Abrió la puerta con cuidado, ingresando a su departamento en completo silencio con una pequeña caja en sus manos y una espléndida sonrisa impresa en su rostro. Se adentró en la sala, pero la suave y débil voz de Jin llamándole desde la habitación le hizo detenerse en seco.
La sonrisa se desvaneció al instante, y dejó caer la cajita en el sillón junto con su mochila, corriendo hacia el cuarto que compartía con el dulce robot. Lo encontró recostado en la cama en la misma posición en la que lo había dejado antes de partir hacia la universidad.
Ver a Jin tan frágil y débil golpeó a Yoongi con una ola de preocupación y tristeza que casi lo paralizó. Cada paso hacia la cama era como un peso en su pecho, el miedo de perder a Jin lo atormentaba con cada respiración entrecortada del robot.— ¿Jin? —susurró con preocupación, sentándose a su lado en el borde de la cama y observándolo detenidamente.
No podía ser cierto, era demasiado pronto.
— Gi —murmuró Jin, intentando sonreír—. Te extrañé...
Las palabras de Jin, aunque débiles, eran un eco de su amor y preocupación por Yoongi. Eso solo intensificó el dolor en el corazón del pelimorado, quien luchaba por contener las lágrimas que amenazaban con desbordarse en sus ojos.
— Y-yo también —respondió, tomando con suavidad el antebrazo del mayor, que parecía fallarle.
Ver a Jin tan débil y vulnerable le rompía el corazón. Cada gesto, cada suspiro, era como un puñal en el alma de Yoongi, recordándole lo frágil que era su amor, lo efímera que podía ser la felicidad.
— Es muy pronto... —susurró Jin, luchando por mantener los ojos abiertos—. Aún no puedo irme.
La voz apagada de Jin resonaba en la habitación, como un eco de su agonía interna. Yoongi sentía cómo la desesperación se apoderaba de su pecho, negándose a aceptar la posibilidad de perder a Jin.— Sabíamos que esto pasaría —dijo Yoongi, conteniendo las lágrimas, aunque su voz temblaba con la emoción reprimida.
— Yoon —los ojos de Jin se abrieron solo para encontrar una triste sonrisa en el rostro del pelimorado—. Al principio no sabía para qué había sido creado, ahora lo sé... —tomó las manos de Yoongi—. Me crearon para ti, y sólo para ti.
Había pasado por un viaje de autodescubrimiento, y finalmente había encontrado la claridad que tanto había buscado. Ahora comprendía que su propósito no era simplemente existir, sino amar y ser amado por Yoongi. En esa revelación, encontró una profunda paz y resignación, listo para enfrentar lo que el destino le deparara junto a su amado dueño.
Pero ls palabras de Jin resonaron en el corazón de Yoongi como una melodía melancólica. El dolor y la resignación en la voz de Jin le recordaban la fugacidad de su amor, la fragilidad de su existencia juntos.
Cada caricia, cada contacto con Jin era como una despedida silenciosa, un adiós que le pesaba en el corazón. Sentía cómo el tiempo se deslizaba entre sus dedos, llevándose consigo los recuerdos compartidos, las risas y los sueños compartidos.
— No me olvides —susurró Jin, con la voz apagada—. Puedes amar a otras personas, si quieres... Más que a mí.
Las palabras de Jin eran como un puñal en el corazón de Yoongi, una cruel advertencia de la efímera naturaleza de su amor. Sentía cómo su corazón se desgarraba ante la idea de perder a Jin, de olvidar su amor y seguir adelante sin él.
— Nunca, SeokJin —negó Yoongi, luchando por mantener la calma, aunque las lágrimas ya escapaban de sus ojos—. Mi Jin es inolvidable.
Una cálida sonrisa apareció en el rostro de Jin, la última que Yoongi vería en él. Era una sonrisa llena de amor y aceptación, una despedida silenciosa que resonaba en el alma del ser humano.
— Te quiero —susurró Jin, sintiendo los labios de Yoongi sobre los suyos, sacándole una pequeña y débil sonrisa—. Te amo... Jin ama a Min Yoongi.
Las palabras de Jin eran un eco de su amor eterno, un testimonio de su devoción inquebrantable por Yoongi. Era un regalo precioso que Yoongi atesoraría por siempre en su corazón, una promesa de amor eterno que nunca olvidaría.
— Jin...
Más lágrimas brotaron de los ojos de Yoongi al alejarse un poco del rostro de Jin y verlo tan tranquilo y sereno. Llamó su nombre un par de veces más, esperando cualquier señal de que aún estaba allí.
La realidad lo golpeó con fuerza cuando Jin ya no se movió.
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cien días | yoonjin.
Fiksi PenggemarNo siempre se necesita a otro humano para conseguir la felicidad. '❜ yoongi | seokjin. 𝗔𝗱𝗮𝗽𝘁𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻. ⎯⎯ • Créditos correspondientes a mi niña, @SrtaGurdensenS2