Capitulo 18

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Sintió de nuevo como unos ojos se posaban en ella y suspiró pesadamente.

Levantó su mirada oscura y volvió a encontrarse como Ana la miraba con el ceño fruncido mientras que estaba cruzada de brazos.

Johana y su madre habían salido a comprar no se que cosa, solo dijeron que volverían.

Sinceramente no le gustaba que su madre se la pasará tan cerca de esa mujer, había algo malo en ella. No le caía nada bien.

Alice puso los ojos en blanco ¿Que pensaba que iba a ganar viéndola de esa forma? ¿Que todo se iba a solucionar? Dios, todo tenía que ser tan complicado para ella.

Dejó de evitar su mirada y la vio directamente a los ojos.

—Sabes que las miradas no matan ¿Verdad?

—Dime con quién estabas el fin de semana— Dijo arrastrando las palabras.

Alice la miró obvia. Ella jamás lo iba a entender, así se lo dijera cien veces.

—Ya te lo dije. Con Génesis porqué tuvo un problema y me necesitaba.

Ana se levantó de la silla rápidamente y dió un golpe seco a su mesa. Haciendo saltar un poco a Alice.

—¡Con quién estabas realmente el fin de semana!

—Dios, cálmate— Le dijo algo asustada— ¿Cuando vas a entender que no estuve con nadie más que mi amiga? ¡Por Dios!

Su corazón se aceleró y comenzó a latir fuerte, sentía los palitos fuertes en su pecho. No le gustaban los ruidos fuertes, era muy nerviosa

Estaban a plena luz del día, podrían pasar personas ahora ¿Es que no le importaba?

—Se que me mientes, Alice ¡Deja de mentirme de una vez!— Chilló aún mirándola desafiante.

Alice la miró de la misma forma, dejó el miedo. Comenzó a tranquilizarse, se levantó dió unos pasos hacia ella sin quedar muy cerca y habló

—Pruebalo— Dijo simplemente— Prueba que te estoy mintiendo, ya que estás tan convencida.

Ana estaba hecha furia ¡Cómo no era capaz de ser sincera! Llevaba tanto tiempo enojada y a ella no le importaba. Pero esto ya era el colmo.

Se fué de su mesa y se dirigió hacia ella, hecha una furia.

La cogió de sus hombros y la empujó hacia la puerta para luego abrirla y quedar en su sala.

—¿¡Que es lo que haces!?—Alice podría jurar ver llamas en sus ojos claros.

Ana no respondió. Cerró las puertas sin dejar de verla y luego la arrinconó a una pared, quedando muy cerca.

—¿Por qué me mientes?— Hablaba enojada, pero está vez algo más calmada.

—No te estoy mintiendo— Dijo sin titubear, pero su respiración se volvió agitada.

Ana suspiró y la miró a los ojos.

Estaba nerviosa por su cercanía, lo notaba. Realmente no quería alejarse.

Su mirada pasó a sus labios entre abiertos y luego bajó la vista un poco más.

Suspiró pesadamente ¿Por qué este cambio de actitud?

Relamió sus labios al volver los de ella. Se veían tan...

—¿Que es lo que haces en mí, Alice?— Dijo suavemente antes de unir sus labios.

La menor no esperaba ese cambio tan busco. Hace un minuto estaba que escupía fuego ya ahora... Esto.

Cayó en cuenta de lo que estaba pasando y sinceramente. No podía dejar de besarla. Lo hacía tan bien.

La jefe de mi madreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora