Capitulo 21

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—¿Me estás diciendo que te cagué el besó con Alexandra?— Dijo sorprendida.

Alice suspiró aún mirando para la pared. Habían pasado dos días desde ese suceso y aún así no comprendía muy bien todo lo que pasó aquel día.

—Si... Lo hiciste—La miró y vio como los ojos de Génesis tenían sorpresa—Pero ¿Sabes? Fué mejor así.

Su amiga abrió mucho los ojos.

—¿¡Pero como dices eso!?— Dijo gritando— ¡Es perfecta para tí! Y ¡Date cuenta, joder! Tú le gustas.

Alice río por los desesperados gritos de su amiga.

—Fue... Una equivocacion— Dijo más para ella que para su amiga, intentandose convencer de lo que decía— Además ¿Que no lo ves? Es súper hetero.

Su amiga negó.

—No me vengas con eso. Nisiquiera la conozco pero por las veces que te ha llamado suena muy feliz y te trata de lo más hermoso, por Dios Alice ¡Date cuenta!

La de lentes volvió a mirarla y río, le puso una mano en el hombro y le dijo.

—Se que estás apenada con... Dañarme el beso, pero está mejor así. Yo, tengo...— Miró al techo pensando en que decir— Algo con Ana y nunca le haría eso ¿Entiendes?

Génesis negó con la cabeza, pero tenía que respetar la decisión de su amiga porque sabía en el fondo, que tenía razón.

—¿Que hicieron después?— Dijo aún interesada por el tema.

—Pues nos alejamos y Alexandra estaba algo... Tensa por el resto del día, pero no dijimos nada al respecto y yo no me atrevería hablar. Tu me conoces.

—Ay amiga— Negó con la cabeza— Eres una cobarde. Aún así, te quiero.

Alice le sonrió. Tenía razón, no podría decirle lo contrario.

—Pero, dime la verdad. Casi la besas, cuando eso pasa es porque la persona te gusta o te llama la razón ¿Comenzaba a verla con otros ojos? ¡Dime la verdad Alice Serty!

Rodó los ojos y suspiró, no podía mentirle a su mejor amiga.

—Bueno... Por un momento me di cuenta que era, una hermosa mujer ¿Sabes?— Suspiró de nuevo recordando— Tiene unos ojos preciosos, jamás los había apreciado detalladamente y además, su abrazo fué firme y tierno a la vez.

Génesis la miraba atenta y con un brillo en los ojos. No había duda que quería esa mujer para su amiga, no sabía por qué pero había algo bueno en ella. No descifraba el qué.

—Dios, Alice— Le sonrió— Por Dios ¡Te gusta!

—Ya te dije que no— Habló con voz aburrida—Solo fué... Por el momento.

—¿Han vuelto a hablar?

—No, claro que no. Supongo que ella quiere su espacio y pensar— Suspiró mirando a la ventana—Yo no la voy a apresurar. Además... Yo también necesito mi espació.

Génesis suspiró. Alice siempre era así, nunca daba cara a estos casos, era demasiado penosa e insegura y siempre tenía miedo a un rechazo, pero sabía que en el fondo de su corazón, Alexandra había despertado un sentimiento.

—¿Y qué tal todo con “Tu risitos de oro”— Dijo lo último en comillas y con una voz estúpida.

Alice negó con la cabeza mirando al piso y luego volvió a mirar a la ventana. Esa desgraciada la estaba destruyendo lentamente.

—Todo está llendo mal. No solo con ella si no con el salon— Tomó aire— Johana es un puto asco ¿Sabes? Es una hipócrita con mi mamá, se inventa unos chismes gordos, habla mal de Ana frente a los clientes. Por Dios ¡Ana es su jefe! Y puedo decir lo que sea de ella pero, es muy paciente y muy buena jefe con ellas.

La jefe de mi madreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora