Una piedra de fé

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Mi nombre es Belen, bueno en una de las posibles dimensiones en la que mi ser es femenino.

Mi historia comienza con mi universo, pues podría decirse que era el peor descartando las dimensiones en las que ya estoy muerto. En este universo me llamaba José. De niño fui secuestrando por una banda de traficantes o bueno eso es lo que creía. Era muy pequeño para recordar cómo fue . Apenas recuerdo cómo eran mis papás.

Me tuvieron en cautiverio durante unas semanas e hice amistad con otro chico en la misma situación. Su nombre era Miguel, era un chico algo extraño pero era con el único que podía hablar.

- Escuche a los mayores conversar - Yo seré el primero y después seguirás tu. - Me comentó Miguel de una manera muy madura para la edad.

-Somos muy pequeños para defendernos y esto es inevitable - Seguía hablando y yo lo abrace pues el poco tiempo que estuvimos juntos nos habíamos hechos muy buenos amigos.

- No nos va a pasar nada, ya lo versas, le dije ingenuamente mientras lloraba al saber que talvez pierda a mi único amigo.

Del bolsillo Miguel sacó un pequeño collar con una piedra de un color muy extraño pero se parecía al morado.

- Toma, necesito que guardes esto. Es una piedra mágica que te llevará a una mejor vida. Me dijo Miguel mientras yo solo escuchaba una bonita historia de fe.

Agarre la piedra y la guarde muy bien para cumplir el deseo de mi mejor amigo de la niñez. Pasaron las horas mientras jugábamos un juego que habíamos inventado para pasar el tiempo hasta que llegaron aquellos hombres.

Buenas noticias chicos ya tenemos dos compradores. Un doctor llegó y nos reviso todo el cuerpo y cómo sue fuéramos ganado nos coloco unos números y nos subieron a una camioneta.

Miguel estaba muy alterado mientras mencionaba la piedra entre dientes la piedra una y otra vez.

- Porfavor cuida esa piedra - Fueron las últimas palabras que escuche de Miguel. Entre forcejeos logró abrir la puerta y me empujó a la calzada mientras camioneta estaba en movimiento.

Fue una terrible experiencia sentir el calzado golpear todo mi cuerpo mientras rodaba y rodaba pude ver cómo un carro freno a ralla. Puedo recordar que mi cabeza topó la goma de la llanta. La camioneta donde estaba Miguel paro pero en poco tiempo avanzó a toda velocidad al notar la cantidad de carros que había parado.

Fue la última vez que vi a Miguel y nunca más lo volví a ver. Los señores del vehículo me llevaron a una clínica cercana y me preguntaron si tenia papás. Yo les conté todo lo que sabía de ellos pero no fue suficiente, podría decirse que no tuve la suerte suficiente pues ellos solo estaban interesados en dejarme en aquella clínica e irse.

En la clínica de igual manera no pudieron contactarse con mis padres. Solo sabía sus nombres y que mi casa era el cuarto piso de un departamento café. En aquellos tiempos la tecnología no era suficiente para poder llegar a ellos.

Fui trasladado a un orfanato de la ciudad que al parecer estaba muy lejos de donde yo vivía, podría decirse que era cientos de kilómetros. En el orfanato viví toda mi niñez y adolescencia. La ansiedad y traumas habían hecho de mí una persona obesa y poco social . Los libros eran mi único refugio para que mi vida tenga sentido.

Me encantaba la ciencia y mis maestros decían que mis capacidades eran superiores a las de mis compañeros, honestamente eso también hacía que me de ganas de vivir.

En mi cama estaba muy bien guardado aquel collar que me entregó Miguel, si el mismo niño que salvó mi vida. Aquel collar era mi amuleto, aparte del significado que tenía para mi siempre pensé que era para eso, un amuleto de fe.

Un día como cualquiera jugaba con mis compañeros, debido a mi contextura era el último en ser elegido para los deportes o aveces no era elegido y este fue uno de esos días. Las chicas hacían grupos pes conversar y cuando no era elegido me iba con ellas pero esa vez igualmente me ignoraron y cómo era un adolescente, sentirse rechazado era lo peor que un ser podía sentir.

En ese momento fui a mi habitación con lágrimas en los ojos para recordar a mi único amigo. Me metí entre las cobijas y agarre  la piedra mientras lloraba profundamente.

- Te extraño Miguel te extraño con todas mis fuerzas. Eres el único amigo que tuve.

- Ojalá estuviera en un mundo diferente donde sea feliz , donde tú estés  y todos quieran estar conmigo. Un mundo donde nunca sufrí, un mundo donde estoy con mis papás.

Creo que después de eso me quede dormido y solo recuerdo haber despertado en un lugar diferente. Era una habitación gigante donde solo había una cama pero yo me sentía diferente. Me sentía delgado y con un cabello largo . Con dificultad me levante, aún era obscuro. Frente a mi había una chica pero algo me había llamado la atención.

Esa chica hacía los mismos movimientos que yo. Era obscuro y no podía verla bien. Una puerta se abrió con una voz muy familiar y cómo una bomba de humo todo desapareció. Yo desperté en el orfanato y era obscuro todavía. En ese momento pensé que había sido un sueño muy extraño pero mientras iba pasando el tiempo reflexionaba ese día. Pasaron años hasta que mis pensamientos sobre aquella piedra despierten curiosidad, pues había leído varios temas relacionados que conectaba las palabras de Miguel y la situación que viví esa noche.

 Mi vida paralela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora