Belén

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Todo era una locura tras otra, pues ya faltaban pocas horas y el chisme de mi cambio se hizo viral en la empresa. En el grupo de chat de la empresa todos comenzaron a decirme Belén. Sentía que todo esto se me iba de las manos y prácticamente estaba arruinando mi vida como hombre.

No me sentía nada cómodo, ni libre ni feliz. Lo único que me reconfortaba era que ahora todos eran más atentos conmigo. Pase de ser una persona invisible a ser "alguien" para ellos, algo incómodo también pero tolerable hasta acostumbrarme. Ahora ya no era "el guardia", ahora era Belén.

De cierto modo todo esto era positivo para mi aunque era a base de mentiras y arruinar mi vida a largo plazo.

El de recursos humanos no paraba de llamarme y enviarme mensajes para hacer los papeles correspondientes al cambio de sexo. Yo solo me preguntaba, ¿desde cuando todo esto se convirtió en algo "normal"?. En mi escuela, si tenías rasgos " afeminados" ya eras un objetivo de bullying.

El terror que tenía se había convertido en confusión, al ver cómo todos me aceptaban y estaban felices por mi. Todo era más fácil, pues parecía que iba a ser más fácil para mi ser Belén.

Cuando llegue al trabajo todos me trataba diferente. Me saludaban y ahora las mujeres me sonreían, pues ahora me veían como alguien en quien podían confiar. Recibía esa atención que nunca había recibido. Todo era muy incómodo pero sabía que era por el bien de Belén.

Pasaron los días y poco a poco me iba acostumbrando a la atención que ahora recibía. También el nombre de Belén ya se me era familiar, todos los días intentaba ir con prendas llamativas y me había puesto a dieta. Así como oyen, Luisa y yo éramos inseparables y me había enseñado cómo llevar una mejor dieta. Ya había bajado unos cuantos kilos y lo seguía haciendo pero aún no me acostumbraba a comer saludable, la comida era fea y extrañaba mucho lo que solía comer.

Luisa era tan buena conmigo que no podía defraudarla, de vez en cuando le acompañaba a hacer compras y me tocaba fingir emoción al ver prendas femeninas o me obligaba de vez en cuando a coquetear a hombres. No, no me gustaban en lo más mínimo. Ahora más que nunca estaba tan cerca que mujeres tan hermosas y eso también me motivaba a continuar con todo esto.

Ya estaba listo para regresar a la vida de Belén. No era toda una chica pero por lo menos había  aprendido bastante, ya no me sentía tan incomodo al recibir tanta atención. Mis gestos femeninos aunque aún eran forzados, ya eran más naturales y por las noches mientras salía con Luisa, ya había aprendido a usar prendas femeninas, peinarme y a maquillarme de una manera más adecuada.

Luisa me hacía maquillar y peinar a sus amigas para que aprenda mientras nos divertíamos, y aunque no parezca Luisa era una profesional en eso, en sus tiempos libres se dedicaba a maquillar a personas famosas e importantes, las cuales me dio el gusto de conocer.

Llegue a casa un sábado por la noche y estaba listo para retomar nuevamente la vida de Belén. De cierto modo me sentía emocionado, aparte de parecerme una mejor vida, quería aplicar todo lo que estuve aprendiendo sobre ser Belén. Es más mis redes sociales ahora dicen Belén.

Tomé la piedra y me acosté en la cama. Cerraba y abría los ojos pero no pasaba nada, no podía conciliar el sueño. Me daba vueltas y vueltas y no lo lograba, pasaba las horas hasta que un rayo de sol me indicaba que ya iba a amanecer.

Bueno, será en otro momento pensé, me levanté y me di cuenta que algo era Distinto, pues sentía que mis pechos colgaban. En ese momento bajé mi mirada rápidamente y efectivamente era Belén. Pero estaba completamente desnudo y en otro lugar que no conocía.

No podía comprender que estaba pasando hasta que mire a todos lados y pude observar a un hombre durmiendo al otro lado de la cama. Respire fuerte y me alejé de la cama, estaba listo para gritar pero pude contenerme antes de hacerlo y no despertarlo.

Inmediatamente me coloqué un pantalón y una camiseta que encontré en el suelo. Me puse un par de zapatos que me quedaban enormes y salí despacio de la habitación. Estaba completamente asustado, pues no sabía donde estaba ni quien era aquel chico. Al cerrar la puerta de la habitación escuché una voz.

- Belén- buenos días.

Una señora atractiva de unos 45 años me llamó la atención.

- ¿Aun no se despierta Miguel ? - Preguntó la señora.

Yo asustado negué con la cabeza.

- Perfecto, ¿quieres ayudarme a hacer el desayuno para cuando mi hijo se despierte le tengas una sorpresa ?

Yo solo asentí con la cabeza.

- muy bien. Ponte algo más cómodo, no sé qué haces con la ropa de mi hijo.
- Bueno me imagino - La mamá de Miguel llevó su mano a su cara mientras negaba con la cabeza.

Yo en ese momento me puse rojo, pues comencé a asimilar todo lo que estaba sucediendo. Era un momento que no estaba preparado para asimilar y después de haber practicado tanto me toca esta situación.

Entre a la habitación sin hacer ruido mientras recordaba que Miguel era el Novio de Belén. En el suelo encontré un vestido dominguero y unas sandalias de tacón bajo.

Respire y me los coloqué para no parecer raro, después de eso salí despacio y entré a unos de los baños para peinarme y bajar a la cocina.

Al llegar al baño pude apreciar nuevamente la belleza de Belén, una belleza que ya extrañaba. Mi vestido era perfecto en relación a mi cuerpo y ahora que sabía de maquillaje, me retoqué para estar bien y no parecer que me pasaba algo.

Mientras asimilaba el cuerpo de Belén y me acostumbraba nuevamente a mis pechos, Sonreí en el espejo y me dije a mi mismo.

-Muy bien Belén

- Tu puedes, es solo tu novio

- Hay que raro que se escuchó eso...

 Mi vida paralela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora