12. Mieczyslaw

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Derek abrió la puerta y dejó que Stiles entrara primero. El menor estaba algo inseguro. Era la segunda vez que entraba allí, y la primera no había reparado en nada de la estancia. Tampoco tuvo mucho tiempo en ese momento, porque enseguida Derek le agarró la mano y lo llevó hasta el salón.

—Siéntate en el sofá.

Derek se marchó y lo dejó allí solo, así que Stiles se dedicó a mirar.

El lugar estaba en un estado bastante lamentable. El suelo y las paredes parecían chamuscadas, pero todavía hacían la función que debían hacer. Por no haber, no había ni televisión, solo destacaba un mueble viejo y destrozado donde debería haber una apoyada y una mesita de centro junto al sofá en el que se sentó.

Stiles movió los pies hacia delante y hacia atrás mientras observaba la puerta por la que se había marchado Derek.

—Esto es para ti —dijo nada más volver, y le entregó una carta. El papel estaba oscurecido por los años pero, para sorpresa de Stiles, no tenía ni una sola arruga—. No quería dártelo hasta que aprendieras a controlarte, pero no puedes marcharte o, de lo contrario, harás daño a mucha gente y será muy difícil ayudarte.

—No lo entiendo.

—Solo lee lo que Claudia te escribió.

—¿Cuando dices Claudia estás hablando de...?

—De tu madre.

Las manos de Stiles empezaron a temblar y se apresuró a abrir el sobre. Cuando sacó la carta y vio la letra de su madre, las lágrimas empezaron a invadir su rostro.


Mieczyslaw:

Estoy escribiendo esta carta en uno de mis momentos buenos. Tú sabes que esos son los mejores y los únicos en los que tengo la capacidad de decir o hacer algo coherente. Es por eso que quería aprovecharlo, mientras te veo dormir con la boca abierta y abrazado a tu gatito de peluche, para contarte algo que no vas a leer ahora. Estoy escribiéndote a ti, al niño de siete años, aunque quizá debería hacerlo al mayor, al que debe estar pasando por momentos un poco difíciles de comprender, así que ahora voy a dirigirme a él.

Hijo, sé que habrán pasado tantos años desde que no estoy contigo, que probablemente me haya convertido en un simple recuerdo lejano, espero que bueno. Por favor, haya hecho lo que haya hecho, no me lo tengas en cuenta. Es en estos momentos en los que valoro la vida, en los que quiero ser más fuerte que nunca y cuidarte como te mereces. Pero sabes, aunque hayamos intentado escondértelo, que tengo mis momentos malos, en los que no soy yo misma.

Solo quiero que te quede claro que, pese a todo, te quiero más que a mi vida.

Después de decirte esto, voy a darte una explicación:

El hecho de que te encuentres en esta situación, con la carta de tu madre en las manos, quiere decir que ha aparecido el tumor, ¿verdad? Créeme cuando te digo que me siento realmente culpable por ello. ¿Has experimentado ya alguno de los síntomas? ¿Insomnio, alucinaciones, irritabilidad? Si es así, comprendo que estés enfadado conmigo, pero quédate a leer, por favor. Sé cómo ayudarte.

Empezaré por el principio. Supongo que ya habrás conocido a Talia Hale, ¿verdad?

Es la mejor persona que conozco, y si nunca te he hablado de ella es porque siempre te he querido mantener alejado de este mundo. Me salvó la vida cuando tenía diecisiete años, y desde entonces no se ha alejado de mí. Siempre me ha protegido, y ahora te está protegiendo a ti. Por favor, sé amable con ella, nunca podré agradecerle todo lo que hace por mí.

Los detalles... te los dirá ella una vez termines de leer esta carta.

Esta tarde he estado en su casa, en el bosque. Estoy segura de que te encantaría haber venido y haber jugado con Laura, Derek y Cora, los tres son muy divertidos y simpáticos, aunque un poco más mayores que tú.

He estado hablando con ella sobre mi enfermedad, porque hoy me he enterado de que es hereditario y no podía decírselo a tu padre. Sé que no es una buena idea, pero entiéndeme... Noah tiene que vivir pendiente de mí y cuidándonos a los dos. ¿Cómo se tomaría que, después de mí, sea posible que su único hijo tenga el mismo destino? No puedo permitir que tenga que afrontar algo como eso, y mucho menos que a ti te pase algo. Es por eso que he acudido a ella. Sé que crees que no hay solución y que todo acaba aquí, pero, Mieczyslaw, confía en mí.

PD: Antes he mencionado a los hijos de Talia... Nunca te han visto, pero les he hablado tanto de ti, que se mueren de ganas de conocerte. Espero que tengas la oportunidad de hacerlo. Pero quería hablarte un poquito de Derek.

No sé cómo habrá crecido y en quién se habrá convertido, pero ahora mismo es un niño muy sonriente y siempre viene corriendo a recibirme y a preguntarme por ti. Hoy estaba jugando en el suelo del salón mientras su madre y yo hablábamos, y se ha levantado y ha venido corriendo. Me ha puesto las manitas en las piernas, me ha mirado muy serio y me ha dicho que él tampoco dejará que te suceda nada y que hará cualquier cosa para protegerte. Dice que siempre estarás bien cuidado, ¿no es adorable? Espero que os llevéis muy bien.

Recuerda, hijo, aquí no acaba nada, aquí empieza todo.

Te quiere mucho, mamá.


Cuando terminó de leer la carta por segunda vez, Stiles miró a Derek, todavía entre lágrimas.

—¿Quién es Talia Hale? Aquí dice que debería haberla conocido.

—Ella era la encargada de entregarte esto, pero murió. Era mi madre. ¿Me dejas contarte la historia desde el principio?

Stiles asintió, temblando.

—Prométeme que vas a creerme esta vez.

—... Te lo prometo.

Hit Me [STEREK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora