d i e z

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cuando llegamos a la pileta delfina y mateo estaban ahí. la piba me miró y sonrió. yo sonreí falsamente. daniel no me soltó la mano todavía y cuando mateo lo vió me miró con su mayor cara de orto. pero no pensaba soltarlo.

—hola— dijo daniel mientras ponía su toalla en el césped y su celular encima de ella.

—hola— dijo la wacha de mateo.

—eu— saludé yo.

—delfina— se presentó.

—julieta— repetí su acción, daniel hizo que le siguiera a la pileta —eu espera que me saque la remera— el rubio asintió y me bancó un toque.

—te queda re bien la remera de dani— me alagó la flaca.

—gracias, igual es de mateo no de dani— ella asintió fulminando al anterior mencionado con la mirada, sonreí mirando para otro lado para que no me vieran y volví con daniel. el cual me agarró por la cintura e hizo que cayéramos al agua y que al salir hizo que riera.

—yo soy vos y le encajo una piña— soltó delfina.

—bueno, yo no soy como vos— me hundí de hombros y vi como ambos pibes soltaron una risa.

(...)

—eu juli— estaba durmiendo y oí que alguien toco la puerta.

—¿quien sos?

—mateo— cuando oí eso estampé mi cara contra mi almohada, la persona que menos quería ver ahora —fue un malentendido.

—pasá, ta abierto— dije con paja. pasó y se sentó a mi lado en la cama. yo igual seguía acostada, alta paja recostarme.

—mateo, no me boludees más, ¿si?— negó —vi como te la chapabas a la flaquiturra.

—perdón.

—no. perdón no. me ilusionaste, empecé a sentir cosas por vos— dije enojada. él solo subió los hombros— ¿sabes que? no se ni porque mierda me enojo, no somos nada— me paré con bronca para salir de la pieza.

los amigos de manu estaban en la casa del árbol, así que decidí ir a la playa. me senté en la orilla, no traía ni mi celular, acá podía morir y sin poder avisar a nadie. ahre dramática era la chabona.

tras un rato de desahogarme y auto consolarme volví. ya habia oscurecido.

—eu me asustaste— dijo alguien cuando entré por la puerta de la cocina para que nadie me viera y como siempre fue un intento fallido.

—¿quien sos?— pregunté con el ceño fruncido.

—cande, vos sos la wacha de mateo, ¿no?

—¿quien te dijo eso?— me reí.

—nos lo dijeron él y manu en la casa del árbol.

—soy julieta, no la wacha de mateo— ella asintió.

—al fin una mina en el grupo— celebró y yo sonreí, no era de su grupo pero no quería ser forra —¿me pasas tu whatsapp así te agregó al grupo?

—bueno— me hundí de hombros y le dicté mi número —me voy a dormir, ya hablamos— me sonrió y asintió.

desde los 10 años no tuve amigas minas. todas eran re tóxicas y las acababa mandando a la mierda. me pareció buena onda cande.

•••

veranos; truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora