Capítulo 2

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- Quiere hablar contigo.

- No, por su culpa perdimos el negocio que ahora tendremos que resolver.

- Quizás...

- Daniel, eres al que más le tengo confianza, mi mano derecha, pero cuando digo no, es no - respondí.

- Lo siento Erick, no volverá a pasar. El auto está listo.

- Andando entonces, no me gusta perder el tiempo.

- Señor, no creo que sea la mejor idea - comentó un hombre de la seguridad.

- Las decisiones aquí las tomo yo, cuando se las pida hablan ¿entendido? Y va para todos - aclaré.

Seguí camino a la salida, a veces era algo fastidioso andar con tantas personas a la par tuya, pero era necesario.

Quizás esta no era la mejor versión mía considerando la manera de ser que tienen los Omegas, tiernos, cálidos, tímidos, entre muchas cualidades más. Dentro de mi las tenía, solo que no para enseñarlas en este mundo en el que me muevo.

- ¿Crees que podamos verlo? - preguntó Daniel sacándome de mis pensamientos.

- De alguna manera hay que verlo, son solo betas, no es la gran ciencia tampoco, son fáciles.

- Yo soy beta, por si lo olvidas - comentó con algo de sentimiento.

- ¡Es cierto! Me agradas ¡eh! - reí.

- A veces me cuesta creer que eres omega, te muestras tan frío.

- Los tiempos cambian, ya no hay necesidad de dejarnos mandar por nadie, no por gusto me conocen por ser quien soy - dije con egocentrismo.

- Algunos te toman como ejemplo.

- Supieran lo que hago - volví a reír.

Entre mi casta era conocido como el adinerado, como el afortunado de la vida, nadie sabía como es que conseguí tener todo lo que tengo y tampoco lo iban a saber.

Llegamos a la casa de aquella persona que me había arrebatado mi negocio, debía admitir que tenía una casa de lujo, bastante llamativa.

Daniel intentó que nos pudieran dejar pasar, era evidente que no lo harían, mucho menos sabiendo quien lo buscaba.

Me bajé en un arrebato, quise entrar a la fuerza pero no me lo permitieron, le ordené a los hombres que estaban conmigo que me ayuden, de aquí no me movería sin reclamar lo que era mío.

- Abre la puerta - exigió uno de mis hombres.

- No.

Saqué mi arma disparando a uno de ellos, como mi intención no era matarlo, solo le di en uno de sus hombros.

- Abre ahora o te vuelo la cabeza - advertí.

- QUE ABRAS.

Pasé casi corriendo, me sorprendí al ver la poca seguridad que tenía en su casa, seguramente su ego de Alfa lo hacía sentir que era innecesario.

Escuché un grito femenino, apunté exigiendo que guarde silencio.

- ¿En dónde está? - pregunté sin obtener respuesta. Quité el seguro de mi arma provocando temor en ella.

- Arriba arriba - respondió llorando.

No dudé en subir, no sabía por donde partir, esta casa era enorme. Abrí puerta por puerta, no lograba dar con él hasta que una dejaba ver luz por el pasillo.

- A ti te quería encontrar - giré su cuerpo dejando un puñetazo. Recibí un golpe con el dorso de su mano, fue imposible no dejar salir un quejido.

- QUIEN MIERDA ERES Y QUE HACES AQUÍ.

- DEVUÉLVEME MI PUTO NEGOCIO - grité exigiendo lo que era mío.

- ¡Ah! Miren a quien tenemos aquí - mordió su labio inferior analizándome - el Omega revelado.

- ¿Revelado? - golpeé nuevamente.

Sentí mi espalda chocar en la pared, con gran fuerza tomó mi cuello levantándome unos cuantos centímetros del suelo - no sé como entraste, pero conmigo no te metas. Aunque quieras ser igual a nosotros, sigues siendo un Omega cualquiera que está para servir.

- L-Lo veremos.

- ¿Ocultando tu olor? - preguntó cerca de mi cuello - que lástima, porque mal no estás, de seguro tu aroma es espectacular, unas buenas cogidas no estarían demás ¿no crees?

Rompiendo Las Reglas - Chriserick (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora