o c h o

2.9K 157 4
                                        

—dale juli salí de ahí— suplicaba mi prima.

llevaba una semana ponele encerrada en mi pieza. ¿por mateo? bueno, pero también me
ponía mal que mis viejos no se preocupen por mi, no me llamaron más y tenía que repetir curso.

—déjenme— pedí.

—déjame pasar por lo menos.

—andate ania— y oí como se alejaba.

—maricona salí— volvió a insistir alguien, esta vez era mateo, el que menos quería oír.

—¿y que mierda querés vos?

—eu eu eu bajamos tres cambios.

—che andá a tomar un juguito y dejame.

—pará, me parece que mi viejo tiene en el salón las llaves de todas las piezas— oí que susurraba manuel.

oí como bajaban así que decidí salir de la pieza e irme sin que se dieran cuenta.

—salió— exclamó mateo haciendo que todos se volteen.

—¿que quieren?

—que salgas— se hundió de hombros ania.

—¿para qué?

—porque boluda el verano está para disfrutarlo y no para encerrarse— dijo mateo, pero lo ignoré. me volteé y me volví a encerrar —eu ¿que te pasa conmigo?

—deja de joderme y anda a joder a tu novia ¿si?— abrí la puerta para decírselo y la cerré de golpe, o eso creía.

el morocho abrió la puerta y la cerró de portazo.

—no tengo novia, celosa.

—si ya.

—¿querés saber algo?— lo miré —¿querés saber por qué lloraba?— asentí sentándome en mi cama —la posta es que yo no vine acá por elección— fruncí el ceño —mi hermano, emi, está ingresado en el hospital por mi culpa, no me lo perdonaré nunca, le cagué el verano.

—¿qué pasó?

—hace unas semanas yo estaba con él en la pileta, me enojé por algo que hizo y me zarpé— explicó —él intentando esquivarme se hizo daño en el hombro, yo no me di cuenta y lo hundí, se rompió el hombro y casi se ahoga por mi culpa— vi como se le escapaba una lágrima —el día que estábamos en la playa me llamó, y sentí un gran alivio al saber que está mejor y no se enojó conmigo.

—ai no mateo lo siento mucho.

—no te perdono— lo miré con pena—ya sabes que me debes— señaló su boca pero negué —entonces no te perdono.

—sos un gil— hizo puchero —no te beso nada.

—bueno, entonces quiero mimos.

se acostó en mi cama así que repetí su acción. palmee mi pecho y se acostó sobre él para que le hiciera mimos en el cabello.

pasada poco más de media hora oímos como manu tocaba la puerta.

—eu salgan de ahí boludos— se quejó.

—manuel deja de romper los huevos— me queje yo esta vez y pude ver como mateo abría sus ojos de a poco —perdón, te despertamos— él negó con los ojos achinados y se aferró a mi cuello. lo conocí hace menos de un mes y le estaba agarrando mucho cariño, pero no quería engancharme porque soy re boba y me acaban haciendo daño.

•••

veranos; truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora