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Ya había pasado un buen tiempo y Wendy era finalmente bien recibida por el resto, las niñas le aceptaban sin problemas al igual que los niños, no obstante, la única que siempre parecía no querer ser amigable con ella otra vez, era Irene.

Con constancia, tuvo más de tres oportunidades para darle un beso de amor a Joy, no obstante, al final del día no llegaba a realizar el acto, no por la pelinegra más alta sino por otra que realmente parecía vigilar sus movimientos. El caso fue que mientras Irene conseguía alejarla de Joy en ése sentido, el cariño que quería entregarle a la otra niña se iba esfumando lentamente, obligándose a dejar esa inexplicable necesidad suya, en el fondo Wendy solo podía percibirla como el querer estar al mismo nivel que los demás y no otra cosa. Y de alguna manera, estaba en lo cierto.

En ése pequeño período de descubrimiento, alguien más se adelantó en el juego. Su tan amigable compañero Minhyuk solía mostrarse muy amable y atento con la castaña. Wendy creía que solo era cosa suya, parte de su personalidad, no obstante, con el paso de los días reconoció que solo con ella se mostraba más de ese estilo un tanto dulce.

Un día en particular, Minhyuk le pidió ir al patio a solas, Wendy esperando con calma alguna que otra propuesta de juegos en grupo, solo atinaba a seguirle. Pero cuando finalmente lograron estar en uno de los rincones de allí, aún a la vista de los otros niños que corrían y jugaban allí, Minhyuk le robó un ligero beso en los labios, dándole así su primer muestra de amor.

«Eres muy linda, Wen. Me gustas», fue lo que el pelinegro le había dicho luego de darle ése beso que dejó en desconcierto a la castaña.

Al recobrar el sentido, pudo ver con rapidez el peluche de una muñeca golpear en la cabeza de Minhyuk, éste se había volteado al recibir el golpe y notando de quién se trataba, le miró molesto.

«¿Eres tonta? Me golpeaste, ten cuidado la próxima vez», si no fuera por la primera parte de su oración, eso habría sonado casi amable.

Lo siguiente que recordaba la castaña fue que Irene la tomaba del brazo y la guiaba rápidamente al interior del salón, llevándola hacia el baño de niñas, sabiendo bien que Minhyuk no podría ingresar allí. Wendy sabía que podría haberse negado y no haber cedido a la actitud de Irene en esos instantes, pero estaba ahí, dispuesta a escuchar lo que fuera de la otra niña.

Y es ahí donde se encontraban aún, todo había sucedido hacía tan solo unos minutos.

—Golpeaste a Minhyuk —mencionaba una castaña extrañada con el comportamiento de la pelinegra. Ambas se mantenían encerradas dentro del pequeño cubículo de baño, el cual era especialmente para niñas.

—No me importa Minhyuk —admitía sin culpa Irene, le dio una mirada medio molesta y cruzó sus brazos—. Le diste una muestra de amor, pensé que solo querías dársela a Joy.

—Sí, y así era pero Minhyuk me dio su muestra de amor de la nada, yo no fui —aclaró con sinceridad Wendy. No estaba segura pero creía haber visto a Irene relajarse un poco luego de contarle aquéllo.

—Significa que... ¿puedo hacer eso también? —por primera vez, Wendy notó cierta timidez en la pelinegra cuando le preguntó.

—Minhyuk me dio esa muestra de amor porque le gusto, dijo que le parezco muy linda —confesaba la castaña, una mirada de confusión se pintaba en sus facciones al solo recordarlo—. Él lo hizo porque quería hacerlo como yo con Joy antes —quiso mostrar la diferencia entre por qué sucedió con Minhyuk y no con Irene—. No quiero una muestra de amor tuya porque tú le das amor a todos.

Irene debía reconocer que esa última frase la hizo recobrar la seriedad.— ¿Qué tiene de malo? —interrogó, porque no lograba notar la diferencia.

—En las historias muestran que el amor es solo de dos personas —soltaba con seguridad Wendy—. La muestra de amor es un beso solo con la persona que quieres, no con todos —explicó con tranquilidad, dejando en claro aquella revelación que Irene había saltado por alto, dejando a la pelinegra totalmente asombrada.

Luego de unos segundos, Irene miró hacia el piso. Wendy solo se mantenía expectante.

—Nunca lo había pensado —dijo Irene luego de un rato, levantando su mirada para conectarla con la de Wendy—. Me gustaba tanto la idea de dar amor para todos porque pensaba que eso haría feliz a los demás y a mí. El amor es felicidad —concluía con su explicación la pelinegra, dando una pequeña sonrisa al recordar aquella frase de alguna historia que le había leído su madre en algún momento.

—Es lindo —sonreía de vuelta Wendy, feliz por hablar sobre el amor—. Creo que el amor es diferente para todos —hablaba con un aire de ensoñación, imaginando las películas clásicas de Disney pasar por su mente en aquél momento.

—¿Diferente?

—Sí —asentía Wendy—. Tú quieres dar amor a todos, y yo solo quiero darle amor a una persona.

Dándose cuenta de la diferencia, Irene se quedó sin habla, qué más podía decir luego de escuchar eso.

—Entonces... no me dejarás darte amor —afirmaba ya algo exhausta ante la idea Irene. Wendy rió un poco por ello.

—¿Por qué insistes en darme amor? —curiosa le cuestionó.

Irene se mantuvo pensativa, ni ella lo sabía, solo quería darle amor a Wendy. Pero debía admitirlo, si alguien le hubiera negado su muestra de amor hace tiempo, no habría insistido como lo estaba haciendo últimamente con la castaña. Sin poder agregar algo para contradecir su indecisión interna, solo se mantuvo callada, mirando atentamente a la niña castaña.

—¿No dirás nada? —volvía a hablar Wendy al no recibir respuesta de la pelinegra.

—Es que no tengo una razón para darte amor, solo quiero hacerlo —admitía Irene, dándole una ligera sonrisa a Wendy luego de soltar parte de sus pensamientos.

La castaña solo miró a Irene con atención, tenía esa confusión que le impedía hacer alguna acción de la que pudiera arrepentirse. Luego de darlo por terminado a aquél debate interno, puso sus manos sobre los hombros de Irene, tomándola por sorpresa.

La siguiente acción terminó tan rápido como había iniciado, Wendy solo le había regalado un simple beso en la mejilla a Irene. Parecía que no estaba dispuesta a entregar más que eso... al menos por el momento.

—Solo puedo darte cariño —dijo con calma, Irene la miraba sorprendida y luego de un rato, Wendy decidió salir del baño para volver con sus amigos.

As she pleases ; WenreneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora