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—Mamá se fue a comprar —una Wendy de diez años se aproximaba en comunicarle aquéllo a su abuela.

—Está bien querida, ve a jugar con Yeri hasta que vuelva, solo les queda media hora antes de que venga su madre a buscarla —le recordó, esto hizo que la pequeña castaña asintiera enérgicamente y trotara rápido hasta llegar a su habitación.

Una vez Wendy llegó a su cuarto abrió la puerta emocionada, y se quedó quieta en su sitio al notar que su amiga no parecía estar en ninguna parte. Entró y cerró la puerta detrás de sí, extrañada... Podía jurar que Yeri dijo que se quedaría allí a esperarla mientras hablaba con su abuela.

La castaña no reaccionó a tiempo cuando una niña de ligeros cabellos claros saltó sobre ella mientras reía, sin considerar que caerían en la cama de Wendy. La dueña del lugar empezó a quejarse mientras daba golpes en el colchón, Yeri pesaba a su parecer, sin embargo, la otra niña solo seguía riéndose.

—¿Por qué hiciste eso? —cuestionaba Wendy aún tratando de quitarse a Yeri de encima.

—Creí que sería divertido... y lo es —mostró una sonrisa radiante, realmente parecía disfrutar su pequeña broma.

La castaña se sacudió un poco, tratando de quitar a su amiga de encima pero se le complicó más de lo que pensaba, lo único que terminó consiguiendo fue el que estuviera en la misma posición que antes solo que boca arriba. Le frunció el ceño a Yeri, quería dejarle en claro que ella no se estaba divirtiendo.

La niña de cabellos claros notó ése gesto y antes de que la castaña empezara a quejarse, actuó con precisión.

—¡Piensa rápido! —exclamó antes de, intencionadamente, dirigir sus manos hacia la frente de Wendy para propinarle un ligero golpe, dispuesta a molestarla aun más. No obstante, la castaña fue considerablemente unos segundos más rápida y tomó ambas manos de su amiga.

—Pensé rápido —Wendy contestaba satisfecha por su accionar veloz, Yeri rodó los ojos pero insistió en querer propinarle ese golpe, por lo que no tardó en hacer que ambas terminaran forcejeando.

Una tratando obstinadamente de golpear a su amiga mientras la otra luchaba contra esa insistencia con la intención de protegerse, sin poder evitarlo empezaron a reírse por la situación.

—Ya déjame —se quejaba Wendy aunque su voz detonaba tranquilidad.

—Sigue queriendo —Yeri se burlaba, la castaña hizo una mueca extraña que logró sacar una carcajada a la contraria, esto fue un pequeño descuido ya que hizo que perdiera un poco el equilibrio y tuviera que dejar ir una de las manos de Wendy.

La castaña queriendo aprovechar la distracción que había logrado en su oponente, trató de incorporarse para empujarla, el movimiento repentino desestabilizó aún más a Yeri pero la pequeña niña no parecía capaz de dejarse vencer. La mano que abandonó una de las manos de la castaña fue a parar a su hombro y su pierna, que se había alejado ligeramente de una de las caderas de Wendy, terminó acomodándose con rapidez en medio de las piernas contrarias.

—¡No! Estaba a nada de ganar —con frustración, Wendy volvió a caer sobre el colchón sin haber logrado una diferencia realmente. Yeri volvió a reír.

—No te lo iba a dejar tan fácil —se aventuró a responderle la de cabellos claros, sin pensarlo, saltó por la emoción del momento y esto al mismo tiempo hizo que quedara pensativa.

Su pelvis había rozado con uno de los muslos desnudos de Wendy ya que ella era la única que llevaba un short de jean, mientras ella misma solo tenía una calza. Era extraño, no lo había hecho a propósito y no podía ignorar la ligera sensación placentera que había sentido al hacer aquel movimiento, Yeri miró a Wendy con curiosidad, quería saber si ella también había notado aquélla sensación. Al ver a la castaña lo único que percibió en su rostro fue un gesto interrogante pero no la miraba a ella, no al menos hasta que notó el silencio de la otra niña. Sus miradas se cruzaron y Wendy se preguntó qué pasaría si le hiciera hacer el mismo movimiento otra vez.

As she pleases ; WenreneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora