Capítulo 16

480 28 4
                                    

Escuchó los pequeños jadeos de la rubia quién estaba todavía en su escritorio, mientras que ella estaba ocupada agachada, tratandola de sentir lo mejor posible.

La rubia agarraba sus cabellos negros con sus dedos, haciendo fuerza. Sus piernas temblaban al igual que sus labios. Estaba perdida en un mar de sensaciones que la lengua de Alice ocasionaba.

La chica se levantó y se fué a sus labios, quería besarla, sentirla.

—¿Enserio crees que te cambiaría por alguien?— Dijo en medio del besó con voz ronca

Metió dos dedos en su interior violentamente, lo que hizo soltar un gemido a la rubia.

Mordió su labio inferior mientras seguía con su tarea ahí abajo, escuchando los gemidos de Ana en su boca.

Calor, era lo que sentía ahora. Un inmenso calor pero amaba sentirlo.

Su mano libre bajo a sus cabellos, tirandolos suavemente.

Llevaban un ritmo rápido, pero no era suficiente para la rubia. Quería más, necesitaba más.

—A-alice— Gimió la mujer.

Suavemente comenzó a balancearse en los dedos de la chica, buscando más contacto.

Alice bajo a su cuello mordiendolo suavemente, fijándose de no dejar ningúna marca.

Soltó su cabello y bajó lentamente por su cuerpo, llenandolo de besos húmedos, sacándole suspiros.

Llegó hasta su objetivo y sin dejar de sacar y meter sus dedos en su intimidad comenzó a lamer su clítoris, con la punta de la lengua.

Era mucho para ella, la estaba llevando al cielo. Ya sentía una cosquillas en su abdomen, un gran orgasmo estaba acumulado en su interior y ya lo sentía venir.

—Alice... N-no... No voy aguantar... Mas— Dijo arrastrando las palabras.

Alice sonrió. No, no la dejaría ir tan fácilmente.

Saco sus dedos y dejó de estimularla con su lengua.

¿Que? ¿Por qué? Se preguntaba Ana, estaba apunto de venirse, maldición.

—¿Cómo?— Dijo la rubia

—Acuéstate— Ordenó, interrumpiendola.

—¿Que? Pero si estab...

No la dejo terminar, ella la había cogido con fuerza por su trasero, acercándola peligrosamente hacia ella.

—He dicho, que te acuestes

La besó violentamente, cogiendo su trasero con las fuerza, pasando sus uñas por la piel blanca de la rubia.

Se separaron y sin chistar ella dijo lo que le ordenó.

Alice se posicionó de pie, mirando de arriba abajo el hermoso cuerpo que Ana poseía. Era tan afortunada de verla de esta forma.

—¿Crees que te cambiaría?

¿Que carajos debería decir? ¿Si? ¿No?
Esto se había convertido en un juego oscuro pero excitante.

—Te pregunté algo, Ana— Dijo de nuevo con voz ronca.

Ella todavía no sabía que decir con exactitud, su mente estaba en blanco.

Sintió como una mano azotaba con fuerza una de sus nalgas para después coger su cabello en otra mano.

—¿Niegas en responderme?

—N-no Alice, se que no m-me cambiarías— Dijo rápidamente.

Escuchó una suave risa por parte de su amante y luego sintió como su boca acaba su espalda con mordidas en lugares específicos, haciéndola gemir.

La jefe de mi madreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora