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Por la mañana fue despertado con algo de brusquedad. Su padre había entrado escandalosamente y la médica le seguía por detrás.

—No puede estar diciéndome que esto está sucediendo por segunda vez.

—Es habitual que se herede.

—No me importa lo habitual. Mi hijo es lo único que me queda.

El aludido mantuvo los ojos cerrados porque quería enterarse de lo que hablaban. La mujer suspiró.

—Me encantaría poder decirle que se va a poner bien. Pero ya sabe cómo es esta enfermedad. Siento decirle que, como le pasó a su mujer, Stiles irá a peor. Le aconsejo que le ingrese en una clínica antes de que se repita lo de anoche.

—Stiles no intentó suicidarse.

—Se arrojó por un puente alto. Todavía me estoy preguntando cómo es que salió ileso.

Noah Stilinski estaba dando vueltas de un lado a otro, sus zapatillas chirriaban por el suelo. Stiles abrió los ojos y se incorporó por fin, algo aturdido.

—¿Qué pasa?

—Después de ver síntomas como las alucinaciones o la irritabilidad, hemos revisado con algo más de detalle tu historial y las pruebas que te hicimos al llegar. En ellas hemos encontrado el mismo tumor que tuvo tu madre.

La sangre se le congeló. ¿Cómo que un tumor? Habría notado algo si lo tuviera, ¿no? ¿Y de qué síntomas hablaba? Él no había tenido alucinaciones y la irritabilidad era normal si nadie quería confiar en sus palabras.

La mujer se giró hacia Noah y le tendió una serie de folletos. Stiles pensó que era como si estuvieran planeando un viaje y no supieran dónde ir, en vez de estar hablando sobre un manicomio. Le dijo de nuevo que era lo mejor y que, en cualquier lugar que escogiera, le atenderían los mejores psiquiatras.

Todo era surrealista para el joven, que hacía nada estaba boxeando como cualquier otro día normal, y, en cambio, ahora se encontraba sin saber qué sería de su futuro.

Por la tarde pudo irse a casa, y lo primero que hizo fue ir a tumbarse a la cama para descansar, porque la espalda le dolía horrores. Su padre no tardó en subir para hablar de lo sucedido.

—Stiles, ¿te encuentras bien?

—No estoy loco, papá. No he tenido ninguna crisis como las que tenía mamá.

Hablar del tema de su madre todavía era difícil para ambos, pero era necesario.

—Hijo... Ayer tuviste dos.

—No fueron crisis. Un hombre me mordió. Por la noche salí y él aulló...

—¿Te estás dando cuenta de los disparates que estás soltando?

—... y fue él quien me tiró por el puente. Espera, ¿tú tampoco me crees?

Noah suspiró con tristeza.

—Te prometo que es lo que más quiero en el mundo, pero debo ser realista. Tienes el mismo tumor que Claudia, y no voy a cometer los mismos errores que cometí con ella. Duerme y mañana miraremos las clínicas que nos han recomendado.

—¿Vas a meterme en un manicomio?

—Es lo mejor.

—¿Y el boxeo? ¿Y Scott? ¿Y mi vida?

—Tendrás que dejarlo, pero a Scott podrás seguir viéndolo, como a mí.

Stiles se incorporó en la cama en cuanto escuchó las palabras de su padre.

—No voy a dejar el boxeo. Dame una última oportunidad, si tengo una sola crisis más yo mismo miraré las clínicas.

Noah echó una mirada indecisa a su hijo, pero terminó aceptando.

—A la próxima.

Hit Me [STEREK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora