Capítulo 5

577 20 0
                                    

Camila


Elah Donovan es mi heroína, es la persona que deseo ser cuando tenga su edad.

Esa mujer vive su vida como si no hubiera algún mañana, no tiene miedo de enamorarse o equivocarse y su personalidad es simplemente maravillosa.

Me alegre tanto cuando supe que estaba en la casa, no recordaba muy bien su aspecto, pero ¡madre mía!

Esta mujer me hace sentir que soy horrible.


Así que no pongo peros cuando me dice el plan para que Mackenzie vea a Erick.

La casa está tan tranquila que me asusto, fue una sorpresa que los señores Wells se fueran de viaje, ya que nunca lo hacían. Y sé que está mal alegrarse por eso pero no me importa.


— ¿Estará en estado vegetal? — le pregunto a Elah cuando vemos a una Mackenzie dormida.

Me recuerda a Merida la princesa de Disney pero más arreglada.

— No lo creo, solo debe estar cansada.

— Yo puedo resolver eso — digo emocionada, bajo rápidamente a la cocina y lleno un vaso de agua. Cuando vuelvo a la habitación le echo el agua en el rostro y pongo mi mejor sonrisa de lo siento.

— ¡Que les pasa! — grita molesta y mojada.

— Son las 1:30 am, debes arreglarte para tu cita de medianoche.

— ¿Ah? — nos mira sin entender nada.

— Me contaron sobre el chico guapo que te invito a salir y te he comprado esto — me declaro culpable por contarle a Elah todo eso, aunque fue por una buena causa — por eso estuve todo el día afuera, debería encontrar algo hermoso para ti.

— No me pondré eso porque no iré, mi madre fue muy clara con sus órdenes, nada de hacer lo que me dé la gana — dice molesta.

— Pues es una lástima porque si saldrás con ese chico, porque soy la madre de tu madre y tengo más autoridad que ella.

— Pensé que la harías caso.

— ¿Yo?, mi hija es una aburrida y tú debes vivir tu vida, así que vamos, no tienes casi tiempo y hay que vestirse.

— No me pondré ese vestido, quiero ir con mi vestimenta de siempre.

— ¡Que!, vas hacer que me dé un infarto capullito, debes impresionar a ese chico, debe ser tuyo.

— Abuela esto no es una cita, solo somos amigos.

— Eso decía yo del jardinero y tuvimos una velada muy romántica, ¿yo te mande la postal de Australia cierto?

— Si Elah, ¿Cuánto duro ese matrimonio?

— 12 horas, nos separamos porque debía regresar a Irlanda, yo lo amaba — al escuchar lo que dice Elah solo puedo reírme.

No me puedo imaginar alguien tan alegre ser madre una persona como Marian Wells.

— Elah el chico tenía 22 y tú 58.

Mi ídola.

— Era amor de verdad, pero no estamos hablando de mi si no de ti, sal con ese chico y ve que tal te va.

— No lo sé, William esta como un perro vigilándome siempre.

— Eso está más que resuelto — cuando Elah sonríe maliciosamente, solo me rio.

Un Inesperado Amor Libro 1.5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora