Hit Me [STEREK]

Prólogo

2015~

Un golpe. Y otro golpe. Y otro más.

Estaba estirado en el suelo con los ojos cerrados y sin oponer resistencia.

El niño que estaba de pie a su lado, dándole infinitas patadas, paró de golpe. Lo siguiente que hizo fue tirarse sobre el frágil cuerpo del contrario para poder seguir pegándole, pero esta vez con los puños. Stiles aguantaba las lágrimas como podía, no tenía otra opción que estarse quieto y aguantar hasta que la tortura terminara.

—¡Eres un degenerado!

Estaban solos en el parque de arena del colegio y, hasta hacía unos minutos, eran los mejores amigos del mundo. Pero entonces una broma acabó sacando a relucir una verdad, como es habitual, y las cosas empezaron a ir mal.

—¿Alguna vez te has fijado en un chico? —había preguntado con el rostro serio, mirando a Stiles con fijeza.

El chico se encogió de hombros sin saber muy bien cómo responder a esa pregunta. ¿Acaso se le había notado tanto? Se había esforzado mucho por disimularlo.

—¿Significa eso que sí? ¿Te has fijado en mí en algún momento? —Garrett sonrió como si le hiciera gracia imaginárselo. Esa vez Stiles apartó la mirada y con eso quedó toco claro—. Es mentira, ¿verdad? Mi padre me ha dicho que eso no es bueno, que no es natural.

El pequeño Stiles sacudió la cabeza para deshacerse de esa conversación que no dejaba de reproducirse en su mente. Bueno o no, natural o no, no permitiría que lo humillaran de esa manera. Estaba muy enfadado y muy dolido. Lo que había estado callando meses por miedo había sido descubierto y la reacción no había sido con la que tantas noches había soñado. No había ningún campo de béisbol ni le había besado.

Le dio un empujón a Garrett, logrando apartárselo de encima. Sin perder más tiempo se puso en pie y levantó los brazos.

—¡Vamos, levántate, ahora sí que estoy listo para una pelea! —gritó impotente.

Nunca pensó que fuera a decir esas palabras. Era un niño despistado, hiperactivo, muy inteligente, pero, sobre todo, muy pacífico. No era capaz de matar ni siquiera a una hormiga cuando las veía recorrer su jardín, o pisar un caracol cuando salían tras un día de lluvia, ¿cómo se suponía que iba a pelearse con el chico al que quería?

Garrett se puso en pie hecho una furia y fue directo a él. Stiles dio varios pasos hacia atrás, dudando unos instantes, pero el contrario intentó golpearle y al esquivarlo, sus dudas desaparecieron y el enfado volvió a apoderarse de su cuerpo. Fue entonces, al lanzar su primer puñetazo, cuando se dio cuenta de que tenía un don.

El rubio cayó al suelo, donde yacía Stiles unos instantes atrás, y dejó de moverse.

—¡Venga, que te levantes! —volvió a gritar fuera de sí—. ¡Golpéame ahora si te atreves! ¡Vamos, cobarde!

No se había dado cuenta de que estaba llorando, de que tenía la respiración acelerada y de que tenía los pies clavados con fuerza en el suelo hasta que la voz del director lo sacó del trance.

—¡Stiles Stilinski! ¿Qué está sucediendo aquí?

Reparó entonces en que el chico seguía sin moverse del suelo desde que le había dado el puñetazo y un escalofrío lo atravesó. El director se apresuró a tomarle el pulso y suspiró aliviado cuando vio que Garrett seguía vivo.

—Está inconsciente. Te has librado de una buena, joven. Ve ahora mismo a la enfermería y después quiero que vengas a mi despacho. No te entretengas por el camino.