mesa.

― ¡Ven cariño tu padre debe de seguir trabajando! Dice Marcella quien no se movió del marco de la puerta y tiene los brazos extendidos de inmediato Paige se baja y corre a los brazos de su madre quien antes de salir me dedica un pequeño guiño.

En cuanto salen sigo viendo el dibujo con una sonrisa y el mundo ya no me resulta tan malo porque mi pequeña Paige es un regalo de Dios.

Las raíces de un sauce llorónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora