Capitulo 17

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—Buenas noches Carlos— Le mostró una sonrisa al vigilante del bonito edificio.

Estaba en gran edificio “El cielo” donde vivía unas de las personas más importantes de la ciudad. Tenían hermosos apartamentos en el lugar y es ahí donde Génesis vivía con su padrastro Adriel.

—Alice, gusto en verte. Génesis ya dió permiso para que te déjala entrar— Dijo el hombre pequeño y rechoncho con un bigote.

—Te lo agradezco— Volvió a sonreír.

Vio como Carlos miraba detrás suyo y escuchó decir.

—Señor Adriel, buenas noches.

—Buenas noches Carlos. Hola Alice— Escuchó como decía el hombre con acento italiano, voz gruesa y profunda.

Se dió la vuelta y se encontró con un hombre alto, blanco,  cabello negro hasta los hombros. Vestido de un traje negro con camisa blanca y con su típica expresión de “Me importa una mierda todo”

—Adriel, hola— La chica le sonrió, era el padrastro de su amiga.

Los dos caminaron hacia el ascensor.

—¿Qué haces por aquí tan tarde? No sabría que vendrias

—Sinceramente yo tampoco— Dijo suavemente riendo bajo.

El hombre tocó en botón del piso 15 y luego vio como las puertas se cerraban y sentía como subía en el ascensor.

Sinceramente Alice le tenía pánico a los ascensores. Nunca se subía uno, pero como en este edificio habían 30 pisos era imposible subir tantas escaleras.

Comenzó a sentir su típico mareo y algo de miedo correr por su cuerpo.

—¿Cómo van los negocios, Adriel?— Dijo tratando de ignorar las ganas de salir corriendo que tenía.

Adriel era dueño de una de las más importantes empresas de la ciudad. Industrias Vitale, era una empresa dedicada a la inmobiliaria. La heredó de su padre y había podido vivir de una muy buena manera junto con Génesis.

—Bien... Pronto me quitaré de encima un pez molesto— Dijo despectivamente refiriéndose a la madre de Génesis.

—Me imagino que molesto será el pez— Respondió.

Érica, la madre de Génesis realmente era la peor madre del mundo.

El padre de Génesis era un alcohólico, maltratador que un día las dejó en la calle, sin comer, sin dinero y apareció Adriel, las ayudó y Érica se enamoró de su dinero y de su poder.

Vivieron unos años juntos pero luego volvió el padre de Génesis y Érica corrió detrás de él, dejando a Adriel a cargo de una Génesis de 10 años.

Claro está, el pudo haberla echado a la calle. Pero la quería, mucho y le daba de todo lo que quisiera. Ella cuidaba de el haciendo la comida, haciendo algo de aseo ya que tenían una señora que lo hacía; lo esperaba en las noches. Estaba siempre para el y Génesis estaba muy agradecida con el.

Claro que Érica al ver a su hija tan feliz le dió la más grande de las envidias e iba de vez en cuando a humillar a su hija y a pedirle dinero a Adriel amenazándolo con ir a la Policía a denunciarlo. Por cualquier cosa. Aveces decía por secuestro, otras por violación, por quitarle a su hija. Cada vez era otra excusa.

Claro que Génesis ya no quería ni un poco a esa mujer. La abandonó y cada vez que se le da la gana la trata mal y odia con todo su corazón que viniera a molestarles.

Las puertas del ascensor se abrieron y Alice suspiró de alivio aunque, todavía estaba mareada y sentía vértigo.

Caminaron por el pasillo medianamente iluminado en silencio.

La jefe de mi madreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora