Epílogo

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Cuando el Rey coronó a Coraline como princesa de Redova le obsequió también un arco, de la misma manera en que su padre adoptivo lo había hecho; con la gran diferencia que éste sería de oro y adornado con piedras preciosas.

Le dirigió una mirada solemne, y lo único que hizo fue repetirle en voz audible lo que ella había estado pensando todo éste tiempo: "Así es, llegó la hora. Usarás tu arco, y serás fiel a ti misma cuando lo uses. Esa es tu misión, y no es para vanagloriarte, es para mí servicio, y el del Pueblo."

De ésta manera, ella por fin encontró la misión para la que estaba hecha, y en ese mismo instante comenzó su entrenamiento real como guerrera. Después de todo, y al final de los tiempos, ser hija del Rey no es otra cosa que vivir exactamente para lo que fuiste hecho. Por Él, y para Él.

¡Por Redova, y por el Rey!

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La historia de una princesa, que no sabía que lo era.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora