Capítulo 1 (Editado)

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La gente piensa que no valgo la pena, que las estrellas que me guiaban en las noches estaban desalineadas. La suerte se fue antes de existir, y mis ojos se tornaron marrón sin algún tipo de brillo, la gente piensa que no me puede dañar pero me dañaba aun así.

Cuando mis ojos se congelaron pensaron que no pasaba absolutamente nada. Sin darse cuenta, me fui desmoronando poco a poco, perdiendo toda esperanza de un futuro mejor.

Solo sabía una cosa y era que nuestra vida se basaba en perdidas. Pérdidas que no podremos volver a encontrar.

Estaba caminando con la mirada perdida, mi mente se había convertido en la peor tortura. Mientras caminaba el cielo se había tornado en una mezcla de matices rosados. El sol se desvanecía poco a poco, como todas las esperanzas que tenía. Concentre mi mirada en el césped recortado que relucía en los jardines del vecindario. Mi mente solo pudo retener un pensamiento, una palabra, un color.

Verde.

Odiaba ese color, o eso creía en aquel momento. Me forzaba a detestarlo,  aborrecerlo, estaba tan obsesionada con ese color que tanta incertidumbre me daba. Pensar en aquel color era como escuchar la música que detestaba, era como leer un libro y que al final te dejara con un mal sabor de boca. Cada vez que miraba el verde en algo, solo podía pensar en el.

Esa persona que tanto odio.

Había puesto mis manos en los bolsillos delanteros de mis jeans gastados. Mi mirada se dirigió a los arboles verdes. En mi rostro se formo una mueca de desagrado, el color verde de sus ojos siempre estará conmigo. 

Antes de mirar de nuevo a lo que yo creía que era "pasado" me quedaba oyendo canciones de Taylor Swift, aun que no entendía el ¿por qué?, no es como si me hayan roto mi corazón o si me gustara su música. Pero también me gustaba escuchar canciones depresivas en días soleados, soy una persona extraña si lo pienso, porque esas canciones solo existen para los días grises, aun que tengo que admitir que el mundo es un lugar extraño.

 Deje escapar un suspiro de  mis labios mientras pensaba que, cada vez que miraba el vacío de mis ojos sabia que sus ojos eran verdes, que lo único que puedo esperar es que el verde se convierta en la gran desilusión de mi vida.

El detestable verde.

 Cuando llegue a mi casa me quede por un momento parada en la puerta, sin duda había veces en las que no quería volver a entrar ahí, aun así entre. Estaba vacía, no había nadie, solo se podía escuchar el eco de mi voz al recitar la típica frase "ya llegue", ¿a quién se la decía?, si no tenía nadie que aguardara por mí. Solo estaba yo, y el sonido de mis pisadas mientras caminaba por aquella casa, se había convertido en mi prisión. Termine por subir las escaleras hasta mi habitación, escuchaba el chirrido de la puerta al empujar hacia adentro, mientras giraba de la perilla. Ahí estaba el desorden, digo mis cosas. Hojas esparcidas por todos lados con pequeños bosquejos hechos con grafitos, mis propias fantasías impregnadas en papel.

Sonreí, pero no de esas sonrisas que muestran felicidad. Sonreí con amargura mirando la soledad que me abrazaba y me apretaba fuertemente. Camine hacía la ventana mirando como las pequeñas estrellas comenzaban a aparecer y el cielo se oscurecía. Los días se pasan muy rápido, mientras estoy atrapada aquí. me senté en la orilla de mi cama  y me desplome, haciendo que más hojas volaran en los aires. Lentamente mire aquellos bosquejos esperando en ellos algo, algo que no puede llenarme. Mi cuerpo se había convertido en la prisión de mi alma, como solía decir Platón.

Cerré los ojos mientras el silencio se volvía tortuoso, no tenía motivos para seguir viviendo.

"Las cosas que no te rompen te vuelven luchador" solía decir mi madre cuando llegaba en la noche con la mirada cansada y demacrada, cuando mis esperanzas sobre tener una vida feliz se perdieron. Solo bastaba con ver sus ojos cubiertos de ojeras con arrugas en su cara no muy propias de ella, y sus ojos café brillantes al mirarme a mí con una sonrisa ocultándole todo las veces que me hacia infeliz verla así de demacrada, así de desdichada.

EN TUS OJOS VERDES(camren) *EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora