Capitulo 10

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Narra Ana

Ví a Alice más distraída de lo normal.

Besé su cuello varias veces pero ni se inmutaba, solo estaba mirando algo en la pared pero su ojos estaban perdidos.

—Amor— Le llamé.

De inmediato note cómo volvía a la realidad y una sonrisa apareció en su rostro.

—Dime.

Cogió mi mano y la entrelazó con la suya y se acercó más a mí.

—¿En qué pensabas?

Sus ojos oscuros miraron a los míos y con una sonrisa ladeada me dijo

—En tí.

Me sacó otra sonrisa. Ella era muy cariñosa conmigo, le gustaba demostrarme su amor. Se estaba enamorando de mi muy rápido y tengo que admitir que también lo comenzaba a hacer.

Con su otra mano cogió mi cintura por debajo de mi blusa. Se acercó más a mí y sus labios nuevamente se unieron con los míos.

Sentir esa calidez me gustaba, ella era tan apasionada y sentimental. Era tímida y arriesgada. Era si y no.

Tan diferente a todo lo que he vivido, pero me gustaba.

Mordió mi labio inferior y escuché como suspiraba, disfrutaba esto como yo.

Depositó otro beso y luego se separó para abrazarme.

Nunca había vivido algo comienzo esto. Jamás me había interesado por una mujer y al principio no fue fácil aceptarlo.

Varias veces negué y me daba rabia conmigo por sentir ésto por una mujer, cuando toda mi vida me habían gustado los hombres.

Pero ¿Que más daba? No estaba dañando a nadie porqué me gustara una chica y al final era tanto deseo, tantas ansías de probarla que todo fue fluyendo.

Toda mi vida he ido por lo que quiero y siempre consigo tenerlo. Está vez no fue la excepción, solo que fue algo más difícil.

Alice no era como los demás que se iban de lanzados a mí. Ella le daba miedo de que fuera rechazada o que yo estuviera jugando con ella.

Así qué decidí ayudarla para que viera mis intenciones.

Alice me sacó de mis pensamientos dándome caricias en mi espalda.

Ese escalofrío me recorrió toda mi espina dorsal mandando señales a mis nervios de que lo que Alice hacía me encantaba a tal punto de comenzar a subir calores en mi cuerpo.

Gimo por lo bajo y aprieto con fuerza la cintura de Alice.

¿Por qué era tan fácil que ella me excitará? El sexo con Alfredo siempre había sido complicado y nunca lo disfrutaba, pero ella me encendía como un cerillo.

Mi chica buscó mis labios para volver a unirlos con los de ella pero ésta vez con más rudeza.

Su lengua llegó a mi boca reclamando atención por parte de mi lengua, lo que consiguió al instante y comenzaron una lucha por ver quién ganaba.

Los calores eran más fuertes, las caricias más lentas y los gemidos llegaron a la habitación.

Ella no pudo aguantar más y quitó esa maldita blusa que hacía estorbo, al igual que mi sujetador.

Dejó de besarme y me miró, estaba igual que yo. Tan jodidamente excitadas, teniendo ganas de más. Ella me dijo

—Ponte boca abajo.

Hice caso a sus peticiones y luego ella se subió encima mío.

Volvió a acariciar mi espalda, pero ésta vez venía acompañado de pequeñas mordidas que me hacían gemir fuerte.

La jefe de mi madreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora