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Capítulo 5.

-A los dos les gustan las gambas y se comen uno las del otro -explicó con tono confidencial-. Y se enfadan mucho.

Por suerte, como Liam y _____ se quedaron en silencio, Niall le hizo inteligentes preguntas acerca de sus compañeros peludos, que Emma contestó con detalle. Se tomó la limonada con bolas de helado y desvió la atención hacia el lago que se extendía delante de ellos, lleno de botes coloridos con forma de personajes de dibujos animados. Después de un rato, pidió que la montaran.

-Yo la llevaré -se ofreció Niall.

Emma se puso de pie al instante y recogió a los dos Oswaldo en los brazos.

-No, no quiero que la suba en un barco -protestó Liam.

-Ellos también quieren montar -le aseguró Emma. 

Liam la miró con impotencia.

-No se preocupe -dijo Niall-. Estará a salvo conmigo. 

-¿Pero estará él a salvo con ella? -murmuró _____, mientras el hombre y la niña se acercaban al embarcadero-. ¿Qué le ofrecerá a cambio de que no le convenza de que monte en el Rizo Gigante?

-Lo intentará con todas sus fuerzas, pero no lo conseguirá. Niall sabe que le podría costar su trabajo.

Los dos contemplaron cómo sus compañeros se instalaban en un bote y empezaban a remar hacia el centro del lago con el pingüino erguido entre ellos. Emma llevaba a la pequeña foca en la mano sobre la superficie del agua haciendo como que nadaba.

-¡Que dios me ayude! Se le caerá ese juguete y tendré que ganar otro. Bueno, qué importa. Ha sido un buen día.

-Sí, la verdad es que se está divirtiendo mucho -dijo _____, mirando con ternura a Emma.

-Sí, se ha divertido, ¿verdad? -comentó Liam con ansiedad-. Ha pasado un día maravilloso.

-Ha estado muy bien que la haya traído usted -dijo _____ con un poco de curiosidad-. Muchos hombres con sus obligaciones hubieran dejado que Niall lo hiciera. 

-¿Quiere decir que le ha sorprendido que yo no lo haya hecho?

-Bueno, sí.

-Emma es diferente a todo lo demás de mi vida. 

-¿Más importante? -le animó ella a seguir. 

-Sí. Más importante.

-¿No tiene madre?

-Mi mujer murió cuando Emma tenía sólo una semana.

-Pobre pequeña. 0 sea, que nunca ha tenido madre. 

-Nunca. Las mujeres de mi familia se han portado todas de maravilla. Tiene tías y abuelas que la adoran, pero no es lo mismo. Yo he intentado hacer de madre y de padre para ella, pero no soy muy bueno para ninguno de los dos papeles, me temo.

-Pero ella lo adora, así que algo debe estar haciendo bien.

-Eso espero. Pero no quiere decir que siempre sepa lo que estoy haciendo -miró a _____-. No me atrevo a pensar lo que hubiera sido el día de hoy sin usted. Ha visto lo que iba a pasar con los Oswaldo antes de que surgiera.

Ella sonrió.

-Cuando yo tenía la edad de Emma, tenía cuatro muñecas que se llamaban todas Sartén.

-¿Sartén?

-Simplemente me gustaba el nombre -_____ soltó una carcajada al recordarlo-. Volvía locos a mis padres. Recuerdo haber salido en coche con mi padre un día e insistir en el último minuto en que Sartén viniera con nosotros. Papá dijo: ¿Que Sartén? y yo dije: Sartén. Me preguntó una y otra vez y yo no sabía lo que quería decir porque para mí, cuando decía Sartén, me refería a todas ellas. Mi madre tuvo que explicárselo. Para ella también estaba claro.

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