Luisa parte 3

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No sé cómo demonios Luisa había encontrado todo de mi talla. No quería verme en el espejo para no asustarme, pues sabía que todo esto era un desastre pero desde el fondo del corazón, nadie se había preocupado tanto por mi bien estar como Luisa. Aunque sus propósitos eran por cierta proyección hacia mi, no dejaba de hacerme sentir especial, y eso hacía que el todo lo que estaba pasando no sea un infierno.

Me subí a unos tacones altos, los mismos que me traían recuerdo a Belén. De cierto modo la relación y experiencia única que tuve al ser Belén hacía que no me moleste usarlos, es más me traía buenos recuerdos aunque en ese momento estaba muy asustado. De igual manera los vestidos y accesorios, solo me traían recuerdo a Belén.

Había asociado aquella experiencia aterradora con algo positivo y ahora me sentía más identificado y "resignado a ser Belén" pero no dejaba de ser algo extraño e incómodo. Talvez si estuviera solo en casa, podría disfrutar de alguna manera lo que estaba sintiendo en ese momento.

Sentía que afín pertenecía a algo, sentía que algún alguien me tomaba en cuenta en serio sin importarle mi apariencia o mi "rareza" y eso me daba confianza. No como hubiera querido pero la suficiente para poder mover mis pies a donde Luisa me diga.

Nos subimos al vehículo y Luisa sacó una botella de alcohol.

-Hoy nos vamos a divertir, ¡¡será una noche de chicas !!- Gritaba Luisa con emocionada.

En el camino fuimos tomando hasta llegar al lugar. Cuando nos bajamos del vehículo, me di cuenta que todos eran igual que yo, es decir todos era hombres vestidos como chicas y me trataban como alguien más, si sin mirarme raro o algo así. Con el " disfraz que llevaba" me sentía protegido y sabía que nadie me iba a reconocer y si lo hacían pues después sufriría. Sentía que quería divertirme.

Nadie me había llevado a una fiesta en la cual me sienta integrado o no me vean raro, podía ser quien yo quisiera. Fue una noche especial, quien diría que podía disfrutar tanto una noche en una discoteca lgbt. La gente gritaba y se divertía y no pasó mucho para contagiarme de aquella diversión. Bailaba y tomaba como nunca aunque tenía cuidado pues me tropezaba bastante con los tacones que llevaba.

Fue una experiencia agradable, aunque no me sentía yo mismo, solo pude expresarme libremente como si fuera un personaje de computadora pero me ayudó a sentirme las libre y poder expresarme.

La verdad no recuerdo más de esa noche, solo recuerdo que amanecí en casa de Luisa con la peluca a un lado y el vestido aún puesto.

- Eres una diva mi amor - Me levantó Luisa con su afeminada voz.

- Diste un gran paso

- Hay los de la empresa se van a volver locos cuando les cuente. - Luisa aplaudía de emoción.

Yo solo negaba con la cabeza pero, sabía que esto podía obligarme a actuar como Belén. Todos me verían diferente y talvez ni me sentiría incómodo.

- Lo se, todos se volverán locos - Fingí estar de acuerdo con una sonrisa.

Por dentro estaba muy asustado y sé que mi cara también expresaba horror ante todo lo que iba a pasar.

- Te prepare una comida. Luisa se detuvo antes de continuar.

- ¿Como te puedo llamar? .

Me quedé un rato en silencio y le dije.

- Llámame Belén.

- ¡¡Que hermoso nombre !! - Se expresó Luisa.

-Yo siempre te miraba cuando llegabas a hacer guardia. La verdad nunca te creí que fueras como...

- Yo - Luisa hizo una pausa mientras encendía un cigarrillo.

- Me encanta poder compartir lo que siento con alguien como tú.

- Espero que seamos buenas amigas.

Luisa dejó de sonreír y su cara se puso seria.

- Siempre he buscado la manera de hacer la transición pero no me he llenado de valor. No me he sentido apoyada, pues no había con quien compartir esto.

- Tengo ahorrado mucho dinero para hacer eso y creo que si tenemos una buena amistad podremos hacerlo juntas si tú quieres o podrías acompañarme en el proceso.

- En ti vi todo lo que buscaba y por eso me abrí tanto a ti. Porque se que me entenderás y me apoyarás.

Al ver a Luisa ponerse así, me puso a pensar lo tanto que importaría para ella aquella piedra que tenía en mi poder. Al mismo tiempo, no podía entenderla o sentirme identificado pero podía sentir un poco aquel cambio que quería, pues yo ya lo había sentido.

Después de todo, recién pude caer en cuenta como era, pues por un momento deje de pensar en mi y en lo que pasaba. Luisa era un chico delgado, con un cabello largo y natural. Sus rasgos eran un poco femeninos pero su contextura, rasgos  y manzana de la garganta lo delataban. Era de esas personas que se expresan muy alegremente pero en el fondo tienen una gran tristeza y frustración, como si intentaran ocultar su verdadero yo al resto.

Yo le sonreí y le di un abrazo, pues aunque solo la conocía un día, sentía como si la conociera hace mucho tiempo.

- Juntas saldremos de esto

 Mi vida paralela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora