Capítulo V.- Las piezas comienzan a unirse.

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En cuanto vieron salir a Coraline del estadio, los príncipes fueron tras ella.

— ¡Coraline, espera!— gritaba Ethan.

Ella volteó la cabeza.

— Así que, ¿ya regresaste?—saludaba ella.

— Así es, estoy de regreso. Coraline, te presento a mi hermana mayor, Christine.

— Encantada. —estrechó su mano.

— Por favor, el gusto es todo mío — respondió Christine. —Mi hermano ha estado hablándome mucho de ti.

— ¿De verdad? Bueno, no creí que fuera a hacer eso. — y le dirigió una mirada extrañada a Ethan.

— No te preocupes, no ha sido nada malo, al contrario. Mira, ambos estamos encantados de conocerte y nos gustaría invitarte a nuestro hogar un fin de semana, ¿te gustaría?

— No quiero sonar grosera, pero apenas los conozco.

— Oh si, si muy cierto. Pero no tienes que venir sola. Puedes traer a tu madre, ¿aceptas?

Coraline seguía indecisa, y Christine siguió hablando.

— No tienes que contestarnos ahora. Piénsalo, y nos das tu respuesta en unos días. Prepararemos una comida muy especial, ya que será cumpleaños de nuestro hermano mayor. Además, necesitas celebrar tu victoria de hoy.

— No es lo que yo llamaría una victoria. Más bien me siento avergonzada de haber ganado.

— Pero, ¿por qué Coraline?— preguntó Ethan. —Ella no te dejaba en paz. Tú sólo te defendiste.

— Sí, pero no quería avergonzarla de ese modo. No creo que vuelva a mirarme a los ojos en todos los días de su vida.

— ¡Mirarte a los ojos! Si la pobre se desmayó de la impresión. — se reía él.

— Hiciste lo que tenías que hacer. Tienes un corazón noble, pero aprende a diferenciar los sentimientos de los deberes. — dijo Christine.

Coraline la miró atónita.

— Eso mismo me decía mi padre. Hasta parece que lo conociste.

Los dos príncipes se miraron.

— No lo conocí a él, pero creo saber quién eres tú.

— Perdón, pero no sé a lo que te refieres.

— Piensa en nuestra invitación. Coméntale a tu madre. Es más, iremos a invitarla en persona.

Y se fueron caminando hacia el salón de clases donde se encontraba Rose.

Llegaron allí, y por la competencia de arquería se había quedado sola, revisando unos exámenes.

— ¿Se puede, profesora Mercy?— tocó Christine.

— Adelante. —y se puso de pie en cuanto entraron.

— Hola mamá — saludó Coraline.

— Hija, ¿terminó la competencia?

— Sí mamá, terminó. Quiero presentarte a mis nuevos amigos.

— Qué tal, profesora. Mi nombre es Christine, soy hermana mayor de Ethan, uno de sus alumnos. — estrechó su mano.

— Oh si, lo recuerdo. Creo que llevabas semanas sin venir al Colegio, muchacho. —decía al mismo tiempo que estrechaba su mano también.

— Tenía unos pendientes que arreglar, profesora —respondió el aludido. — Pero ya estoy de regreso. De hecho, vine para invitarla personalmente, a usted y a su hija, a un banquete especial que se realizará en honor de mi hermano mayor. Pronto será su cumpleaños, y hemos decidido organizarle ésta fiesta, ¿qué dice?

La historia de una princesa, que no sabía que lo era.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora