La mañana había llegado con la suave luz del amanecer filtrándose por las cortinas entreabiertas, pintando la habitación con tonos dorados y cálidos. Yoongi, con una sonrisa juguetona en los labios, decidió despertar a Jin de una manera especial. Se inclinó sobre la cama y comenzó a depositar suaves besos en la espalda desnuda del pelinegro, justo a la altura de los hombros. La piel de Jin respondió con un estremecimiento placentero, y una hermosa sonrisa se dibujó en su rostro.
El corazón de Yoongi se encogió al ver ese tic en el ojo del pelinegro al sonreír, recordándole el tiempo que les quedaba juntos, y la fecha marcada en el calendario. A pesar de la inevitable tristeza que se apoderaba de él ante la perspectiva de despedirse de Jin, se esforzaba por mantener la alegría en su rostro y aprovechar al máximo cada momento que pasaban juntos.
Por esa razón se había encargado de desecharlo para no verlo nunca más, aprovecharía cada segundo con Jin y guardaría esos momentos en la parte más cuidada de su mente, recordando sus sonrisas, caricias y besos cuando él ya no estuviera.
— ¡Hobi! —exclamó Jin con alegría mientras se dirigía hacia la puerta de su propiedad— ¡Tae! —continuó, su voz resonando con entusiasmo y energía.
Yoongi no pudo evitar rodar los ojos con una sonrisa divertida ante la emoción de Jin, y golpeó la puerta de madera con los nudillos. En pocos segundos, Hoseok los recibió con una sonrisa radiante, abriendo paso para que ambos entraran a la casa. Jin prácticamente corrió hacia la sala, ansioso por reunirse con Taehyung y compartir un momento juntos.
Los hermanos se saludaron con un abrazo fraternal, mientras observaban con interés la interacción entre Jin y Taehyung. Era evidente que habían entablado una conexión especial, y Hoseok se sintió feliz al ver a su hermano tan cercano a su cuñado.
— Hoseok, ¿y Tae? —preguntó el de cabellos morados con paciencia, sonriendo.
El de cabellos claros suspiró y se sentó en el sillón más grande de la sala, junto a su hermano que lo observaba también sonriendo, aguardando la respuesta del pelinegra. Le alegraba saber que Jin había podido llevarse bien con su cuñado; pues claro, ambos tenían ese estilo elegante y refinado, era un poco normal que se llevaran bien.
— Lo he devuelto.
La sonrisa en ambos chicos desapareció al instante, dando paso a una sorprendida expresión que Hoseok no divisó por haber bajado la mirada a sus manos.
— Me di cuenta que no quiero un novio de juguete, quiero uno real, no un robot perfecto, quiero a un lindo chico que cometa errores, que me haga enojar; no uno perfecto —dijo en apenas un murmullo.
Y aquello logró desatar la ira del robot allí presente.
La expresión de Jin se oscureció con pesar y enojo, mientras trataba de procesar la impactante revelación. Para él, Taehyung era mucho más que un simple robot; era su compañero, alguien de amor, alguien a quien consideraba tan real como cualquier ser humano.
La ira y la desesperación se apoderaron del corazón de Jin, quien no pudo contenerse ante la injusticia de la situación. Se puso de pie con determinación, desafiando a Hoseok con una mirada enfurecida, llena de rabia y convicción.— ¡Él era real! —exclamó con voz firme, su corazón metálico latía con fuerza en su pecho, alimentado por una mezcla de tristeza y furia—. ¡Él te amaba!
El enfrentamiento emocional que se desató en la sala resonaba con una intensidad abrumadora. Jin luchaba por la verdad y la justicia, mientras que Hoseok se aferraba a su visión pragmática del mundo, negándose a aceptar la profundidad del amor entre un humano y un robot.
— ¡Era un robot, Jin! Los robots no pueden sentir, no son más que software, piezas, cómputo y programación —negó Hoseok sin elevar la vista.
— Jin... —Yoongi se puso de pie, al ver que los ojos del mencionado habían adquirido un tenue brillo azulado y parecía que estaba a punto de llorar.
— ¡No! —negó rápidamente— ¡Sus sentimientos eran reales, él era real! ¡Y tú lo traicionaste, lo devolviste! ¿¡Cómo pudiste!?
Sin embargo, sus palabras cayeron en oídos sordos mientras Hoseok insistía en la artificialidad de Taehyung.— ¡SeokJin! —elevó ligeramente la voz al ver que lo estaba ignorando totalmente, y lo tomó de los antebrazos con suavidad— Jin —la vista del robot se posó en sus ojos color chocolate, y su corazón dio un vuelco al ver ese hermoso color azul/celeste oculto tras una capa de lágrimas—. Vamos a casa.
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cien días | yoonjin.
FanficNo siempre se necesita a otro humano para conseguir la felicidad. '❜ yoongi | seokjin. 𝗔𝗱𝗮𝗽𝘁𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻. ⎯⎯ • Créditos correspondientes a mi niña, @SrtaGurdensenS2