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Stiles corría y corría y corría. Tenía los puños cerrados con fuerza y las manos le dolían horrores, pero no dedicó ni un segundo a pensar en ello. Tenía la mente en blanco, solo corría.

Algo le decía que eso era todo lo que debía hacer. Correr y alejarse.

Solo paró cuando empezó a sentir su cara mojada. Elevó la vista, todavía respirando con dificultad, y se dio cuenta de que había oscurecido y estaba lloviendo. Además, no sabía dónde estaba, lo único que sí sabía era que se había adentrado en el bosque y que no había ningún lugar donde pudiera resguardarse.

—Esto tiene que ser una maldita pesadilla.

Caminó durante un buen rato hasta que sus piernas comenzaron a temblar de puro agotamiento. ¿Cuántas horas llevaba corriendo sin ninguna dirección?

Se sentó bajo el árbol más grande que encontró, esperando no mojarse más, aunque ya daba igual, iba a coger un resfriado de todas formas.

Se apretó las piernas contra el pecho, apoyó la cabeza en el tronco y cerró los ojos.

—Llevo dos horas buscándote.

Stiles ni siquiera se inmutó, había escuchado las pisadas de Derek.

—Vete.

—¿Qué ha pasado?

—Me he perdido. Estoy descansando.

—Me refiero... ¿por qué has corrido así? Parecías... asustado...

Stiles abrió los ojos y miró fijamente al contrario.

—¿Cómo quieres que esté? —espetó. Se puso de pie y se acercó lo suficiente como para darle un empujón—. Respóndeme. ¿Cómo quieres que esté, eh? Estoy imaginándome cosas, creando otra vida aparte. Me voy a morir y ni siquiera puedo boxear tranquilo. Esta mierda me ha jodido una de las únicas razones que tengo de vivir. Claro que estoy asustado. ¿Pretendes que esté dando saltitos por el bosque y recogiendo flores? Lárgate de una vez, maldita alucinación.

—Mieczyslaw, no soy una alucinación.

—Solo una alucinación me llamaría por mi nombre real. Ni siquiera... ni siquiera sabes cómo me llama todo el mundo. No puedo creerte.

—Te lo explicaré.

—Estoy perdiendo la cabeza.

—Es completamente normal. Todavía tienes que aprender cómo controlar a tu lobo.

Stiles volvió a empujar a Derek, pero antes de que pudiera repetir el gesto, el hombre lo cogió por los hombros y lo hizo retroceder hasta que lo tuvo contra el tronco del árbol.

—Apártate. Soy más fuerte que tú.

Derek sonrió.

—En serio. No sabes lo fuerte que soy.

—Tu corazón va un poco deprisa, Mieczy.

—No te inventes apodos, no eres gracioso.

Stiles lo pilló algo desprevenido, así que lo apartó y se alejó unos pasos.

—Vamos a ver una cosa —dijo entonces. Ambos se giraron para mirarse—. Probablemente esto sea solo un sueño. Seguro que me he desmayado después de correr tanto. Tiene sentido, he pasado por mucho estrés estos días y mi mente está cansada.

Derek se apoyó contra el árbol y se cruzó de brazos.

—Esto no es...

—Que te calles.

El mayor estaba sorprendido de que su cuerpo no le pidiera ir contra él. Nadie le hablaba así. Era un alfa y había heredado de su madre la posibilidad de convertirse en lobo cuando le viniera en gana. ¿No era esa razón suficiente para temerle? Al menos lo era para la mayor parte de las personas. Sin embargo, Stiles parecía completamente ajeno, y de alguna forma, eso le parecía increíblemente adorable.

—¿Entonces yo aparezco en tu sueño?

—Cierra la boca —repitió. Estaba demasiado concentrado pidiéndole a su cuerpo despertar—. Tú solo aparecerías en una pesadilla.

—¿Entonces por qué se te acelera el pulso cuando estoy cerca?

—Porque solo en una pesadilla me permitiría sacar lo peor de mí.

Derek no entendió lo que quería decirle, así que abrió la boca para preguntar, pero no hizo falta.

—Sabes, llevo mucho tiempo escondiendo cosas, castigándome y encerrándome en mí mismo porque sé que hay cosas en mí que no están bien. Sé que hay mucho que debo cambiar. No vas a entenderlo, pero estoy harto de todo. ¿Sabes por qué empecé con el boxeo? Le reventé la cara al chico que me gustaba.

El hombre lo miraba fijamente cuando los ojos de Stiles comenzaron a brillar. Estaba a punto de ponerse a llorar y Derek no sabía qué hacer para ayudarlo.

—Le pegué porque me pegó. Me había llamado degenerado y, aunque tenía toda la razón del mundo, no iba a dejar que nadie me humillara. Nunca. De esta forma, boxeando, me libero de toda esa rabia que he ido acumulando desde que era pequeño, y además tengo las herramientas necesarias para herir a quien me dé la gana. He entrenado mucho para esto.

Stiles estaba tan seguro de estar soñando, de estar desmayado en el suelo, que aprovechó la única oportunidad que iba a tener de confesar sus secretos. Nunca le había dicho nada a Scott, ni había vuelto a hablar con su padre del tema. Nadie de la universidad sabía nada.

Pero Stiles se lo estaba contando a una alucinación.

—Que te gusten los chicos no te hace un degenerado. Nadie... —Derek apartó la mirada— nadie elige esas cosas.

El menor estaba mirando a Derek como si sus pensamientos fueran a mil. Seguía lloviendo y él seguía empapado, pero no le importó el frío cuando se acercó a Derek con decisión.

—En las pesadillas, en las que sacan lo peor de mí, puedo ser yo mismo. Odio las pesadillas, pero odio más la vida.

—Mieczyslaw...

—Si fueras real, si todo esto fuera real, hay algo que nunca haría y que voy a hacer ahora.

Colocó las manos en los hombros de Derek y estampó sus labios contra los del contrario sin dejarle tiempo para reaccionar. Se apretó contra él y subió una mano hasta su rostro, pidiéndole que le besara también; sin embargo, Derek lo apartó con cuidado.

—Mieczyslaw.

Stiles se echó a llorar en ese momento.

—¿Por qué nunca lo harías?

El menor casi no podía hablar. El rojo de sus mejillas le llegaba ahora hasta las orejas y tenía el rostro agachada por la vergüenza. Su propia cabeza lo había rechazado. Ni siquiera podía permitirse ser él mismo cuando se encontraba solo.

—¿Por qué nunca lo harías? —insistió—. Respóndeme.

—No es natural.

Derek le levantó la cabeza y Stiles cerró los ojos para no verlo.

—Mírame.

Finalmente obedeció. Era triste estar dejándole ver cómo se derrumbaban sus muros después de haber logrado construirlos con tantos años de esfuerzo.

—A mí nadie me dice si soy o no natural. No me importa que me beses, lo he estado esperando todos estos años, pero no quiero que lo hagas pensando que solo estás soñando.

—¿Qué quieres decir con «estos años»?

—Te lo mostraré en otro momento. Ahora ven aquí.

Derek le rodeó los pequeños hombros con un brazo y lo atrajo contra su pecho.

Hit Me [STEREK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora