NOCHE DE BODAS

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Capitulo 15 

La sorpresa resultó ser un coche de caballos abierto. _____ Se rio encantada y Emma saltó de alegría. Liam la condujo dentro, pero cuando estaba a punto de cerrar la portezuela, ella le dijo:
-Creo que te olvidas de algo.
El entendió a la primera y tendió la mano a su hija.
-Sube.
-Pero se supone que los novios deben ir solos -dijo Emma, dividida entre la esperanza y la tradición.
-No pensarás que no íbamos a dejarte disfrutar de tu propia idea, ¿verdad? -preguntó su padre-. Vamos.
Emma le asió la mano con ansiedad y saltó al carruaje. Se sentó frente a ellos y no dejó de mirar con adoración a _____ durante todo el camino a casa. A veces saludaba a la gente que pasaba a su lado agitando la mano como si fuera un miembro de la realeza de visita. A su paso se congregaban pequeñas multitudes que les saludaban encantados de la imagen que ofrecían los tres.
-Mi hija acertó al hacerte comprar ese vestido -dijo Liam con una sonrisa.
-Nuestra hija -le corrigió ella con firmeza.
-Sí, nuestra hija tiene un gusto exquisito.
-Mami no lo quería comprar porque decía que era demasiado caro -le confió Emma-, pero yo dije que no importaba lo que costara -miró a su padre con cierta ansiedad-. Si es demasiado, me lo puedes descontar de las propinas.
Su padre sonrió.
-Gracias, cariño. Agradezco tu oferta, pero no la aceptaré. No me importa lo que costara. Es precioso. Y también mamá.
-Sí, está muy guapa, ¿verdad? -dijo Emma, feliz.
Después de que diera los discursos de recepción, llegaron los brindis. A Emma le permitieron dar un sorbo de champán para brindar por su nueva madre con los ojos brillantes de alegría. La imagen de aquella alegría ya hacía que todo mereciera la pena.
Un primo llamado Louis, de quien Liam le contó en un susurro que era el payaso de la familia, hizo un discurso tan divertido que dejó a todos los invitados riendo a carcajadas. Cuando la banda de cuatro empezó los primeros acordes, Louis hizo una reverencia hacia Emma y la condujo a la pista.
-Estará bien con él -dijo Liam-. Louis es un idiota, pero buena persona. Ahora, ¿puedo bailar con mi mujer?
Mientras daban vueltas por la pista de baile, Liam murmuró:
-Estás maravillosa. Lo dice todo el mundo.
-Tus perlas han sido el toque final -susurró ella-. No esperaba una cosa así.
-Por supuesto que te he regalado lo mejor que he encontrado. Quería que supieras que yo...
-Sí, ha sido un gran día, ¿verdad? -comentó alguien a sus espaldas.
_____ suspiró. ¿Qué habría estado a punto de decir?
-¿Hasta qué hora pensarán quedarse? -le preguntó él al oído.
-Supongo que hasta no muy tarde, pero no puedes pedirles que se vayan.
-Bueno, pues desearía que se fueran todos.
A _____ se le aceleró el pulso ante lo que podría significar. Cuando la música terminó, cada uno siguió bailando con otras parejas. _____ bailó cada baile como en un sueño. En la sala hacía calor y el corazón le cantaba ante la imagen de lo que se abría delante de ella.
La tarde transcurrió feliz. Liam bailó con Emma, que fue enviada a la cama no sin protestar. Louis le pidió baile a _____. Parecía estar en el final de la veintena, con facciones cambiantes y mucho encanto volátil. Había bebido mucho champán, lo que reconocía él mismo con franqueza.
-Esto es lo mejor de las fiestas -dijo animado-. La oportunidad de inflarte a cuenta de alguien. Que me ahorquen si alguna vez creí que Liam se enamoraría a primera vista.
-¿Es eso lo que te ha dicho él? -preguntó con desenfado _____.
-¿Liam? Vamos. Tú ya lo conoces. Nunca habla de lo que tiene dentro. No creo que me haya dicho más de cincuenta palabras en toda mi vida y normalmente son cosas terribles de tipo: Ni un penique más o ¿cuándo vas a conseguir un trabajo decente?
_____ soltó una carcajada. Por muy irresponsable y poco fiable que pudiera ser Louis, era imposible que no cayera bien.
-Entonces, ¿cómo sabes que fue amor a primera vista? -le siguió interrogando.
-Bueno, por las fechas. Parece que te lo debió proponer desde el momento en que te conoció. Aunque no le culpo. Si yo encontrara un bombón como tú, te lo hubiera propuesto el primer día.
_____ soltó una carcajada que consiguió que varias cabezas se volvieran.
-No creo que debas hablarme así el día de mi boda -le amonestó en broma.
-¿Que no? Mírate en el espejo y verás lo preciosa que estás. Liam es un perro con suerte.
Intentó atraerla más hacia él.
-Suéltame -le ordenó ella. Él aflojó el abrazo al instante-. Y ten cuidado de que Liam no escuche lo que dices o no te hará ningún otro «préstamo».
-No te preocupes. Eso ya lo tengo ganado -dijo él con un guiño.
_____ no pudo evitar reírse de nuevo. La cabeza le daba vueltas de placer. Pronto terminaría la velada. Pronto estaría a solas con Liam.
Pattie anunció el último vals y Liam tomó a _____ en sus brazos de nuevo. Estaba frunciendo el ceño levemente.
-Parece que te llevas bien con Louis. No creas nada de lo que te diga.
-¿Ni siquiera si me dice que estoy preciosa? -preguntó ella con una sonrisa.
A él se le suavizó la cara.
-Si necesitas cumplidos, estaré encantado de darte todos los que quieras. Hoy me has hecho sentirme orgulloso.
La atrajo más cerca y sus sentidos se despertaron. 
-¿Qué ibas a decirme? -murmuró ella.
¿De qué?
El pareció volver de un sueño.
-Ibas a decirme algo acerca de por qué me compraste estas perlas.
-Más tarde. Cuando se hayan ido todos. Te gustan, ¿verdad?
-Son perfectas.
-Le dije al joyero que tenían que serlo. Le hicimos revolver toda la tienda antes de encontrar lo que nos gustaba a Emma y a mí. Creo que se alegró cuando nos fuimos.
¿Era una locura intentar descifrar algo en el deseo de Liam de hacerle el regalo perfecto? _____ sabía de su eficacia rutinaria, pero en un recodo de su corazón que todavía insistía en creer en los milagros, añoraba algo más. Rozó las perlas con delicadeza esperando contra toda esperanza que...
Poco a poco los invitados se fueron retirando. Los que se quedaban a dormir en la casa se fueron a sus habitaciones. _____ echó un vistazo a Emma antes de irse en silencio a la habitación que compartiría con Liam.
Había elegido el camisón de la noche de bodas con gran cuidado. Si fuera por ella, hubiera comprado algo corto y seductor; una novia tentando a su novio a los placeres de la pasión. Hubiera sido dulce y maravilloso saber que Liam la miraría con ojos amorosos; llevar un diminuto encaje del que él le despojaría para tirarlo al suelo con la urgencia de su deseo; entonces, se tendería con él en el calor de la gran cama dando y recibiendo placer hasta que el agotamiento les embargara y cayeran rendidos uno en los brazos del otro.
Pero no se había atrevido a ponerse tal camisón por miedo a turbarle. Ni, por otra parte, quería parecer descarada. La situación invitaba a una prenda de algodón o franela abotonada hasta el cuello, pero antes se hubiera muerto de vergüenza. Por fin, había escogido satén de color melocotón con encaje. El escote era modesto para la ocasión, pero un cordón diminuto permitía abrirlo más. Lo que él viera en aquella prenda dependería de lo que sintiera.
Y después de sus palabras de antes, ella tenía alguna esperanza. Se tocó las perlas que todavía le rodeaba el cuello y brillaban contra su pálida piel. Él había dicho: Quería que supieras que... ¿Qué sería lo que quería que supiera?
Por fin escuchó sus pasos desde el cuarto de baño, donde había ido a cambiarse. El corazón le latía con anticipación cuando él abrió la puerta. Llevaba una bata de seda de color vino sobre los pantalones del pijama azul marino. Sonrió cuando la vio sentada delante de la cómoda y se acercó a mirar al espejo por encima de su cabeza.
-¡Vaya día! -exclamó-. Me alegraré cuando se hayan ido todos mañana y nos quedemos solos en la casa.
-Yo también -admitió ella con sinceridad.
-¿No te arrepientes? Para ti no va a ser gran cosa, ¿verdad?
Ella lo miró a los ojos a través del espejo.
-No me arrepiento de nada, Liam, y nunca me arrepentiré.
-Ni yo tampoco.
El sonrió entonces y le tocó las perlas. El corazón de _____ le latió con tal fuerza que estaba segura de que él podría escucharlo. En cualquier momento, él diría algo que la llenaría de placer.
-Cuídalas, ¿vale?
-Lo haré.
-Deja que te ayude con el cierre.
_____ le dejó y, cuando sus dedos le rozaron la parte posterior de cuello, le produjeron escalofríos. Se miró con ansiedad en el espejo segura de que el calor que le había provocado se le notaría en la piel. Sólo sus ojos brillantes traicionaban que estaba viva de amor, ansiando creer que los sueños podrían convertirse en realidad.
-Toma -dijo Liam por fin-. Podría ser buena idea guardarlas en la caja de seguridad de un banco.
-Pero yo preferiría tenerlas conmigo. Son tan bonitas.
-También son muy valiosas. Con el tiempo, podrás venderlas por bastante dinero.
La palabra vender hizo añicos el sueño. _____ miró a su alrededor aturdida.
-¿Venderlas? ¿Y por qué iba a hacerlo?
-¿Por qué no? Cariño, está bien. No espero que seas sentimental con respecto a mis regalos. Hemos hecho un trato y tú estás cumpliendo tu parte a las mil maravillas. No podría haber pedido más -cuando ella se dio la vuelta para mirarlo, él le rozó la cara y le alzó la barbilla con delicadeza-. Eres una mujer generosa, _____, con un gran corazón. Un día, algún hombre va a tener mucha suerte.
Ella sonrió con debilidad.
-¿Era eso lo que ibas a decirme?
-En parte, pero hay algo más.
Abrió uno de los cajones y sacó un sobre.
-Parece el saldo de mi cuenta bancaria -dijo ella, asombrada.
-Lo es. Llegó esta mañana, pero lo he guardado para dártelo yo mismo. Podrías recibir una sorpresa.
Al abrirlo, _____ miró la cantidad.
-Pero...
-Es más del salario mensual que hemos acordado.
-¡Es casi el doble!
-Quería demostrarte mi gratitud de manera tangible.
_____ sintió como si le hubieran dado un puñetazo en la boca el estómago.
No hacía falta...
Pero Liam se adelantó y, apartando el papel a un lado, le tomó las dos manos entre las suyas.
-Tú no lo entiendes -susurró con fervor-. Cuando veo cómo has transformado la vida de Emma, lo mucho que has hecho por ella, siento que nada es demasiado bueno para ti.
Esperó la reacción de ella, asombrado de su palidez y rigidez.
-¿He cometido un error? -preguntó con tono de broma-. ¿No es suficiente?
Ella hubiera querido gritar: «No, no es suficiente. Quiero mucho más. Quiero tu corazón. Quiero que me mires con la misma ternura con que miras a Emma. Quiero tu amor y tu necesidad. Lo quiero todo de ti. Y tú me insultas con dinero».
Pero sólo sonrió y dijo:
-No seas tonto. Es demasiado.
-No creo que sea demasiado para la mujer que está haciendo feliz a mi Emma -le dio un leve beso en la frente-. Me alegro de que todo esté bien de nuevo. Por un momento, pensé que algo iba mal. Ahora, vamos a la cama. Creo que esta noche dormiré como un tronco. ¿Qué lado prefieres?

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