Epílogo

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Mentiría si digo que no estoy feliz, porque lo estoy, tengo una familia hermosa.

Salir del mundo en el que nos movimos por un tiempo no fue tan fácil, habían ocasiones en las que nos buscaban por uno u otro motivo, afortunadamente nada que no se pudiera solucionar.

Mis hijos están creciendo cada vez más, a veces me gustaría que el tiempo no avance tan rápido, los quisiera tener siempre conmigo.

- ¿Y eso que están tranquilos? - preguntó Christopher.

- La televisión hace maravillas - reí.

- Veo que volviste a peinar a Emma.

- No eres bueno peinando a tu hija, un asco - dije.

- Tiene el cabello bastante largo Erick, deberíamos llevarla a que se lo corten ¿no crees?

- ¿Y si se le daña? A mí me gusta.

- Los Vélez tenemos un cabello hermoso.

- Que fastidio - dije con los ojos en blanco.

- Admite que amas que sea así - abrazó mi cuerpo.

- A veces, otras no.

- Ven, están tranquilos, quiero hablar de algo contigo.

Lo seguí procurando de que nuestros hijos se queden ahí, no despegaban los ojos de los dibujos animados.

- ¿Que pasa?

- ¿Cómo has estado?

- ¿Bien? - respondí dudoso.

- ¿Aún nada?

- Nada - respondí con la mirada baja.

- ¿Y si vamos con un doctor para que te revise?

- Hay cosas que los omegas preferimos no escuchar, sabes que es algo que me ha costado mucho. Ya son diez años Christopher, y en todo este tiempo no he logrado embarazarme nuevamente.

Desde la pérdida de nuestro cachorro hemos intentado concebir a otro hijo o hija, por razones que desconozco no he podido, posiblemente los fuertes golpes dejaron secuelas en mi.

- Creo que no debemos perder las esperanzas.

- Christopher, no quiero que te hagas ilusiones.

- ¿Por qué?

- Porque no quiero que esto nos afecte, sé que quieres ser papá de nuevo y me siento mal por no poder.

- Es cosa de tiempo.

- Ya ni nos cuidamos en los celos, se supone que todas las probabilidades están ahí.

- Papá - escuchamos la voz de Emma.

Christopher la tomó en brazos de inmediato, cada vez estaba más grande.

Dirigí mi mirada a Isaac quien estaba recostado en el sofá, él a su corta edad no le molestaba estar solo.

Emma era muy apegada a nosotros, si podía pasar todo el tiempo al lado nuestro lo hacía.

- ¿Que pasa pequeña? - acaricié su mejilla.

- Isaac no quiere jugar conmigo - respondió en puchero.

- ¿Isaac? - llamó Christopher. Cómo no hacía caso no me quedó de otra que apagar el televisor.

- ¡Nooo! - exclamó poniéndose de pie.

- Ven acá - ordené.

Caminó a su ritmo, realmente era un Christopher en miniatura.

- ¿Si?

- ¿Por qué no quieres jugar con tu hermana? - pregunté.

- Me quiere hacer cosas en mi cabello, yo no quiero papi - respondió con los brazos cruzados.

No pude evitar reír, Christopher insistía en que nuestro hijo tenga el mismo corte de cabello que él.

- Emma, tu hermano es hombre, el no juega a esas cosas - dijo mi novio.

- ¿Por qué? Papi si juega con tu cabello.

- Que observadora eres - comenté.

- ¿Por qué no juegan a otra cosa? Algo que puedan hacer los dos y que no sea la televisión claro.

- A mí me gusta - contestó Isaac.

- Lo sé y por lo mismo lo digo, apenas haces caso cuando te hablamos y eso no me gusta - añadió él.

Caminó buscando algo, nosotros solo lo mirábamos sin saber que estaba haciendo.

- ¿La pelota? - dijo enseñando su pelota de fútbol.

- No - negó ella.

- ¡Soldados! Pum pum pum - intentó convencer con un arma de juguete, pero Emma volvió a negar.

Buscó una pequeña silla dándose por vencido, ella bajó de inmediato para intentar hacer de las suyas con el cabello de su hermano.

- Son tan bipolares - soltó Christopher.

- Claro, son tus hijos - respondí.

- Ven acá ¿a dónde crees que vas? - preguntó llevándome a él.

- No no, aquí no, ya sabes cómo son - hablé bajo.

- Me encantas - susurró. Mordió el lóbulo de mi oreja causando un enorme escalofrío.

- Chris, no provoques.

- Algo rápido ¿si?

- Shhh...que no, aguanta un poco - reí.

- Mira - dijo apegándose a mi - lo que provocas.

Negué algo avergonzado, me giré para besar sus labios, eso sí lo podíamos hacer sin problema.

- Te amo - hablé sobre sus labios.

- ¡Mi pequeño! - rió besándome nuevamente - también yo, mucho, demasiado.

- Miren miren - sentimos unas pequeñas manos jalar nuestra ropa.

Christopher se comenzó a reír, no pude evitar hacerlo también, Isaac estaba con sus brazos cruzados y el ceño más que fruncido.

- Te ves...hermoso - dije intentando no reír.

- Dile la verdad Erick, no se ve bien - dijo Christopher riendo.

- ¡Ay, papá! - se quejó la pequeña al sentir como Isaac jaló su cabello.

Comenzó a llorar de inmediato, a veces sentía que éramos como sus hermanos mayores y no sus padres.

Ellos eran muy distintos, pero sin duda eran lo más importante y lo más valioso que teníamos con Christopher.

El amor entre nosotros era único, con peleas y discusiones como en cualquier relación normal, pero sin duda y como se lo dije en reiteradas ocasiones, yo por ellos daría lo que fuera, incluso mi vida.

Rompiendo Las Reglas - Chriserick (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora