"TU "

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Último capítulo.

Cuando sonó la segunda llamada a la puerta, ella ya estaba en la cama. Se puso una bata y cruzó adormilada hasta la puerta. Pensó que sería de nuevo Louis y cuando abrió, ya estaba diciendo:
-No puedes venir a esta hora de la...
Entonces se detuvo con la respiración acelerada.
-¿Puedo pasar? -preguntó Liam. Ella se apartó a un lado y cerró la puerta tras él-. ¿Quién creías que era? ¿Louis?
Ella consiguió recuperar la voz.
-Estuvo aquí antes.
-Ya lo sé. Le vi llegar y esperé a ver cuánto se que daba.
-Apenas media hora -susurró _____.
Había algo en la cara de Liam que nunca había visto antes y se le aceleró de repente el corazón.
-Sí, media hora. Y te diré una cosa: si se hubiera quedado toda la noche, hubiera desaparecido y nunca te hubiera vuelto a ver.
-De eso nunca ha habido dudas. ¿Por qué estás aquí, Liam?
El la miró durante un largo momento en silencio antes de decir:
-Quiero llevarte a casa.
-Esta es mi casa ahora.
-Ésta no será nunca tu casa. Tu casa está conmigo. Y con Emma. Si quieres todo esto -señaló sus libros-, puedes llevarlo. Podrás hacer el trabajo que quieras si significa mucho para ti.
-Liam, tú no sabes lo que significa mucho o nada para mí.
El frunció el ceño.
-Eso es lo que dijeron ellas. 
-¿Quién?
-Emma y mi madre.
-¿Estás aquí porque te han enviado ellas?
-Sí... no... Es mucho más que eso. Es duro de explicar. Lo único que tengo claro es que quiero que vuelvas. La casa no es un hogar sin ti.
Liam vio que la cara de _____ seguía todavía impenetrable y supo que no había dicho lo adecuado. Sintió una oleada de alarma. El, el Gran Arreglador, cuya lengua de plata reducía a sus adversarios a un furioso silencio.
Pero ahora sólo podría ayudarle las palabras adecuadas y no sabía cuáles eran.
-No lo entiendo -dijo _____-. Louis se fue hace una hora. Si tú lo viste, ¿por qué esperaste tanto antes de llamar?
Y, de repente, él supo cuáles eran las palabras. 
-Tenía miedo -dijo simplemente. 
-¿Tú? ¿Miedo?
-Esto me importa mucho. Si me equivoco y tú no me amas...
_____ no estaba segura de haber oído aquello. Susurró con incredulidad:
-¿Amarte?
-Emma dice que sí. Dice que se lo dijiste tú. Yo pensé que se habría equivocado, pero insistió mucho.
La miró con interrogación en los ojos. 
-¡Oh, tonto! -jadeó ella-. Eres un tonto.
-Ya sé que soy tonto -confirmó él con rara humildad-. La única cuestión es: ¿qué tipo de tonto?
Ella le respondió de la única forma que podía, rodeándole con sus brazos y posando los labios sobre los de él en el primer beso de amor mutuo. Por instante, él pareció demasiado anonadado como para reaccionar. Pero la vida volvió a sus miembros y la alcanzó en un feroz abrazo. 
-Te Amo-dijo una y otra vez-. Te he Amado desde hace meses, pero no encontraba la forma de decírtelo. Es tabas tan distantes.
-Yo pensé que era eso lo que tú querías. Me seguías recordando que lo estábamos haciendo sólo por Emma... que teníamos un trato.
-¿Es que no lo entiendes? ¡Te Amo!
Se detuvo de forma abrupta porque ella le cubrió la boca con la suya. Aquél era el beso de ella, una afirmación de poder, el momento en que le reclamaba.
-Estaba intentando tranquilizarte -dijo Liam, cuando pudo respirar-. Sabía que el trato era importante para ti.
-¡Al diablo con el trato! -dijo ella con fiereza contra su boca-. ¿Crees que me casé contigo por dinero o por una carrera? ¿Es de verdad eso lo que creías?
-Ya no sé qué pensar. Nada parece ser verdad.
-Esto es verdad -murmuró ella, frotando con suavidad sus labios.
-Sí -gimió él-. Esto es verdad... sólo esto...
-Amor mío, ¿por qué estamos perdiendo el tiempo?
-Tienes razón -dijo él, alzándola en sus brazos y abriendo la habitación con el pie-. Tenemos años por delante para todas las explicaciones. Dejemos que esperen. _____, cariño mío. ,
Era como hacer el amor por primera vez. El pasado no contaba. Lo único que importaba ahora, era descubrirse el uno al otro como amantes. El descubrimiento fue precioso, ardiente de dulzura, de entrega y donación, cargado de promesas de una vida junta para siempre.
Después, mientras seguían acurrucados el uno los brazos del otro, se adormilaron en una dicha bendita para despertarse y descubrir aún más bendición.
-No puedo creer que me ames de verdad -murmuró ella.
-Créelo -susurró él, apretando el cuerpo de ella contra sí.
-Pero, ¿cómo, cuándo sucedió?
-Me sacudió como una ola. Estabas tan bonita cuando te acercabas por el pasillo de la iglesia hacia mí... Sólo había pensado en ti para Emma, pero de repente, te encontré encantadora. Pero sentías tanta reticencia a casarte conmigo.
-Sólo por lo de Sally.
-Yo no lo sabía. Pensé que debía tratarte con cuidado. A veces parecías acercarte a mí, pero después me apartabas de nuevo. Cuando hicimos el amor, pensé que tenía una oportunidad, pero nada pareció cambiar después.
-Te vi mirando la fotografía de Helen esa noche y una de Emma...
-Emma contigo. Eras tú a la que miraba.
-Pero parecías preocupado. Pensé que te sentías culpable por Helen.
-Me estaba despidiendo de ella. Tardé mucho en hacerlo, pero también estabas tú y llenaste mi corazón como ninguna mujer lo había llenado desde que ella se había muerto. Te amaba tanto, _____... y tú no cedías ni un ápice.
-¿Que yo no...? ¡Pero si eras tú!
Pero, de repente, ya no importaba. Ella se estaba riendo y él con ella y no había nada en el mundo salvo júbilos y risas.
-Me seguías haciendo creer que tenía una oportunidad -le dijo ella-, y después me rechazabas. La noche de la fiesta, cuando te enfadaste conmigo, estabas magnífica, con los. Ojos relampagueantes, el pecho agitado y no sé cómo no te arrastré hasta la cama y te tomé en aquel mismo momento.
-Pues yo hubiera deseado que lo hicieras -suspiró ella-. Te deseaba tanto. Te he deseado todo este tiempo, de todas las formas posibles.
Él la besó.
-El día de Navidad estaba dispuesto a matar a Louis.
-¿Por aquel inocente beso bajo el muérdago?
-Aquel inocente beso casi me enloqueció. Sabía que te amaba, pero no cuánto hasta que me volví loco de celos. Descubrí entonces que soy un hombre muy celoso y posesivo. Vendrás conmigo mañana por la mañana, ¿verdad? Puedes estudiar negocios de otra manera si quieres. Pero no aquí, no lejos de mí.
-Nunca más me separaré de ti, amor mío. Siempre que tú me ames.
-Te amo. Pero también tengo que confesarte...
-¿Qué es?
Él sonrió.
-Emma me amenazó con que, si no conseguía llevarte a casa, mas valía que yo tampoco volviera.
La risa le asaltó y ella se contagió.
-Oh, me va a encantar ser su madre -dijo ella, secándose los ojos.
-¿Por qué nos dejaste? Cuando Emma se puso mejor, yo creí que todo iba bien, pero tú no podías esperar para irte.
-Porque pensé que ya no me necesitabas más. No podía vivir con medias tintas. Dolía demasiado.
-Yo siempre te necesitaré, de todas las formas posibles -dijo él con suavidad, atrayéndola contra él-. Y te lo demostraré todos los días de mi vida. Ven a mí, amor...
Más tarde, él dijo en voz muy baja:
-Hay algo que tengo que decirte. Yo mismo no lo supe hasta ayer, cuando Emma me lo dijo. Cuando salió de la operación y dijo: «mami estaba ahí», quería decir mucho más de lo que nosotros pensábamos.
-Quería decir Helen -dijo _____-. Yo siempre lo he sabido.
-Sí, pero también se refería a ti. Yo no lo entiendo del todo, pero fuera como fuera, estaban las dos allí, Helen y tú. Oswaldo y Oswaldo. Mami y mami. Para ella es perfectamente sencillo.
Era la última pieza que encajaba, lo único que ella necesitaba oír para que su felicidad fuera completa. _____ atrajo a su marido hacia ella, ahora verdaderamente su marido, y le dio las gracias con pasión desde lo más profundo de su corazón.

A la mañana siguiente, volvió a casa muy temprano. Estaba amaneciendo cuando el coche paró frente a la casa y el mundo seguía dormido.
Excepto alguien en la ventana de arriba, que se desvaneció tan pronto como _____ salió del coche y bajó volando las escaleras para arrojarse a dos pares de brazos que la recibieron ansiosos.

Fin.

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⏰ Última actualización: Nov 18, 2014 ⏰

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