—¿que onda con mateo hoy?— me preguntó manuel entrando a mi pieza.
—bien.
—es buena onda el truenito— sonrió y asentí sonriente.
ya sabía jaja quedé como boluda. mateo es trueno el del quinto. donde iba a mi primo de más nene. extraño esos tiempos, ahora casi no veo batallas pero en esos momentos las amaba y siempre íbamos con mi primo a verlas.
—para manu— le dije a primo antes de que saliera —¿mateo es trueno el del quinto?
—si, pensé que ya sabías.
—jaja no, ¿y como es que se hicieron amigos?
—cuando dejamos de ir juntos al quinto fui un día solo y pegamos amistad—asentí— ¿bajas?
—banca un toque me cambio y bajo.
manu salió de mi pieza y yo me cambié.
me puse una remera blanca, un short y mis chanclas. bajé rápidamente encontrándome a mi primo riéndose con mateo. busqué con la mirada a mis otros dos primos pero no los encontré.—eu— dijo mateo llamando mi atención, mi primo mayor se volteó y me sonrió. iba a decir algo pero mi tío nos interrumpió.
—mañana me iré a la ciudad y estaré fuera todo el día, ania irá a casa de su amiga y martin viene conmigo— manuel y mateo se miraban cómplices —manu— llamó la atención de mi primo —vos te quedas acá, ¿ustedes que quieren hacer?— preguntó mirándonos al morocho y a mí.
—yo me quedo acá— dijimos mateo y yo al unísono haciendo que nos miremos rápidamente.
tras eso mi tío fue a la cocina y los pibes se sentaron en uno de los sofás haciendo que los siga y me siente en el vacío.
—¿están pensando lo mismo que yo?— ambos se miraron cómplices tras las palabras de manu.
—joda— dijo esta vez mateo. yo miré con los ojos abiertos como platos y negué frenéticamente —dale julieta no seas ortiva.
—¿saben qué? hagan lo que les cante el orto, es su casa pero yo no me sumo.
salí de la casa y me dirigí a la casa del árbol.
al cabo de unos minutos oí murmullos y como alguien subía a la casa. me asusté pero resoplé al oír a los pibes.
—ju— reconocí la voz, era manu.
—salí— dijo esta vez su amigo.
salí y los miré.
—¿que condiciones pones para que hagamos la joda?— preguntó mateo. me quedé pensando por unos instantes. si me quedaba en mi pieza no habría problema porque no tendría que socializar que es lo que quería evitar a toda costa.
—ninguna, háganla.
—¿posta?
—si— afirmé desinteresada.
bajé del árbol dispuesta a ir a mi pieza pero no para dormir. eran tipo 10 de la noche y era re pronto. pasados 10 minutos me aburría una banda así que decidí "escaparme" para dar un paseo por la playa, cuando era chica iba con ania y manu, es una playa chiquita y tranquila. oía las voces de los pibes en el salón así que salí por la puerta de la cocina.
—¿donde vas?— preguntó mateo en mi intento de fuga.
—a pasear.
—es re tarde, no te vayas.
—eu o venis o te quedás pero no me rompas las bolas.
salí por la puerta seguida del morocho, que avanzó hasta ponerse a mi altura.
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