EN TUS OJOS VERDES(camren) *EN EDICIÓN

Capitulo 2

CAPITULO 2

Cuando dije que lo quería lejos de mi vida el me sorprendió con el hecho de de que él quería regresar a  mi vida, y esto no me detuvo en decirle lo que pensaba de él.

Por eso estoy pintando un nuevo lienzo, con un nuevo comienzo  donde no exista más que estrellas que brillan en el universo, porque mas versos solo el viento.

Estaba sentada en mi sofá con un tazón de helado, el sabor del chocolate danzando en mis papilas gustativas, era el sabor de la dulzura. Recuerdo la obsesión sobre el chocolate que predominaba mi vida como siempre lo hacía. El recuerdo llego tan repentino como si un auto se impactara con mi cuerpo, el desgarrador sonido de las ambulancias, los vidrios rotos, el metal compactado. Mi cuerpo se estremeció cuando recordé como la muerte me sonrió ese día. Aun con ganas de luchar seguí con vida, una sonrisa triste se formo en mis labios…todo era su culpa.

Me quede helada cuando Salí a mi patio trasero, sentí como el viento corría alrededor de mí y me traspasaba como un fantasma. Me faltaban muchas cosas pero aun así seguía caminando, seguía luchando sin ganas de seguir.

Aun no encontraba mi motivo para tener mi “gran Once”, me faltaba poco lo sabía, aun tenía pocas plumas en mis alas, ellas seguían funcionando con lo poco que le quedaba  esas eran mis ganas por seguir viviendo.

-odio los ángeles-le dije mientras miraba el dibujo trazado en  mi cuaderno, quería arrancar ese dibujo pero entonces sería como arrancar una parte de mi.

-entonces ¿Por qué los dibujas?-me pregunto.

Le intente dar una sonrisa, aun que sabía que era falsa que la tristeza me inundaba.

-porque no dibujar un ángel-le respondí, Simon parecía disgustado, tenía fama de persona malvada y despiadada pero cuando lo conocías podías mirar cual amable podía ser el.

-te lo pregunte cariño-se acerco a mí y tomo mi mano.

-sabes, te dije que odio los ángeles pero mi madre es un ángel y cada vez que dibujo uno…puedo sentir que está aquí conmigo-dije al borde de las lagrimas.

-no soy psicólogo Mila, pero tienes problemas y creo que lo mejor es buscar ayuda-mire las estrellas y lo supe.

-me dijiste que cuando estuviera triste me sentara en tu césped-en sus labios se ensancho una sonrisa.

Sabía que le agradaba que lo acompañara, que le gustaba tomar el té conmigo pero aun así, el estaba encantado que confiara en el.

-por eso estas sentada en mi césped-comento cómico, toque con mis dedos la húmeda Hierba. Era irónico con tan solo pensar que a veces podía pensar en recurrir a Simon.

-supongo-susurre sentí la timidez en mis palabras, era difícil abrirme a los demás si yo misma no podía abrirme.

-eres una artista increíble-comento mientras miraba detalladamente el ángel que había dibujado hace rato, sus alas extendidas con las plumas cayendo de ellas, con una sonrisa confianzuda…eso era mío, ese ángel lo había creado para mí.

-puede que lo sea-le dije mientras me paraba del césped del jardín de Simon  Cowell el hombre más aburrido de la historia, pero aun así el más comprensible y abierto que podemos conocer.

-bueno, espero que nuestra “conversación” ayude a sanar las heridas-me despedí de él con un abrazo y un beso en su mejilla derecha.

-eso espero-le respondí caminando hacia “casa” donde me esperaba la tristeza y la soledad absoluta que solo puede ser curado si saltara en un abismo.