I

1.8K 160 53
                                    


Desde hace tiempo Bakugo se encontraba distante y bastante serio, cosa que todos rápidamente notaron.

Estaban tan acostumbrados al ruidoso chico explosivo, que verlo tan callado era (hasta cierto punto) aterrador.

Era el fin de la primera mitad de clases, todos los alumnos se dividían en sus grupos de amigos para ir a los comedores.

—¡Bakugo, vamos al comedor!.—Invito alegre Kirishima.

—Hoy servirán Tantanmen.— Siguió Kaminari, intentando convencer al explosivo.

Bakugo se levanto, por un momento pensaron que recibirían uno de sus habituales gritos exigiendo que se largaran de su vista, pero no fue así.

—No tengo hambre, vayan ustedes.—Respondió dejando a todo su grupo de amigos bastante sorprendidos por aquella reacción.

El chico salio del salón dejando a los cuatro jóvenes aun estáticos en el salón, decidieron hacer caso a sus palabras y se dirigieron al comedor, cada uno tomo un plato de Tantanmen y se sentaron cerca de una de las ventanas.

—Mina, no tienes que comer eso.—Dijo Sero quien se preocupaba por su amiga, Mina no estaba acostumbrada a las comidas picantes por lo que seguramente le haría algo de daño.

—Esta bien, lo haré por Bakugo-Kun.—Respondió decidida mientras tomaba el tazón con comida y lo acercaba mas.

Los cuatro chicos habían decidido comer aquel picante platillo en honor a su líder, una idea estúpida sin duda alguna, desde lo lejos los demás grupitos presenciaban como la "Bakusquad" se destrozaba el estomago por puro gusto.

—No me parece que esos chicos sean muy listos.—Soltó Tsuyu al mirar la acción de los chicos.

—¡Y que lo digas!, yo jamas soportaría comer algo tan picante.— Dijo Uraraka mientras removía con los palillos su bento.

—¡En este momento iré a llamarles la atención!, ¡esos insolentes no tienen ni idea del daño que se están provocando!.—Sentencio Iida mientras se levantaba de su lugar.

—No lo hagas.—Ahora era Midoriya quien poseia la palabra, rapidamente Iida se freno al escuchar la peticion de su amigo.— Kacchan tiene suerte de tener amigos tan leales al fin.—Termino mientras dirigia una corta sonrisa a donde ese grupo se encontraba.

El tiempo de comer se termino y era hora de regresar a clases, todos abandonaron el comedor, el único que no lo hizo fue justamente el chico de cabello verde quien se tardo un poco mas separándose así de su grupo.

Ahora el iba caminando solo por el pasillo que daba a su salón. Sin embargo algo llamo poderosamente su atención, decidió ocultarse tras una pared para poder observar sigilosamente lo que pasaba.

En las escaleras se encontraba su amigo de la infancia, estaba guardando algo, después se levanto y camino a paso extremadamente lento como si cada uno de ellos doliera.

Una vez se sintió fuera del rango de visión del chico, Midoriya salio de su escondite, se preguntaba por que Bakugo actuaba así.

Finalmente las clases habían llegado a su final y eran libres el resto del día.

Como ya se había hecho costumbre Bakugo tomo sus cosas y se fue sin decir nada, era lo mismo cada día desde hace un mes, pero sin duda alguna esta vez había algo que realmente le daba mala espina al peliverde.

Baby, we love your fireworks.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora