Jin observó con preocupación a Yoongi cuando este azotó la puerta de entrada y lanzó su móvil contra la pared antes de dirigirse a la cocina, dejando el dispositivo destrozado en el suelo. Una mezcla de inquietud y tristeza se reflejaba en sus ojos mientras observaba la reacción impulsiva del mayor.
Estaba furioso consigo mismo por haber perdido el control de esa manera, especialmente al admitir en silencio que su hermano tenía razón: Jin era un robot defectuoso. No quería encariñarse con él, pero la ternura y el afecto que emanaban de cada gesto, pregunta y sonrisa del pelinegro lo hacían difícil de resistir.
Negó con la cabeza con rapidez, tratando de apartar de su mente la imagen del reconfortante rostro de Jin, y buscó entre los cajones de la cocina un encendedor o unos cerillos. Necesitaba fumar un cigarrillo para calmarse; no era saludable estresarse, y mucho menos quería desquitarse con Jin.
— ¿Qué sucede, Yoongi-chi? —preguntó Jin con un deje de temor en su voz, preocupado por las acciones violentas del mayor.
Yoongi suspiró, dándole la espalda y pasándose una mano por el rostro con frustración.
— Nada, Jin. Ve a recargarte —murmuró, frunciendo levemente el ceño.
Los ojos de Jin se abrieron de sorpresa, suavizando su expresión al sentir los brazos del robot rodeando su torso desde atrás, apoyando el mentón en su hombro. La calidez de ese gesto lo dejó sin palabras, sin saber cómo reaccionar. ¿Debería apartarlo? ¿Debería abrazarlo?
La necesidad de fumar desapareció al instante, reemplazada por la sensación reconfortante de tener a Jin cerca.
— ¿Todo bien? —susurró Jin con suavidad, con los labios junto a la oreja de Yoongi, haciendo que su voz sonara como un susurro reconfortante.
— No, digo sí —respondió Yoongi con cierta rapidez, sintiendo un nudo en la garganta—. Solo tuve una pequeña discusión con Hoseok.
— Supongo que por eso nos fuimos tan repentinamente —sonrió tímidamente Jin, depositando un suave beso en la mejilla de Yoongi—. Ya es algo tarde, ¿no?
Un ligero sentimiento de soledad invadió a Yoongi cuando Jin se apartó de él, dejando un vacío que parecía crecer con cada paso que el pelinegro daba hacia la habitación. Aunque sabía que Jin no podía experimentar emociones como los humanos, la ausencia de su presencia física le hizo sentir una sensación de vacío, como si le faltara algo esencial.
Se quedó allí, en la cocina, contemplando el espacio vacío que dejaba Jin mientras el tic facial característico del robot aún bailaba en su memoria. Era una pequeña muestra de humanidad en un ser artificial, un gesto que le había llegado al corazón desde el momento en que lo vio por primera vez.
— ¿Me estás diciendo que debería irme a dormir? —preguntó Yoongi, arqueando una ceja con diversión, dejando el vaso en su lugar.
— No —negó Jin con una sonrisa juguetona, a mitad del pasillo—. No soy tu madre para decirte qué hacer. Pero ten cuidado, no quiero que te quejes mañana cuando estés somnoliento en el instituto.
Ambos rieron suavemente, y Yoongi lo alcanzó en rápidos pasos. Tomó la muñeca de Jin, llevándolo consigo a la cama matrimonial que compartían. Aunque Jin no necesitaba dormir, le gustaba estar cerca de él.
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cien días | yoonjin.
FanfictionNo siempre se necesita a otro humano para conseguir la felicidad. '❜ yoongi | seokjin. 𝗔𝗱𝗮𝗽𝘁𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻. ⎯⎯ • Créditos correspondientes a mi niña, @SrtaGurdensenS2