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Derek lo ayudó a regresar a casa después de que se tranquilizara. Era muy tarde, así que Stiles se durmió en seguida.

Y al día siguiente pensó que todo había sido un sueño.

Pasó la mañana en la universidad, pero con la cabeza todavía en ese beso. Solo podía pensar en eso, porque al hecho de que Derek dijera conocerle no le daba demasiada importancia. ¿Quién se las daría a las palabras de alguien que solo existe porque su imaginación quiere?

—¿Estás bien? —preguntó Liam.

Stiles giró la cabeza hacia él, asintió y dirigió la mirada al profesor y a la explicación de la que no se estaba enterando.

Tenía pensado ir a ver a Scott cuando acabara la universidad, así que cuando llegó el momento lo llamó por teléfono para avisarle de que se pasaría a comer a su casa, y todavía no había llegado cuando vio a alguien que hizo que su corazón diera un vuelco.

—Hey, Stiles. Hacía mucho que no nos veíamos.

El aludido se quedó en silencio, mirando los ojos de Garret con un odio profundo. No es que se hubiera dedicado su vida entera a pensar en él, pero podría decirse que era la primera causa de que se hubiera martirizado tanto desde que era un niño.

—¿No me vas a responder? Vamos, no me digas que aún me guardas rencor por lo que pasó. Fue hace mucho tiempo.

«A veces las heridas no se curan en mucho tiempo», estuvo a punto de decirle. Siguió andando sin molestarse en contestar.

—Me dejaste inconsciente. Estamos en paz.

Stiles se paró en seco y se volteó.

—¿En paz? ¿Has dicho que estamos en paz? No me intentes enfadar de nuevo porque si aquella vez te dejé inconsciente estando asustado, esta vez no quieres saber qué pasará.

Cuando retomó su camino hacia la casa de Scott, Garret lo alcanzó.

—He escuchado que eres el mejor boxeador de Beacon Hills.

El chico continuó en silencio, tratando de ignorarlo todo lo posible. No era un buen momento para cabrearse.

—Estuve en el combate en el que te hirieron hace unas semanas. Para todos los golpes que recibiste, pareces estar muy bien.

—Me curo rápido.

Caminaron un rato más en completo silencio. Stiles no quería preguntarle por qué estaba todavía con él porque lo último que quería era ser el iniciador de la conversación. Llegaron a la calle de Scott y Stiles empezó a tranquilizarse. Ahora solo tendría que decirle que se tenía que ir y marcharse sin despedirse.

—Bueno... Yo me quedo aquí.

—¿Ya no vives en tu antigua casa?

—Sí, pero esta es la casa de mi mejor amigo.

Garret se quedó unos segundos pensativo.

—Está bien, pero antes de que te vayas yo... tengo una pregunta.

—No me interesa.

Stiles estaba a punto de abrir la verja para entrar en el jardín de Scott cuando la mano de Garret agarrando su muñeca lo frenó. Le dio un escalofrío y la rabia recorrió todo su interior. Se soltó sin ningún cuidado.

—¿Siguen...? ¿Te siguen gustando los chicos?

Stiles se sujetó con fuerza a la verja para no perder el control y golpearle.

—¿Por qué?

Garret sonrió de medio lado, lo que hizo que el vello de Stiles se crispara.

—¿No aprendiste cuando te pegué?

—¿Quieres tú aprender cuándo es un buen momento para callarte?

—Hablas mucho, pero ni te has acercado.

—Porque si lo hago, no lo contarás.

—Se te ha subido la fama a la cabeza, Stilinski. ¿Alguien sabe que te van los tíos? —Se cruzó de brazos y negó con la cabeza—. ¿No sería una pena que alguien lo contara? ¿Crees que te harían dejar el boxeo?

Stiles nunca se había parado a pensar en eso. Dudaba de que no fueran a permitirle volver a subir a un ring o continuar con sus entrenamientos, pero no quería verse rodeado de rumores. No quería que nadie se enterara. Para él eso estaba mal, y debía seguir guardándoselo para sí mismo.

—¿Me estas amenazando?

—Es posible.

Stiles soltó la verja y se aproximó a Garret.

—Solo un tonto comete un error como este dos veces. ¿No tuviste suficiente la primera vez?

—¿Fui la primera persona de la que te enamoraste? —preguntó Garret, que continuaba tratando de molestar a Stiles.

Probablemente estuviera así de tranquilo porque no pensaba que fuera a ser capaz de atacarle, pero él solo había conocido al pequeño Stiles.

Y demostró que ya casi no quedaba nada de aquel niño debilucho cuando se lanzó contra él.

Hit Me [STEREK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora